Modelos animales sugieren que la inflamación materna puede alterar procesos del neurodesarrollo fetal, aunque los científicos advierten que si hay evidencia de que afecta, estos resultados no se pueden extrapolar de forma literal a humanos.
Las investigaciones epidemiológicas más recientes han confirmado la existencia de una asociación significativa entre las infecciones maternas durante el periodo de gestación y el aumento en la probabilidad de que la descendencia desarrolle trastorno del espectro autista (TEA) y esquizofrenia.
Los estudios de cohorte prospectivos que han seguido a millones de embarazos y sus resultados a largo plazo demuestran consistentemente esta conexión, aunque los investigadores mantienen cautela al interpretar estos hallazgos.
La evidencia actual indica que existe una relación estadística sólida, pero los mecanismos causales específicos requieren mayor investigación para ser completamente elucidados.
Un exhaustivo meta-análisis que consolidó datos de investigaciones realizadas en múltiples países ha proporcionado evidencia cuantitativa sobre esta asociación. El análisis determinó que "las infecciones durante la gestación aumentan el riesgo de autismo en un 10 % a 30 %", con variaciones dependiendo del tipo, severidad y timing de la infección durante el embarazo.
El estudio particularmente destacó que este incremento es "más evidente cuando la madre requirió hospitalización por la gravedad de la infección", sugiriendo una relación dosis-respuesta entre la severidad de la respuesta inmune materna y el impacto en el desarrollo neurológico fetal.
La investigación sobre esquizofrenia ha revelado patrones temporales específicos en esta asociación. Una revisión comprehensiva publicada en Psychological Medicine analizó datos longitudinales que siguieron individuos desde el nacimiento hasta la adultez, concluyendo que "los hijos de madres con infecciones durante la gestación presentan un 20 % a 60 % más de riesgo de esquizofrenia en la adultez".
El análisis mostró variaciones sustanciales en el riesgo dependiendo del momento de la exposición gestacional, observando que "las infecciones respiratorias y la gripe en el primer y segundo trimestre parecen tener la relación más fuerte con este trastorno", lo que indica la existencia de periodos críticos de vulnerabilidad del neurodesarrollo.
La investigación básica ha realizado contribuciones significativas para comprender los posibles mecanismos biológicos subyacentes a estas asociaciones.
Estudios experimentales con modelos animales han demostrado que "cuando la madre gestante enfrenta una infección simulada, la descendencia presenta cambios cerebrales y conductuales" que muestran paralelos fenomenológicos con características nucleares del autismo y la esquizofrenia. Investigaciones mecanísticas han identificado que "moléculas inflamatorias como la IL-17A desempeñan un papel clave" en la mediación de estos efectos, actuando sobre el cerebro en desarrollo y alterando procesos críticos de neurodesarrollo.
Sin embargo, los científicos enfatizan que "los modelos animales no pueden extrapolarse de forma literal a los humanos", destacando que es necesario ahondar en estudios traslacionales cuidadosos.
La interpretación de estos hallazgos requiere una consideración cuidadosa de múltiples factores concurrentes. Los investigadores explican que "aunque se repita la frase infecciones embarazo tiene riesgo autismo y esquizofrenia, la relación debe entenderse como un vínculo estadístico" que en el estado actual del conocimiento "no constituye una prueba definitiva de causa y efecto".
La evidencia genética emergente sugiere que "la predisposición heredada explica parte de la asociación observada", indicando que factores genéticos compartidos podrían predisponer tanto a respuestas inmunes alteradas durante el embarazo como al desarrollo de estos trastornos en la descendencia, creando una asociación espuria que requiere métodos analíticos avanzados para desentrañar.
Las implicaciones prácticas de estos hallazgos son significativas para la práctica clínica obstétrica y psiquiátrica. Los expertos enfatizan que el cuidado preventivo de la salud materna durante el embarazo representa una estrategia fundamental para la mitigación de riesgos potenciales.
Las recomendaciones incluyen la optimización del control prenatal regular, la administración apropiada de las vacunas indicadas durante el periodo gestacional según las guías clínicas establecidas, y la búsqueda de atención médica inmediata ante la presencia de infecciones graves, medidas que colectivamente contribuyen a proteger tanto la salud materna como el desarrollo neurológico óptimo del feto.