Lo preocupante de este tipo de artritis es su evolución lenta y la tendencia a pasar desapercibida, ya que su síntoma más frecuente es el dolor de espalda.
La educación sobre la espondilitis anquilosante (EA) es una estrategia esencial para mejorar el diagnóstico temprano, prevenir daños permanentes y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Por eso, en una entrevista con la Revista de Medicina y Salud Pública, la Dra. Yolanda López, presidenta de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico, habló en torno al diagnóstico y tratamiento de la espondilitis anquilosante, una enfermedad autoinmune crónica.
Es una enfermedad autoinmune que provoca que el sistema inmunológico ataque los propios tejidos del cuerpo, particularmente los de la columna y las articulaciones. En casos avanzados, la enfermedad puede provocar la anquilosis, es decir, la fusión de las articulaciones, llevando a una rigidez severa, pérdida de movilidad y dolor crónico.
La espondilitis anquilosante, según la Dra. López, es una de las enfermedades más relevantes dentro del grupo conocido como espondiloartropatías, explica que "es un grupo de enfermedades reumatológicas que se caracteriza por inflamación de la columna y articulaciones periféricas".
De hecho, menciona que hasta hace poco, las artritis se subdividían en varias formas pequeñas, siendo la espondilitis anquilosante una de las más dramáticas, principalmente porque su evolución era lenta, llevando al paciente hacia la anquilosis.
Además, esta condición suele comenzar en la juventud, generalmente entre los 15 y los 35 años, y es más común en hombres que en mujeres.
En palabras de la Dra. López, "el asunto con este grupo de artritis es que es de una evolución lenta y pasa desapercibida, porque como síntoma más común tiene dolor de espalda".
Sin embargo, explica que, muchas veces este síntoma puede pasarse por alto, ya que todos alguna vez hemos sentido este dolor, y justamente por esta razón, debemos prestar atención a otra sintomatología, por ejemplo, muchos pacientes desarrollan entesitis, que es la inflamación de los lugares donde los tendones o ligamentos se insertan en los huesos.
Esto puede generar dolor en el talón, codo, rodillas y otras articulaciones periféricas. Además, los pacientes pueden experimentar inflamación en otras partes del cuerpo, como los ojos (uveítis), y, en algunos casos, problemas en el corazón, como la insuficiencia aórtica, por esto, siempre se debe tratar de forma integral.
En cuanto a los factores de riesgo, la experta comenta que "no tenemos patrones genéticos directos", sin embargo, explica que "en el caso de espondilitis anquilosante particularmente, el marcador HLA-B27 lo coloca en riesgo", menciona. "Muchos de los pacientes que tienen espondilitis anquilosante son pacientes que son HLA-B27 positivos".
El HLA-B27 es un marcador genético que puede ser detectado mediante una prueba de diagnóstico. Si una persona tiene este marcador, es un indicativo de que tiene un mayor riesgo de padecer espondilitis anquilosante, aunque no garantiza que lo desarrolle.
Sin embargo, en otros tipos de espondiloartropatías, que son condiciones relacionadas, no se ha identificado un marcador genético específico, lo que hace más difícil su diagnóstico a través de una prueba similar.
A pesar de este biomarcador, la Dra. López explicó que la espondilitis anquilosante no es completamente hereditaria y que factores ambientales, como infecciones, también podrían desencadenar su aparición en personas susceptibles.
La experta plantea que, inicialmente "muchas de las pruebas que vamos a mandar a hacer es para eliminar otros diagnósticos, buscamos excluir". Sin embargo, el diagnóstico de la enfermedad como tal, implica una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas de imagen.
La Dra. López señaló que, en muchos casos, los pacientes experimentan dolor en la parte baja de la espalda, particularmente en la zona sacroiliaca (alrededor de las nalgas), lo cual puede confundirse con dolores musculares comunes causados por malas posturas o lesiones menores.
Sin embargo, si el dolor persiste durante más de tres meses y está acompañado de rigidez matutina, se debe considerar la posibilidad de espondilitis anquilosante.
Las pruebas diagnósticas incluyen radiografías de la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, que pueden mostrar signos tempranos de inflamación y daño articular. De hecho, la experta menciona que, "si no salimos a buscar inflamación evidente a nivel de las sacroilíacas, que son las articulaciones que quedan un poquito más abajo de la espalda, nunca lo vamos a encontrar", explica.
"Eso lleva evaluación con su médico. Debe hacer un examen físico, palpar la espalda, hacer movimientos y mandar a hacer radiografía, no solamente de la columna, sino radiografía de la zona sacroilíaca, así es pertinente hacerlo. Aunque también va a depender mucho del historial del paciente".
Además, se realizan análisis de sangre para detectar la presencia del marcador genético HLA-B27 y otros indicadores de inflamación.