El desarrollo de algunos malos hábitos alimenticios se puede originar cuando un individuo padece de estrés, ansiedad o depresión.
Eduardo Najar
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
El desarrollo de algunos malos hábitos alimenticios se puede originar cuando un individuo padece de estrés, ansiedad o depresión
Algunas personas cuando desarrollan una condición mental por determinada causa pueden desencadenar malos hábitos que afecten su calidad de vida y por supuesto su salud. En este caso, un hábito alimenticio puede variar o verse afectado cuando el individuo decide ingerir determinado alimento, que en la mayoría de casos suelen ser comidas en alto contenido de grasa, azúcar o carbohidratos. Estas propiedades cuando no son controladas en la ingesta tienden a originar comorbilidades crónicas.
En entrevista con la revista Medicina y Salud Pública (MSP), la nutricionista Joyce Almeyda, aclara en qué consiste un trastorno de conducta alimentaria, los tipos que más imperan, las causas y las manifestaciones más comunes.
“Los trastornos son un grupo de enfermedades crónicas en la mayoría de casos son progresivas y pertenecen más a aquellas patologías mentales, lo que pasa es que se desarrollan por medio de los alimentos. Son problemas serios que tienen las personas del cómo piensan sobre la alimentación y por lo tanto su relación con las ingestas sufre una alteración o una distorsión, por temas de autoimagen, por miedo excesivo al incremento de peso y tienen algunos síntomas frecuentes más asociados a la ansiedad y depresión (...)” explicó la especialista.
Los trastornos alimenticios suelen presentarse en la mayoría de casos en aquella población jóven, en específico aquellos individuos que están en su etapa adolesencente. Esta situación se debe a una exigencia estética que puede influir en la autoimagen y que pueden desencadenar malos hábitos alimenticios para quien sin reserva y sin medida quiere cambiar su imagen drásticamente sin pensar en las consecuencias. Sin embargo, este tipo de malignidad puede también manifestarse a otras edades por determinada condición mental.
“Hay muchas personas que no tienen el diagnóstico pero lo están padeciendo y cada vez es más frecuente, pues las enfermedades mentales han aumentado de manera drástica en los últimos años. Estas enfermedades alimentarias suelen ser más frecuentes en el inicio de la adolescencia o en la etapa misma, pues en este intervalo de edades suele presentarse la importancia de la autoimagen, del enamoramiento aquí generalmente hay una frecuencia más alta del inicio de estos trastornos, los síntomas son más notorios, sin embargo, se puede manifestar en cualquier edad” profundizó la nutricionista.
Existen múltiples causas que pueden influir en que una persona se alimente de manera inadecuada, principalmente prevalecen causas internas o científicas que están direccionadas a una irregularidad mental. No obstante, se manifiestan otras causas externas que se profundizan en la cotidianidad y se suman a los factores que intervienen en una buena y sana alimentación.
“Una causa es biológica y es la razón científica, nosotros tenemos en nuestro cerebro una sustancias químicas que funcionan en equilibrio unos neurotransmisores que hacen que nosotros equilibremos emociones, biológicamente esto se encuentra en desequilibrio y las personas empieza a tener este tipo de comportamientos, como poca felicidad, placer y esto los puede llevar a tener algunas conductas compulsivas alimentarias. Existen múltiples razones externas como las enfermedades digestivas, pubertad temprana, problemas de obesidad previos, antecedentes familiares, sobrevaloración de la imagen corporal, discriminación y rechazo social, coacción publicitaria y tratamientos equivocados en una dieta adecuada” concluyó la académica.