Síndrome de latigazo cervical, quemaduras y fracturas: Las principales lesiones en accidentes de tráfico

Las lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos que pueden resultar en daño cerebral grave.

Mariana Mestizo Hernández

    Síndrome de latigazo cervical, quemaduras y fracturas: Las principales lesiones en accidentes de tráfico

    Las lesiones más comunes asociadas a accidentes de tráfico incluyen el síndrome de latigazo cervical, lesiones en el tórax y abdomen (tales como lesiones en órganos internos y fracturas costales), quemaduras, daños en las extremidades que varían desde esguinces hasta fracturas o amputaciones.

    Así como lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos que pueden resultar en daño cerebral grave, según lo explicado por la médica rehabilitadora y portavoz de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), Cristina Valera.

    "Las fuerzas generadas por un choque frontal entre dos automóviles son enormes y potencialmente mortales. Para ilustrar la importancia de la velocidad en el desenlace de un accidente, según la DGT, se puede comparar el impacto provocado con el que se produce al saltar desde un determinado edificio. Una colisión frontal a 50 km/h equivale a caer desde un tercer piso; una colisión a 120 km/h equivale a caer desde el piso 14; y una colisión a 180 km/h equivale  caer desde un tercer piso; una colisión a 120 km/h equivale a caer desde el piso 14; y una colisión a 180 km/h equivale a caer desde el piso 36", explicó la experta.

    La velocidad no es lo único que influye en la gravedad de las lesiones

    La especialista ha enfatizado que la gravedad de las lesiones no solo se ve afectada por la velocidad, sino también por otros factores, como el no uso del cinturón de seguridad o casco, las distracciones, las características y sistemas de seguridad del vehículo,

    Asimismo, la demora en brindar asistencia a las víctimas, el consumo de sustancias tóxicas (alcohol y drogas) y los efectos secundarios de medicamentos, que pueden tener un impacto negativo en la capacidad de conducir.

    "Además el propio peso de los vehículos y el mecanismo del accidente inciden en las lesiones. Así, en una colisión frontal entre dos vehículos que circulen a distinta velocidad, uno más  pesado pasará por ejemplo de 100km/h a 40km/h en el momento del impacto, pero el vehículo contra el que choca que va a 80km/h pasará a -10km/h, con lo cual las lesiones por deceleración serán todavía mayores en el vehículo menos pesado que sufre mayor desaceleración a pesar de ir a menor velocidad", añadió.

    Lesiones en detalle

    La experta ha señalado que en este tipo de lesiones, los motoristas pueden sufrir consecuencias aún más graves, dado que son el colectivo más vulnerable y expuesto en las vías. Las secuelas por discapacidad a raíz de fracturas, amputaciones, lesiones medulares o daño cerebral son frecuentes entre los motoristas, según ha agregado.

    Graves secuelas

    "En los traumatismos craneoencefálicos las secuelas engloban alteraciones no sólo físicas, sino también sensoriales, cognitivas y emocionales. Las secuelas varían según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño. Se pueden producir alteraciones del lenguaje y el habla, problemas de disfagia (dificultad para tragar), alteraciones sensitivas, visuales y motoras", destacó.

    En esta línea, Valera ha destacado que los trastornos cognitivos pueden ocasionar diversas dificultades, como problemas en la planificación de tareas, dificultades de memoria y atención, alteraciones en la conducta y afectación de las funciones ejecutivas (conjunto de capacidades cognitivas necesarias para controlar y regular la propia conducta). 

    Es decir, estos problemas pueden interferir en la capacidad de llevar a cabo de forma autónoma las actividades básicas, instrumentales y avanzadas de la vida diaria.

    Por último, la portavoz ha enfatizado que estas actividades abarcan dificultades en el autocuidado y mantenimiento de la salud, como comer, aseo e higiene personal, así como otras actividades más complejas, como preparar la comida o comunicarse mediante escritura, teléfono u ordenador. 

    Además, pueden surgir dificultades para moverse de forma independiente en la comunidad, manejar dinero, llevar a cabo el mantenimiento o cuidado del hogar, y participar en actividades educativas.

    "Todo ello puede provocar alteración de la capacidad funcional, interfiriendo en la reintegración en el entorno familiar, social y laboral", concluyó.

     

     

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