El uso indebido de identidades médicas y la facturación excesiva de servicios no prestados, abre la puerta a mercados ilegales de medicamentos y a interrupciones en tratamientos críticos.
En medio de crecientes desafíos en el sistema de salud, el fraude institucionalizado es una amenaza persistente que aumenta las desigualdades existentes. Su impacto recae con mayor peso sobre quienes menos tienen, revelando fallas estructurales que van más allá de las cifras y comprometen el acceso justo a los servicios médicos.
Así lo plantea el Dr. Melvin Rosario, durante el evento "De la infancia a la adultez, una condición que nos acompaña". Este evento tuvo lugar en San Patricio Plaza, celebrado como parte de la campaña de la Alianza de Apoyo al Paciente con Dermatitis Atópica.
"¿Sabías que tanto los niños como los adultos mayores son blancos frecuentes de fraude en la salud? Les anticipo, es más que eso, es más que un blanco frecuente".
La pregunta inicial que formuló el experto abre la puerta a un análisis sobre cómo estas fallas sistémicas y la corrupción organizada están impactando en general, a la salud pública.
Como expuso el Dr. Rosario, los niños con necesidades especiales se han convertido en víctimas propiciatorias de un sistema que debería protegerlos. "Los dos fraudes más grandes que ha tenido el Departamento de Salud en su historia han ido dirigidos a fondos para menores con discapacidad".
Uno de los engaños más comunes es el overbilling: "Yo facturo al plan médico o a la entidad que sea 100 terapias y solamente di 20 o 30". El resultado es: niños que pierden terapias esenciales porque alguien desvió los recursos.
Para ellos, el fraude puede ser diferente. "El robo de identidad médica para acceso a medicamentos controlados... Tengo acceso a medicamentos controlados, no los necesito, pero los vendo en el bajo mundo".
Este fenómeno tiene ramificaciones profundas:
- Mercado negro de medicamentos: Desde analgésicos opioides hasta tratamientos para diabetes o hipertensión terminan en circuitos ilegales
- Estafas personalizadas: Falsos programas de evaluación geriátrica que extraen información confidencial para luego vaciar cuentas o secuestrar identidades
- Consecuencias mortales: Adultos mayores que ven interrumpidos sus tratamientos crónicos por falta de medicamentos genuinos
El doctor Rosario afirmó "Cuando se trata de servicios médicos dirigidos, ya pagados para personas que lo requieren y no les llegan, a mí me parece que ese delito toma una categoría mayor dentro de nuestra sociedad".
Según los datos dichos por el experto: "El año pasado, en Estados Unidos, hubo 324 acusados que hurtaron en servicios médicos 14.000 millones de dólares". Pero detrás de cada cifra hay:
- Familias que deben elegir entre comida o medicamentos
- Pacientes cuyas condiciones empeoran por falta de atención oportuna
- Comunidades enteras que pierden confianza en el sistema de salud
Frente a este panorama, el doctor Rosario propone un esquema de protección con capas sucesivas:
Para la ciudadanía: Adoptar el hábito de "Revisar las facturas médicas... Preguntar por el procedimiento que se va a facturar"
Fomentar diálogo familiar: "Papá, ¿qué fue lo que te hicieron? Mami, ¿qué es lo que vas a hacer hoy? ¿De qué es el laboratorio?"
Para las instituciones: Implementar tecnologías biométricas para verificación de identidad y establecer auditorías cruzadas y aleatorias.
A modo de cierre, el catedrático nos invita a una reflexión con la siguiente pregunta: "¿Qué más violento que no llegue un servicio a una persona que lo necesita y que el gobierno destinó los fondos para atender ese servicio?".
Afirma que la solución requiere: Transparencia radical en la gestión de recursos, educación continua para pacientes y familias y cooperación intersectorial entre gobierno, aseguradoras y proveedores.