Experto revela los desafíos y avances en el tratamiento de accidentes cerebrovasculares en la isla, donde cada 45 segundos ocurre un caso en Estados Unidos y Puerto Rico enfrenta vacíos de información desde el huracán María.
Cada 45 segundos, una persona en Estados Unidos sufre un accidente cerebrovascular. En Puerto Rico, esta emergencia médica, enfrenta un desafío adicional: la falta de un sistema estandarizado de atención que garantice que cada paciente, sin importar dónde se encuentre en la isla, reciba el tratamiento adecuado en el momento crítico.
En una entrevista exclusiva con la Revista Médica de Salud Pública, el Dr. Wilfredo Gutiérrez Cotto, presidente del Colegio de Emergenciólogos de Puerto Rico y profesor del Departamento de Medicina de Emergencia del Recinto de Ciencias Médicas, alertó sobre la urgencia de mejorar el sistema de atención para pacientes con accidentes cerebrovasculares (ACV) en la isla.
Los números son contundentes: los accidentes cerebrovasculares representan la quinta causa de muerte a nivel mundial. El Dr. Gutiérrez destacó que la situación en Puerto Rico es particularmente preocupante tras la pérdida de datos críticos.
"Hubo un momento en nuestra historia, los años recientes, para allá para el 2013 o 2015, más o menos, que tuvimos un registro de accidentes cerebrovasculares muy robustos. Luego del huracán María eso básicamente se detuvo por completo y perdimos mucha de la información que estábamos recopilando", explicó el especialista.
El evento, programado para el próximo sábado, tiene como objetivo principal protocolarizar la atención de pacientes con síntomas de ACV en toda la isla. El summit incluirá conferencias dirigidas a médicos, personal de enfermería y servicios prehospitalarios.
"Lo que estamos buscando es asegurarnos de que todos tengamos las herramientas adecuadas para poder identificar el stroke de manera temprana y dentro de la ventana de tiempo adecuada", señaló el Dr. Gutiérrez, enfatizando la importancia de dirigir al paciente hacia las intervenciones pertinentes como trombolisis o trombectomía.
En 2023, Puerto Rico aprobó la Ley 121, que establece la necesidad de crear un registro de accidentes cerebrovasculares y protocolizar tanto el transporte como el cuidado del paciente. Sin embargo, su implementación aún está en etapas tempranas.
"La ley se pasó hace apenas dos años, ya se formalizó la coalición de stroke y todo este proceso está todavía en pañales", admitió el presidente del Colegio de Emergenciólogos. "Lo que estamos buscando con el summit es no esperar a que tengamos todos los señalamientos de todo lo que estamos haciendo de manera incorrecta ya tarde y en nuestras caras".
El Dr. Gutiérrez subrayó que el tiempo es crucial en casos de accidente cerebrovascular, debido a que el cerebro pierde millones de neuronas cada minuto sin tratamiento, lo que se traduce en mayor daño cerebral, secuelas permanentes o incluso la muerte.
Por esto mismo, la regla de oro es actuar rápidamente, reconociendo síntomas con el método FAST (Cara, Brazos, Habla, Tiempo) y acudiendo a un hospital especializado, ya que tratamientos como la trombolisis son más efectivos en las primeras 4.5 horas para restaurar el flujo sanguíneo y minimizar el impacto.
Sumado a eso, el adiestramiento del personal de servicios prehospitalarios es fundamental para garantizar que los pacientes sean transportados a las facilidades adecuadas.
"Estamos buscando identificar dónde están las brechas, tanto en conocimiento como adiestramiento de los profesionales, y qué podemos hacer para cerrar esas brechas y asegurar que proveamos el cuidado adecuado para nuestros pacientes", explicó.
El Stroke Summit 2025 contará con la participación de la coalición de Stroke de Puerto Rico, neurólogos destacados como el Dr. Vicente y el Dr. Novo, y personal de enfermería especializado en la acreditación de centros comprensivos de stroke.
"Esperamos que sea el primer año de muchos por venir y que podamos continuar proveyendo las herramientas, los recursos mediante conferencias y eventualmente talleres", expresó el Dr. Gutiérrez con optimismo.
El objetivo final es claro: garantizar que cualquier paciente en Puerto Rico, sin importar en qué parte de la isla se encuentre, pueda recibir atención de calidad para accidentes cerebrovasculares y ser transferido a instituciones con los recursos necesarios para asegurar el mejor desenlace posible.
