Paciente desarrolló babesiosis severa con shock cardiogénico secundario a miocardiopatía de Takotsubo tras picadura de garrapata en el noreste de Estados Unidos.
Una paciente de 74 años con antecedentes de asma y arteritis de células gigantes acudió a urgencias con un cuadro de fiebre (39.4°C), escalofríos, fatiga, disnea de esfuerzo y tos improductiva de una semana de evolución.
Refería antecedente de picadura de garrapata dos semanas antes durante vacaciones en el noreste de Estados Unidos, sin desarrollo posterior de eritema migratorio.
Al ingreso presentaba signos vitales alterados con taquicardia (124 lpm), hipertensión (151/67 mmHg), taquipnea (22 rpm) y saturación de oxígeno del 94% al aire ambiente. La exploración física reveló rhonchi bilaterales difusos, sin lesiones cutáneas ni adenopatías.
La babesiosis es una enfermedad parasitaria causada por el parásito Babesia, que infecta los glóbulos rojos y se transmite por la picadura de garrapata.
Los estudios iniciales mostraron leucocitosis (16.5 K/µL) con desviación izquierda, transaminasas elevadas (ALT: 70 U/L, AST: 84 U/L) y bilirrubina total aumentada (1.3 mg/dL). Las pruebas iniciales para enfermedades transmitidas por garrapatas, incluyendo frotis periféricos para Ehrlichia, Anaplasma y Babesia, así como anticuerpos para Lyme, resultaron negativas.
Ante la sospecha clínica persistente, se inició tratamiento empírico con doxiciclina. Sin embargo, la paciente continuó deteriorándose con fiebres persistentes, anemia progresiva y trombocitopenia. La repetición de frotis sanguíneos gruesos y delgados reveló finalmente una parasitemia por Babesia del 4.5%, confirmando el diagnóstico de babesiosis severa.
El desarrollo de anemia hemolítica severa (hemoglobina descendió a 8 g/dL) con niveles elevados de LDH (658 U/L) requirió transfusión de intercambio además del tratamiento antimicrobiano con atovaquona y azitromicina. Durante el procedimiento, la paciente desarrolló deterioro respiratorio agudo con desaturación severa y signos de insuficiencia cardíaca.
La ecocardiografía reveló una fracción de eyección ventricular izquierda severamente deprimida (15-20%) con hipoquinesis global, compatible con miocardiopatía de Takotsubo. El péptido natriurético tipo B estaba marcadamente elevado (15,716 ng/mL), y las radiografías torácicas mostraron cardiomegalia con edema pulmonar bilateral.
La progresión a shock cardiogénico refractario requirió intubación, ventilación mecánica, soporte vasopresor con norepinefrina y apoyo inotrópico con dobutamina. Afortunadamente, la parasitemia respondió favorablemente al tratamiento, logrando eliminación completa en cinco días.
La terapia antimicrobiana se continuó por 14 días adicionales. La ecocardiografía de seguimiento demostró normalización completa de la fracción de eyección, confirmando la naturaleza reversible de la miocardiopatía inducida por estrés.
La evaluación retrospectiva reveló cirrosis no diagnosticada previamente, lo que pudo haber contribuido a la severidad del cuadro clínico.
Este caso ilustra varios aspectos cruciales de la babesiosis severa, según los investigadores, Marie Yung-Chen Wu et al., primero, la dificultad diagnóstica inicial con frotis negativos tempranos, probablemente debido a baja parasitemia inicial y variabilidad técnica. La literatura apoya la repetición de frotis cada 12-24 horas o el uso de PCR específica cuando persiste alta sospecha clínica.
Por otro lado, la miocardiopatía de Takotsubo como complicación de babesiosis es extremadamente rara, con solo dos casos previos documentados en la literatura médica. Aunque la babesiosis severa puede causar edema pulmonar, síndrome de distrés respiratorio agudo e insuficiencia cardíaca congestiva, la presentación como miocardiopatía inducida por estrés requiere mayor investigación para comprender su fisiopatología.
La babesiosis severa conlleva mortalidad significativa, con tasas reportadas entre 6.5% y 8.8% en pacientes hospitalizados. El tratamiento de primera línea incluye atovaquona más azitromicina, pero en casos severos con parasitemia alta, la transfusión de intercambio puede ser necesaria como terapia adjunta para reducir la carga parasitaria y mejorar los resultados clínicos.