La poca o nula exposición a gérmenes y bacterias puede ocasionar que una persona sea más propensa a desarrollar alergias o enfermedades como el asma en algún punto de su vida.
Con tantas alergias que padece el mundo y esa obsesión por la higiene, ya es tiempo de que esas frases como, “no te ensucies”, o “no juegues con la tierra”, sean reemplazadas por algo al estilo ¡juguemos en el lodo!
Le brinda una protección única durante su primer año de vida. Los bebés que están expuestos a bacterias del hogar y de roedores antes del primer año son menos propensos a desarrollar alergias, sibilancias y asma, esto debido a que se ha hallado que es durante estos primeros meses que se establece el sistema inmune. Por eso, permite que anden descalzos en casa, y claro, afuera cuando se pueda.
Refuerza su sistema inmunológico de por vida. Estar en contacto desde niño con diferentes microorganismos permite que se generen defensas, o patógenos. Mientras el catálogo de patógenos sea más amplio, el cuerpo estará más preparado para defenderse contra posibles contagios o enfermedades porque tendrá una inmunidad más fuerte. Al contrario, esa obsesión de mantener las superficies de tu hogar relucientes, de no permitir que tus hijos jueguen afuera, podría lograr que el cuerpo de tu bebé se vuelva sensible al polvo, las mascotas y hasta la comida.
Reduce las alergias. El contacto con la tierra ayuda a que tu hijo no desarrolle alergias, asma y eczema.
Ayuda a la reparación de piel. Informes de NHS señalan que las bacterias en la superficie de la piel, como las que se adquieren cuando los niños juegan afuera, ayuda a su cuerpo a disminuir las respuestas del cuerpo que conducen a erupciones, o causan que los cortes o moretones se inflamen y sean dolorosos.
Estimula sus 5 sentidos, su salud, ¡y los hace muy felices! Investigadores y expertos coinciden en que el desarrollo de los niños se beneficia al estar en contacto con la naturaleza, y de vez en cuando, la mugre. Al ensuciarse les brindamos un medio de aprendizaje, que les permite andar topando todo y meterse en todos lados, o meterse todas las cosas del piso a la boca. Al privar a nuestros hijos de las sustancias y microbios que se encuentran en el ambiente, estamos haciéndoles más daño que bien. Al final del día, esto puede causar condiciones crónicas como el asma, la obesidad, diabetes, además de perjudicar el desarrollo neurológico. Por algo dicen que al estar en contacto con la bacteria de la tierra, nuestro cerebro se activa con neuronas que producen serotonina. Así que, ¡a estar en contacto con todo organismos, para que el organismo de nuestros hijos esté contento!