La inflamación se concentraba en las articulaciones interfalángica proximal y distal.
Una mujer de 42 años acudió al servicio de urgencias con hinchazón y dolor del dedo meñique de la mano izquierda, desde hacía una semana. Según refería, no había tenido ningún traumatismo o infección previa al cuadro inflamatorio.
Sin embargo, la historia clínica de la paciente reveló que se trataba de un caso conocido de lupus eritematoso sistémico (LES) para el que estaba recibiendo micofenolato mofetilo y prednisona.
En la exploración, el dedo afectado de la paciente estaba caliente, eritematoso y con inflamación de los tejidos blandos. Los hallazgos eran más prominentes entre las articulaciones interfalángicas proximal y distal, sin afectar a la yema del dedo.
Tanto la radiografía simple como la resonancia magnética confirmaron los hallazgos de la exploración física, es decir, la inflamación de los tejidos blandos. Sin embargo, no se apreciaron anomalías óseas en los estudios de imagen.
La evaluación histopatológica de la muestra de la dermis profunda tras la tinción de Fite reveló numerosos bacilos acidorresistentes. En el cultivo tisular se detectó Mycobacterium tuberculosis.
Dado que la paciente estaba tomando fármacos inmunosupresores para su LES, se había sometido a una prueba cutánea rutinaria con derivados proteicos purificados (PPD), para la detección de la tuberculosis, antes de iniciar la terapia inmunosupresora; sin embargo, el resultado fue negativo.
Al indagar más, reveló que su marido había viajado recientemente a China y que, desde entonces, había tenido tos.
Cuando se evaluó su tos, se le diagnosticó tuberculosis pulmonar activa.
Este antecedente de contacto estrecho con un paciente tuberculoso hizo saltar las alarmas, por lo que se le empezó a administrar un régimen de cuatro fármacos antituberculosos durante un total de 9 meses. Los fármacos antituberculosos resolvieron sus síntomas por completo.
Los antecedentes de contacto estrecho, junto con el tratamiento inmunosupresor para el LES y la resolución de los síntomas con los fármacos antituberculosos, confirmaron que la paciente padecía una rara manifestación extrapulmonar de tuberculosis.
Los estudios que abordan la tuberculosis en pacientes con Lupus Eritematoso Sistémico (LES) son escasos y sus conclusiones son aún limitadas. Esta situación genera incertidumbre sobre la necesidad de llevar a cabo profilaxis antituberculosa en esta población, ya que aún no se ha establecido un protocolo claro debido a la falta de investigaciones concluyentes al respecto.
En la actualidad, las principales causas de mortalidad en pacientes con lupus son los trastornos cardiovasculares y las infecciones. El uso de esteroides y ciclofosfamida son dos factores de riesgo fundamentales en el desarrollo de infecciones.
El diagnóstico diferencial entre una infección y un brote lúpico a veces resulta difícil pero es crucial, ya que cualquier retraso en el tratamiento de estos procesos se asocia con un aumento de la mortalidad.
Acceda al caso completo aquí.
Fuente complementaria completa aquí.