Clorosis: la enfermedad ‘inventada’ de las doncellas durante la pubertad

En la actualidad, los síntomas de la clorosis serían diagnosticados como trastornos afectivos o de ansiedad.

María Camila Sánchez

    Clorosis: la enfermedad ‘inventada’ de las doncellas durante la pubertad

    Durante el siglo XVII se documentó una patología de “alta incidencia” que era muy frecuente en las adolescentes, casi más que en mujeres de otras edades; de hecho, se tiene un registro de que fue considerada la enfermedad más diagnosticada hasta el siglo XIX.

    En un principio, se explicaba como una anemia consecuente por déficit de hierro en el organismo, palideciendo a las jóvenes. El término clorosis proviene de la similitud con la enfermedad de las plantas que les da un aspecto amarillento, generalmente a las plantas verdes por la poca o nula actividad de los cloroplastos. 

    Para los médicos de épocas anteriores, esta enfermedad en mujeres consistía no solo en el tono blanquecino de la piel, sino en desmayos constantes que solían curarse con el matrimonio y con los presuntos efectos curativos del semen.

    Este constructo social se creó a partir de diferentes criterios arbitrarios como la literatura y el arte. Además, debemos considerar que, socialmente, la belleza de la época constaba de palidez cutánea y una delicadeza casi forzada por la debilidad que sentían las mujeres, y que se comparaba abismalmente con los hombres. Ahora bien, son dos las teorías que explican esta “enfermedad”:

    • La primera se trata de alteraciones sanguíneas como la anemia, provocada por factores como la mala higiene corporal, la alimentación y el déficit ferroso.

    • La segunda, involucra la psicología; se cree que es la manifestación física de algunos mitos de la virginidad, sentimientos y deseos reprimidos. La masturbación, para ese tiempo, era considerada una de las causas de la clorosis.

    Los síntomas más frecuentes

    Registros de la época afirman que los síntomas más comunes de la clorosis en adolescentes eran:

    • Palidez en todo el cuerpo, que incluso puede tomar una tonalidad amarillenta o verdosa

    • Las extremidades inferiores se tensan y pueden sufrir lasitud

    • Frecuentes hemorragias nasales, dolores de cabeza, somnolencia, edemas en los tobillos e hinchazón de la cara

    • Trastornos del apetito causados por el exceso de alimentación o falta de la misma (obesidad o anorexia), y por ingerir alimentos nocivos

    • Hipocondría, y algunos síntomas relacionados con la depresión o ansiedad

    • Disminución de la líbido

    • Amenorrea y sofocaciones

    El tratamiento que se recomendaba

    • Se recetaban sangrías, en algunos casos con sanguijuelas

    • Sugerencias dietarias

    • Descargas eléctricas en el útero

    • Matrimonio

    • Embarazo

    Para nadie es un secreto que la imagen de la mujer en la antigüedad, y aún en los tiempos actuales, se ha visto discriminada por una supuesta debilidad e inferioridad comparada con el género masculino. 

    Para la época antigua, las mujeres eran sometidas a malas condiciones de vida producto de las creencias sociales de la época, tales como el desmedido uso del corsé, deficiencias de higiene y de alimentación.

    Por consecuencia de esto, las mujeres de la época tendían a sufrir enfermedades como la astenia, y algunos trastornos psicológicos en mayor medida que los hombres.



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