El uso crónico de esta droga recreativa ha provocado que personas de apenas 19 años requieran cirugías complejas.

Beth tiene poco más de 20 años y su vida ha cambiado drásticamente. No puede caminar 50 metros sin necesidad urgente de ir al baño.
Su historia no es única: en Reino Unido, un número alarmante de jóvenes están desarrollando problemas severos de vejiga debido al consumo prolongado de ketamina, una droga que se ha popularizado en la escena recreativa británica.
Las cifras oficiales revelan una realidad preocupante. Desde 2016, el consumo de ketamina en Inglaterra y Gales se ha más que duplicado. Pero el dato más alarmante está en los jóvenes: en el grupo menor de 25 años, el problema se ha triplicado en el mismo período.
La consecuencia médica es devastadora. El uso crónico de ketamina destruye progresivamente el revestimiento de la vejiga, provocando que este órgano se encoja. Los síntomas incluyen necesidad frecuente de orinar (cada hora o incluso cada media hora), infecciones recurrentes, sangrado, obstrucciones e incontinencia.
El Hospital Southmead en Bristol atiende actualmente a unos 60 pacientes con "vejiga de ketamina", algunos de apenas 19 años. La doctora Carolina Ochoa, uróloga del centro, expresa su preocupación:
"Si ofrecemos una cirugía mayor a una persona de 21 años, la probabilidad de que sufra cualquier tipo de complicaciones después de esa cirugía en el resto de su vida es enorme".
Mohammed Belal, de la Asociación Británica de Cirujanos Urológicos, confirma la magnitud del problema: "Hemos visto una gran explosión de jóvenes que toman ketamina en todo el país. La ketamina destruye el revestimiento de la vejiga y eso puede tener consecuencias muy graves. Hemos notado muchos pacientes jóvenes con problemas graves de vejiga que no esperaríamos ver hasta que sean mucho mayores".
La ketamina, conocida como "Special K", es un anestésico utilizado legalmente en hospitales y veterinarias, pero su uso recreativo por sus efectos alucinógenos la ha convertido en una popular "droga de fiestas". Clasificada como sustancia de clase B en Reino Unido, es ilegal consumirla, portarla o venderla.
El problema radica en que la tolerancia se desarrolla rápidamente, obligando a los usuarios a consumir dosis cada vez mayores. Beth, quien probó la droga por primera vez en el aula de su escuela, la usaba como "refugio" ante traumas del pasado y trastorno de estrés postraumático.
El resultado: desarrolló un tumor benigno en la vejiga que tuvo que ser quemado quirúrgicamente. "Pude ver la droga flotando en mi orina durante un estudio en el hospital", relata.
Pagan, residente de Oxfordshire, logró superar una adicción de 12 años después de llegar a consumir más de 10 gramos diarios. "Quería morir, simplemente ya no quería estar viva", recuerda sobre su peor momento. Su adicción le costó la custodia de su hija, quien fue dada en adopción.
Tras ocho semanas hospitalizada por cirugía de vejiga, Pagan ingresó a rehabilitación por tercera vez en 2022. "Sentí que había tentado al destino demasiadas veces", explica. Hoy trabaja como voluntaria en Turning Point, organización benéfica contra las drogas y el alcohol, donde actúa como mentora.
Su mensaje es contundente: "No importa cuánto creas que hayas perdido en la vida, nunca es demasiado tarde para pedir ayuda".
Jasmine King, enfermera uróloga especialista en el Hospital Southmead, califica el aumento de casos como "muy preocupante" e insta a los afectados a buscar ayuda sin temor. "Una cosa de la que quiero que la gente sea consciente es que si vienen a vernos, no los estamos juzgando. Estamos aquí para apoyarlos y ayudarlos con sus problemas. Sólo queremos ayudar".
Los departamentos de urología en varios hospitales británicos han creado clínicas especializadas para atender esta creciente demanda. El doctor Belal está elaborando un documento guía para ayudar a otros profesionales de la salud a detectar los signos tempranos de la "vejiga de ketamina".
El gobierno británico ha declarado su compromiso para ofrecer apoyo y abordar el suministro de drogas ilegales, mientras los expertos médicos continúan alertando sobre una crisis que afecta cada vez más a la población joven del país.