Fusionando la ciencia y la fé Iván Lladó reflexiona sobre la Encarnación y todos los misterios relacionados con la navidad.
En una entrevista exclusiva con la revista Medicina y Salud Pública, Iván Lladó, cardiólogo y diácono comparte su perspectiva sobre el misterio de la Encarnación, la Navidad y su impacto tanto en la salud espiritual como física.
En esta reflexión, Lladó combina su conocimiento científico con su fe, ofreciendo una visión única de la Navidad como una celebración que invita a la reconciliación, la paz y la esperanza.
La Navidad es una época llena de misterio, tradición y esperanza. Para muchos, es el tiempo de celebrar el nacimiento de Jesús, un evento profundamente ligado a la fe cristiana. Pero para Lladó, el evento de la encarnación también es un fenómeno que se puede mirar desde la perspectiva de la medicina.
La Encarnación: El misterio divino de un ser humano en formación
Durante la entrevista, el doctor Iván Lladó compartió sus reflexiones sobre el proceso de la encarnación, comenzando con una visión científica del desarrollo humano. "Lo importante es la parte anatómica y fisiológica.
Desde el momento en que el espermatozoide fecunda el óvulo, comienza a formarse una nueva vida", explicó Lladó. "Y es fascinante cómo, desde ese mismo momento, se inicia la organogénesis, el proceso en que se van formando los órganos vitales del cuerpo."
Lladó destacó un punto clave en la biología del embarazo: la importancia del latido del corazón, que puede escucharse entre las 16 y 20 semanas de gestación. "Cuando escuchamos ese latido, sabemos que ese bebé tiene una alta probabilidad de llegar a término, de sobrevivir, lo que lo convierte en un ser viable desde ese momento".
Para él, este proceso biológico se convierte en una metáfora del misterio de la encarnación, cuando la Virgen María, por medio del Espíritu Santo, concibió al Niño Jesús.
"Este es un misterio de nuestra fe. No podemos explicarlo desde la ciencia, pero lo vivimos con el corazón", afirmó el cardiólogo, quien enfatizó que la ciencia no está reñida con la espiritualidad, sino que puede complementar y enriquecer nuestra comprensión de lo divino.
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Un amor que comienza desde el vientre materno: el desarrollo espiritual y físico
Lladó también subrayó la importancia del amor maternal desde el primer momento del embarazo, una conexión que, según él, tiene un impacto profundo en el desarrollo emocional y físico del bebé.
"El bebé empieza a percibir el amor de su madre desde la concepción. En el vientre materno, el niño ya recibe nutrientes, protección y, sobre todo, amor", explicó. "Este vínculo afectivo es fundamental. Cuando hay amor, cuando la madre se conecta emocionalmente con su bebé, este se desarrolla con mayor bienestar."
Para el cardiólogo, esta conexión afectiva es una de las claves para comprender la relación entre la salud física y emocional de las personas. "La fe, la oración y el amor son fundamentales en el proceso de sanación. Incluso en situaciones difíciles, como en casos de enfermedad grave, la conexión espiritual puede jugar un papel crucial", señaló.
La Virgen María: Un modelo de fe y obediencia
Al hablar del papel de la Virgen María en la Navidad, Lladó se adentró en el significado profundo de su aceptación del plan divino. "El 'sí' de la Virgen es el 'sí' de la fe", comentó el cardiólogo, haciendo referencia al momento en que María aceptó ser la madre del Salvador.
"Ella fue elegida por Dios no solo por su pureza, sino porque tenía un corazón dispuesto a escuchar la palabra y obedecerla. En su humildad, aceptó un plan divino que cambiaba el curso de la historia."
Lladó destacó que la Virgen María, al igual que cualquier persona, tuvo que hacer frente a grandes riesgos. "María sabía que al decir sí podría ser rechazada, incluso apedreada. Pero ella confió en Dios y aceptó su voluntad con fe y valentía."
Navidad: Un tiempo para la reconciliación, la paz y la esperanza
Lladó concluyó la entrevista con un mensaje que integra su formación médica con su espiritualidad. "La Navidad nos invita a vivir en paz, a reconciliarnos con nosotros mismos y con los demás", reflexionó. "El Niño Dios que nació en Belén no solo es un bebé vulnerable, sino el Salvador que nos ofrece la oportunidad de renovar nuestra vida, nuestra fe y nuestra esperanza."
El cardiólogo y diácono también hizo énfasis en el papel de la oración y la intercesión. "La oración no solo es un acto de comunicación con Dios, sino también una fuente de paz interior. Cuando oramos por los demás, nos convertimos en instrumentos de sanación, tanto física como espiritualmente", concluyó.