La infección puede detectarse con pruebas durante el embarazo y tratarse eficazmente con penicilina, pero las muertes ocurren presuntamente debido a fallas en la detección.
En lo que va de 2025, tres bebés han perdido la vida en el estado de Nueva York a causa de sífilis congénita, una enfermedad de transmisión vertical completamente prevenible con pruebas diagnósticas y tratamiento oportuno. El dato, confirmado por el Departamento de Salud estatal, ha encendido las alarmas en la comunidad médica y de salud pública, pues refleja una tendencia preocupante: los casos están aumentando en lugar de reducirse.
Hasta la fecha, Nueva York ha reportado 21 casos de sífilis congénita en 2025, acercándose rápidamente a los 36 casos registrados durante todo el año anterior. A nivel nacional, la situación es aún más inquietante: en 2023 se documentaron más de 3,800 bebés afectados, lo que representa un aumento del 106 % en comparación con 2019 y la cifra más alta desde 1994.
Para los expertos, cada uno de estos casos debería haberse evitado, ya que la sífilis congénita es una enfermedad que se puede prevenir y tratar de manera eficaz durante el embarazo.
La sífilis es una infección de transmisión sexual causada por la bacteria Treponema pallidum. Si no se detecta ni se trata durante el embarazo, la persona gestante puede transmitirla al feto a través de la placenta o durante el parto.
Las consecuencias para el recién nacido son devastadoras:
El tratamiento, a base de penicilina, es sencillo y altamente eficaz, lo que convierte a cada muerte en un signo de fallas graves en la detección y el acceso a la atención prenatal.
La reaparición de esta enfermedad refleja problemas estructurales que van más allá de la biología:
Acceso desigual a la atención médica prenatal, especialmente en comunidades de bajos recursos.
Brechas raciales y socioeconómicas: las comunidades hispanas, negras e indígenas en EE. UU. enfrentan mayores barreras para hacerse pruebas y recibir tratamiento.
Secuelas de la pandemia de COVID-19, que desmanteló programas de prevención y rastreo de enfermedades infecciosas.
El estado de Nueva York exige que toda persona embarazada se realice tres pruebas de sífilis: al inicio del embarazo, en el tercer trimestre y en el momento del parto. Sin embargo, las cifras muestran que estas medidas aún no son suficientes.
Autoridades sanitarias están promoviendo el uso de pruebas rápidas en el punto de atención, que ofrecen resultados y tratamiento en menos de 30 minutos. Además, se busca fortalecer alianzas con organizaciones comunitarias para garantizar que la información y las pruebas lleguen a las poblaciones más vulnerables.
Aunque los datos más recientes corresponden a Nueva York y Estados Unidos, la situación debe servir como advertencia para Puerto Rico y el Caribe. Las mismas desigualdades en acceso a la salud existen en la región y podrían facilitar la propagación de enfermedades prevenibles si no se fortalecen los programas de salud materno-infantil, educación sexual y atención prenatal integral.