El infarto muscular diabético es una complicación microvascular rara y frecuentemente subdiagnosticada que afecta principalmente a pacientes con diabetes mellitus de larga evolución y mal control metabólico.

Un hombre hispano de 52 años acudió con historia de un mes de evolución de eritema, dolor intenso e hinchazón del muslo derecho que le impedía trabajar como empleado de almacén.
El dolor era tan severo que requería asistencia máxima para caminar y ocasionalmente necesitaba silla de ruedas. Negó fiebre, trauma o uso de drogas intravenosas. Había consultado múltiples veces en servicios de emergencia sin mejoría con antibióticos orales prescritos para presunta celulitis.
Entre sus antecedentes médicos destacaban diabetes mellitus recién diagnosticada, hipertensión arterial y miocardiopatía isquémica. Al examen físico se encontró una masa dura, eritematosa y muy sensible de aproximadamente 18 × 10 centímetros en el muslo anterior derecho, con edema importante de la extremidad y linfadenopatía inguinal derecha dolorosa. Los pulsos distales estaban conservados.
Los estudios de laboratorio revelaron marcadores inflamatorios elevados con velocidad de sedimentación globular de 49 mm/h y proteína C reactiva de 7.98 mg/dL. La hemoglobina glucosilada fue de 10.3%, confirmando un control glucémico inadecuado.
La creatinina quinasa estaba elevada en 844 U/L y se documentó proteinuria significativa. Los hemocultivos fueron negativos y se descartaron polimiositis y dermatomiositis mediante pruebas específicas.
El ultrasonido Doppler venoso descartó trombosis venosa profunda. La resonancia magnética del fémur sin contraste fue fundamental para el diagnóstico, demostrando cambios inflamatorios bilaterales con agrandamiento desproporcionado y heterogeneidad difusa del músculo vasto medial derecho.
Se observaron áreas irregulares de hemorragia intramuscular, edema subcutáneo extenso, líquido libre interfascial y signos de miositis grave, hallazgos característicos del infarto muscular diabético.
Ante la sospecha clínica de infarto muscular diabético y considerando la ausencia de mejoría con antibióticos, se inició manejo conservador con analgesia, aspirina en dosis bajas, reposo en cama y seguimiento ambulatorio estrecho. Inicialmente se programó biopsia muscular en centro terciario, pero este procedimiento se retrasó por la pandemia de COVID-19.
Tres meses después del alta hospitalaria, el paciente presentó resolución completa de los síntomas. La masa del muslo derecho había disminuido significativamente de tamaño, el dolor había desaparecido por completo y recuperó su capacidad de deambulación independiente.
Gracias al reposo, el control glucémico mejorado y la excelente adherencia a la aspirina en dosis bajas, ya no fue necesario realizar la biopsia muscular.
De acuerdo con Roopam Jariwal et al., el infarto muscular diabético es una entidad rara que causa dolor y discapacidad significativos, típicamente en pacientes con diabetes de larga data y complicaciones microvasculares.
La presentación clínica característica incluye inicio abrupto de dolor en el músculo afectado acompañado de hinchazón local y desarrollo de una masa palpable dolorosa. El muslo es la ubicación más frecuente, siendo el cuádriceps el músculo más comúnmente comprometido, especialmente los músculos vasto lateral y vasto medial.
La resonancia magnética es la técnica diagnóstica más valiosa. Los hallazgos característicos incluyen aumento de la señal en las secuencias ponderadas en T2 y STIR en el área muscular afectada, reflejando el edema y los cambios inflamatorios. La biopsia muscular no se recomienda de rutina.
La patogénesis aún no está completamente aclarada, pero la hipótesis más aceptada sugiere enfermedad vascular secundaria a arteriosclerosis y microangiopatía diabética. Algunos autores han propuesto alteraciones en el sistema de coagulación-fibrinólisis como mecanismo fisiopatológico, respaldado por casos que asocian esta condición con síndrome antifosfolípido.
El tratamiento con aspirina en dosis bajas ha demostrado disminuir el tiempo medio de recuperación mediante sus efectos antiplaquetarios y antiinflamatorios. La aspirina bloquea la formación de tromboxano A2, un potente vasoconstrictor y agregador plaquetario, apoyando su utilidad para ralentizar las complicaciones microisquémicas asociadas a diabetes mellitus mal controlada.