El tiempo es crucial cuando se trata de un derrame isquémico. Cada minuto que pasa sin que el cerebro reciba la sangre, el oxígeno y la glucosa necesarios, se pierden conexiones y neuronas.
El accidente cerebrovascular isquémico ocurre cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro resulta bloqueado por un coágulo de sangre.
En una entrevista exclusiva de la revista Medicina y Salud Pública con el Dr. Rodolfo Alcedo, neurocirujano especialista en cirugía endovascular y cerebrovascular, aborda los aspectos clave sobre los derrames isquémicos: desde su clasificación y causas, hasta los tratamientos más efectivos y la importancia de la prevención y rehabilitación.
El Dr. Rodolfo Alcedo, neurocirujano especializado en cirugía endovascular, inicia su explicación destacando que los derrames isquémicos son los más comunes, representando el 87% de los casos de accidentes cerebrovasculares. Según el especialista, estos ocurren cuando una arteria que suministra sangre al cerebro se bloquea.
"Los derrames se clasifican en isquémicos y hemorrágicos. Los más comunes vienen siendo los isquémicos que ocurren en el 87% de todos los derrames", explica Alcedo. "Básicamente ocurren cuando se ocluye una arteria que lleva sangre al cerebro, y los síntomas dependen de la arteria que se tapa, el área que irriga en el cerebro y la función de esa área anatómica".
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Los derrames isquémicos pueden ser causados por una variedad de factores. Alcedo menciona que las arritmias cardíacas, las placas que se desprenden de la carótida, y los estados hipercoagulables son algunas de las principales causas que contribuyen a la formación de coágulos en las arterias cerebrales.
"Los derrames isquémicos pueden ser causados por arritmias en el corazón, placas en la carótida que se fracturan y viajan para tapar una arteria, o por estados hipercoagulables, donde la sangre se coagula de manera anormal", afirma Alcedo. "Los síntomas más comunes incluyen debilidad en la cara, desequilibrios, problemas para el habla y debilidad en un miembro superior o inferior".
En cuanto a los factores de riesgo, Alcedo señala que la presión alta y el tabaquismo son dos de los mayores culpables de los derrames isquémicos.
"El factor de riesgo más alto es la presión alta, seguido por un ligero aumento en el riesgo en mujeres y el fumar", menciona el neurocirujano. "Fumar es el factor de riesgo modificable más importante. Dejar de fumar disminuye las probabilidades de sufrir un derrame isquémico, controlar la presión arterial también y llevar un estilo de vida saludable".
El tiempo es crucial cuando se trata de un derrame isquémico. Según el Dr. Alcedo, cada minuto sin tratamiento puede ser devastador para el cerebro. "Cuando se presenta un derrame isquémico, es importante buscar tratamiento inmediato", asegura el especialista. "El tiempo es cerebro. Cada minuto que pasa sin que el cerebro reciba la sangre, el oxígeno y la glucosa necesarios, se pierden conexiones y neuronas. Las neuronas no tienen la capacidad de regenerarse como otros tejidos".
Existen dos tratamientos principales para los derrames isquémicos. En las primeras 4.5 horas, se puede administrar trombolisis, un medicamento que destruye el coágulo y restaura el flujo sanguíneo. Pasado este tiempo, en función del área afectada, se puede realizar una trombectomía mecánica para extraer el coágulo de forma física.
"En el tratamiento, tenemos dos alternativas. La primera es la trombolisis, que se puede aplicar dentro de las primeras 4.5 horas", explica Alcedo. "La segunda alternativa es la trombectomía mecánica, que se realiza cuando ya ha pasado este tiempo y consiste en extraer el coágulo mediante un procedimiento mínimamente invasivo".
¿Cómo prevenir el derrame isquémico?
Prevenir un derrame isquémico es, sin duda, la mejor estrategia. El Dr. Alcedo destaca que mantener niveles de colesterol LDL por debajo de 70, controlar la presión arterial y llevar una vida saludable son fundamentales para evitar estos eventos.
"En prevención, es importantísimo mantener el colesterol LDL por debajo de 70, controlar la presión arterial y tener un sistema cardiovascular saludable", señala Alcedo. "No estar bajo estrés constante y tener una buena capacidad cardiorrespiratoria son factores esenciales para prevenir ataques cerebrales isquémicos".
Rehabilitación después del derrame
La rehabilitación es esencial para los pacientes que sobreviven a un derrame isquémico. Alcedo enfatiza que, aunque la funcionalidad nunca puede ser igual a la que se tenía antes del ictus, los pacientes que se rehabilitan tienen una mejor oportunidad de recuperar capacidades perdidas.
"La rehabilitación es muy importante", asegura Alcedo. "Los pacientes que no se rehabilitan corren el riesgo de no poder moverse, desarrollar úlceras, depresión o neumonías que los pueden llevar de nuevo al hospital y complicar su vida significativamente".
El Dr. Alcedo también destaca la importancia de la actitud mental en la recuperación. Según él, la resiliencia psicológica es esencial para sobrellevar los obstáculos que surgen después de un derrame isquémico.
"El 80% de la recuperación depende de la actitud mental, el 20% es la parte física", concluye Alcedo. "Con la actitud correcta, los pacientes pueden superar cualquier obstáculo y cualquier tipo de déficit neurológico causado por el derrame". Concluye el especialista.