Tu dieta sí afecta: grasas, harinas y azúcar relacionadas con la baja productividad diaria

La calidad de la alimentación es básica para el trabajo, la vida social y familiar y, sobre todo, la salud.

Valentina Diaz Ospina

    Tu dieta sí afecta: grasas, harinas y azúcar relacionadas con la baja productividad diaria

    Cuando se habla de productividad o de rendimiento laboral se suele pensar en factores como la formación, la motivación de los trabajadores, el buen ambiente laboral o la política de incentivos. Sin embargo, los hábitos alimenticios son una cuestión personal, directamente ligada al estilo de vida, con una gran influencia en el desempeño de cualquier actividad y en especial en el trabajo.

    Según un estudio de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), la mala alimentación de los trabajadores es la causa del 20% de descenso en la productividad laboral. 

    La lcda. Wanda González, nutricionista, dietista y fisióloga del ejercicio, en exclusiva para Revista Medicina y Salud Pública, explicó la influencia que tiene la alimentación frente a la productividad de las personas.

    Según explica la lcda. González los alimentos no solamente tienen un impacto en lo que es la energía, sino que también juegan un rol importante en el enfoque, la concentración, en el desarrollo cognitivo, en la toma de decisiones y en el pensamiento crítico.

    La lcda. González dio a conocer que en un estudio se evaluaron los diferentes tipos de alimentaciones en diferentes poblaciones y el impacto que estos tenían en su rendimiento, identificando que aquellas personas que tenían un alimentación baja en consumo de frutas, vegetales y cereales integrales, tenían un 66% menos de productividad en comparación con las personas que tenían una ingesta adecuada.

    “Cuando nuestros alimentos son altos en grasas, harinas y azúcar, podemos comenzar a experimentar mayor fatiga, cansancio extremo, irritabilidad, depresión y ansiedad” explicó la lcda. González.

    ¿Qué alimentos influyen en nuestro rendimiento?

    Como ya se ha mencionado anteriormente, cada alimento que consumimos logra influir en cada uno de los aspectos de nuestro día a día, manejando el estado de ánimo y las ganas de ser productivo en las tareas del día. Cabe resaltar que hay alimentos que tiene mayor influencia en estos conceptos, estos alimentos son:

    Café: El café en horas de la mañana aunque parece ser la mejor solución para aumentar la productividad, en verdad no lo es y suele ser contraproducente, debido a que el cortisol en horas de la mañana está en uno de sus picos y al ser combinado con cafeína se descontrola y genera una situación de estrés o hiperactividad, cuyas consecuencias inmediatas son una reducción de productividad. Se recomienda un consumo moderado de aproximadamente 300 ml al día.

    Alimentos que aporten carbohidratos: Debido a que el carbohidrato se convierte en glucosa (principal fuente de energía a nivel cerebral). Se recomiendan los cereales integros, ya que estos tardan en ser digeridos, también frutas, vegetales y lácteos.

    Es muy importante no omitir a la hora del almuerzo la fuente de carbohidratos, debido a que “cuando nuestro cuerpo está bajito de glucosa, nos vamos a sentir débiles, con más cansancio y mayor dificultad para concentrarnos”, explicó la licenciada.

    Frutas: Su ingesta tiene un impacto positivo a nivel cerebral, de enfoque, concentración, energía y de estado de ánimo, ya que produce dopamina ayudando a la motivación para hacer las cosas. Pueden ser alternativa de merienda o postre.

    Vegetales: Se ha identificado que los vegetales con un color verde intenso, son ricos en hierro, el cual ayuda en el transporte de oxígeno, mejorando la energía y la concentración. Al ser también ricos en magnesio ayudan a la relajación y a disminuir los síntomas de ansiedad y estrés.

    Almendras y nueces: Cuentan con un aminoácido fenilalanina, el cual estimula la producción de dopamina, ayudando en la motivación, concentración, enfoque y en el estado de ánimo.

    Es necesario comer variado, de forma equilibrada y sin excesos, evitando las grasas y sin abusar de las bebidas alcohólicas y sin cafeína. Sin embargo, si los horarios laborales y el estrés de la vida diaria empujan a hábitos alimentarios deficientes es recomendable compensar con actividades sanas como el ejercicio físico moderado.

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