Investigadores cuestionan la hipótesis de que la falta de serotonina provoca la depresión

Las pastillas para la depresión se encuentran entre los fármacos más consumidos.

Yolimarian Torres Yolimarian Torres

    Investigadores cuestionan la hipótesis de que la falta de serotonina provoca la depresión

    Una investigación publicada en la revista Molecular Psychiatry cuestiona la hipótesis de que la depresión esté relacionada con un déficit de serotonina, así lo indicaron los autores, liderados por Joanna Moncrieff y Mark Horowitz, del University College London (Reino Unido), quienes realizaron una amplia revisión de estudios en la que no encontraron una relación entre unos bajos niveles de serotonina o una reducción en su actividad y la depresión



    Entre los resultados tampoco vieron que las personas sanas tuviesen una mayor actividad de la serotonina que las enfermas e, incluso, comprobaron que reducir los niveles de serotonina con fármacos no empeoraba el ánimo de los voluntarios que participaron en esos experimentos. 



    Moncrieff y Horowitz concluyen que “el enorme esfuerzo de investigación basado en la hipótesis de la serotonina no ha producido pruebas convincentes de la base bioquímica de la depresión”.



    Los resultados y la calidad del estudio han sido mayoritariamente aceptados por la comunidad científica, que desde hace ya más de 20 años ha cuestionado la validez del desequilibrio de la serotonina como explicación de una enfermedad tan compleja como la depresión



    Sin embargo, sí se cuestionan las opiniones expresadas por los autores en torno a sus resultados. Moncrieff y Horowitz, que en un artículo publicado en The Conversation recuerdan el uso de la hipótesis serotoninérgica en las campañas promocionales de los antidepresivos de la industria farmacéutica, plantean que los principales efectos de los antidepresivos tienen que ver con el placebo o con un adormecimiento emocional de los pacientes. 



    Si eso es así, afirman, “no está claro que hagan más bien que mal”. Además, consideran que la hipótesis bioquímica, vista en su momento como una herramienta para reducir el estigma en torno a la enfermedad mental, hace que la gente no sea optimista sobre la posibilidad de aprender a regular sus estados de ánimo y recuperarse.



    Los 3 trastornos de salud mental más comunes en los Estados Unidos



    La Asociación Americana de Ansiedad y Depresión, indicó que en el país existen 3 trastornos comunes que afectan a la población. 



    *Trastorno de ansiedad



    Según la Asociación Americana de Ansiedad y Depresión, este trastorno es altamente tratable, pero solo alrededor del 37 por ciento de las personas afectadas reciben tratamiento. Es común ser diagnosticado con ansiedad y depresión. Los síntomas pueden incluir preocupación excesiva, agitación, inquietud, fatiga, músculos tensos, dificultad para dormir y ataques de pánico. El diagnóstico de ansiedad puede ser hecho solamente por un profesional médico y esto incluye un examen físico.



    *Trastorno de depresión mayor



    El trastorno de depresión mayor es la principal causa de discapacidad para los estadounidenses de 15 a 44 años. Este trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres. Algunos de los síntomas incluyen estado de ánimo deprimido, disminución del interés o placer, cambio de peso, apetito y patrones de sueño, fatiga y una sensación de inutilidad. Esto solo se puede diagnosticar mediante una consulta con un proveedor médico.



    *Trastorno bipolar



    Los trastornos bipolares afectan a hombres y mujeres por igual. La edad media para desarrollar un trastorno bipolar es de alrededor de 25 años, pero también puede aparecer después. Aquellos que sufren de trastorno bipolar pueden experimentar episodios serios de manía donde sus estados de ánimo y comportamientos son drásticamente diferentes de lo normal. Estos cambios pueden incluir energía inusual, actividad o patrones de sueño. El diagnóstico del trastorno bipolar puede incluir un examen físico, una evaluación psiquiátrica y un registro de su estado de ánimo por un periodo de tiempo.



    En este sentido, los investigadores del estudio, indican que hasta ahora, las enfermedades mentales como la depresión carecen de marcadores biológicos que permitan detectar su presencia en el cuerpo con un análisis de sangre o de orina. 



    Recalcaron que se identifican por sus síntomas y los intentos de identificar factores biológicos han tenido poco éxito y no han permitido identificar un solo mecanismo sobre el que actuar para corregir el problema. 



    Además, que la búsqueda de causas y soluciones materiales tiene en el otro extremo a investigadores como Moncrieff, que creen que pensar en la depresión como una enfermedad del cerebro es incorrecto. 



    Según escribía en un artículo reciente, “quizá nuestra comprensión de la depresión desde el sentido común es más útil que la médica. Nuestro estado de ánimo y nuestras emociones son casi siempre reacciones a lo que pasa en nuestras vidas. Nos sentimos bien cuando las cosas van bien, y tristes, ansiosos, enfadados o frustrados cuando van mal”, afirmaba. 



    En su opinión, el cerebro no es lo que provoca estas emociones. La pobreza, la deuda, el divorcio, el abuso infantil, la soledad… “pueden predecir si alguien va a estar deprimido o no”, continuaba. Ayudar a la gente a comprender sus problemas y afrontarlos, a través de terapia, meditación e incluso medidas de tipo social, sin necesidad de fármacos, sería la solución para las personas deprimidas, según la investigadora. 



    Moncrieff agregó que a largo plazo, las enfermedades psiquiátricas, como todas las demás, tendrán un menor impacto individual si las condiciones de vida mejoran para la mayoría. Pero eso requiere años o décadas que muchas personas deprimidas no se pueden permitir.

    Fuente consultada aquí



    Licenciada en Comunicación Social egresada de la Universidad de Los Andes, Táchira, Venezuela. Locutora Certificada por la Universidad Central de Venezuela. Redactora de Medicina y Salud Pública.

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