La angiomatosis bacilar incidencia de esta condición sea de 1 en cada 1,000 personas con VIH.
Muchos han sido los logros celebrados por la ciencia debido al avance científico y clínico contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), pero así mismo, ha sido enfática advirtiendo que este virus, que ha logrado burlar los esfuerzos por crear una vacuna, puede ser letal si no es detectado y controlado a tiempo con tratamientos, tal cual lo demostró en la pandemia originada en Puerto Rico a principios del 1980.
Precisamente el poder de este virus sobre el humano fue demostrado una vez más en un paciente de 58 años de edad que acudió a la sala de emergencias del Manatí Medical Center (MMC) por dolor abdominal e inguinal derecho de 3 meses de evolución, explicó el Dr. Rafael del Valle, parte de la residencia de Medicina de Familia de la institución hospitalaria.
Dr. Rafael del Valle, parte de la residencia de Medicina de Familia de la institución hospitalaria.
“El dolor, el cual es constante con una severidad de 7 en 10, asociado a una sensación de llenado en el área inguinal derecha, diarreas acuosas no sanguinolentas, irradiación ocasional a ambas áreas inguinales, fiebre, diaforesis nocturna y una pérdida de peso de aproximadamente 13 libras durante un mes. Vale la pena mencionar que el paciente refirió no haber recibido alguna evaluación médica desde su niñez, historial médico pasado o algún tipo de inmunización.
Su historial social fue notable para tres meses de actividad sexual sin protección con una nueva pareja fémina, dos años de uso de drogas no intravenosas y 20 años de abuso de alcohol”, reveló.
“En la exploración física notamos taquicardia, fiebre, bajo peso y una apariencia sugestiva de pobre higiene y cuidado personal. Además, se observó malestar abdominal difuso a la palpación superficial y profunda y una marcada linfadenopatía -inflamación de los ganglios linfáticos- inguinal bilateral con mayor sensación de dolor en el lado derecho. La exploración genitourinaria fue positiva para una masa verrucosa en el glande del pene que prevenía la retracción del prepucio”, describió el doctor.
Los laboratorios realizados a este paciente reflejaron pancitopenia -descenso anormal de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas-, deficiencia de vitamina B12, y tricomonas por uroanálisis -parásito que produce infección por transmisión sexual-, y según fue avanzando la hospitalización, se reveló un diagnóstico positivo a VIH y candidiasis oral, añadió.
“Al momento de hacer el diagnóstico de VIH nuestro paciente se encontraba con un conteo de células CD-4 de 5 y una carga viral de 569,000 copias, colocándolo en un nivel de inmunocompromiso severo. El paciente comenzó a ser tratado con antibióticos de amplio espectro, antifungales y antirretrovirales con la idea de mejorar la condición. Estudios de imágenes confirman la presencia de linfadenopatía a niveles inguinales”, sostuvo.
“Los estudios citopatológicos demostraron la presencia de Bartonella Henselae y dan un diagnóstico de angiomatosis bacilar como causa de su linfadenopatía. Una vez estabilizado y mejorar su sintomatología el paciente es dado de alta y se le coordinó citas con clínica de VIH, Hematoncológica y Urología para su seguimiento. Desafortunadamente no poseemos información del progreso del paciente pues el último contacto con su familia refiere a que se mudó a USA.
Las bartonellas son bacterias gramnegativas, y las principales especies de Bartonella implicadas en nuestro medio en enfermedades humanas son B. henselae y B. quintana. Ambas mantienen similitudes genéticas y pueden ser transmitidas por vectores porque usan a los mamíferos como reservorios y producen cambios vasculoproliferativos en los pacientes inmunodeprimidos.
Mientras, la angiomatosis bacilar es una enfermedad bacteriana que afecta también a pacientes inmunodeprimidos y compromete cualquier tejido, especialmente la piel y se presenta como pápulas, nódulos o tumores angiomatosos.
“La angiomatosis bacilar es una enfermedad poco común y es causada tanto por los bacillos Bartonella Henselae como Bartonella Quintana y podemos encontrarla en paciente altamente inmunocomprometidos, principalmente aquellos afectados con VIH con un conteo de CD-4 de menos de 100. Dado el amplio uso de antirretrovirales hoy en día, la colocan con una incidencia de 1 en cada 1,000 personas con VIH. A pesar que históricamente el método de contacto se asocia al contacto con gatos, se sabe que en un porcentaje menor es encontrada en paciente con niveles socioeconómicos bajos y pobre higiene”, enfatizó el Dr. del Valle.
“El uso de antibióticos no los utilizaremos como prevención a Bartonella en pacientes con VIH, pero sí en pacientes donde las manifestaciones clínicas son altamente sugestivas de esta enfermedad. Mi mensaje principal es enfatizar el rol que tienen los médicos de familia en el manejo tanto clínico como biopsicosocial del paciente como ente desde su niñez. Además, que estemos listos para crear una relación médico-paciente que permita conversaciones sobre pruebas de cernimiento de enfermedades altamente transmisibles y tabuizadas en nuestra sociedad y poder prevenir complicaciones a tiempo”, concluyó.