El abuso sexual a los ancianos sigue siendo un tema tabú

La violencia contra las personas mayores que necesitan cuidados es habitual, incluyendo agresiones sexuales, que es un tema particularmente tabú.

Pedro Felipe Cuellar

    El abuso sexual a los ancianos sigue siendo un tema tabú

    El trabajo por parte de los médicos de atención primaria es indispensable para lograr aumentar la identificación y así mismo prevenir, reforzando la cofianza de los pacientes adultos al momento de hablar sobre el tema. Esto es explicado por Fabian Moser, y sus coautores de la fundación berlinesa “Centro para la Calidad de la Ateanción” en el artículo sobre abuso a pacientes que requieren cuidados y atención. 

    Tabú y vergüenza

    “Es uno de los últimos grandes temas tabú en la opinión pública”, denuncia la Sociedad Alemana de Geriatría. Hablamos de la violencia contra las personas mayores que necesitan cuidados. El maltrato físico, los insultos o incluso la explotación económica tienen lugar en el círculo más cercano. En la familia, en casa, en residencias de ancianos o incluso en clínicas. Pero casi nadie habla de ello. 

    Esto se debe a que la violencia en la vejez es muy vergonzosa y un tema tabú. Además, las personas potencialmente afectadas a menudo solo son capaces de dar información de forma limitada, por ejemplo, por la presencia limitaciones cognitivas. 

    Actualmente, disponemos de unas pocas estimaciones de prevalencia válidas. Sin embargo, la violencia contra las personas mayores es un importante problema de salud en todo el mundo.

    La violencia que sufren las personas mayores adopta muchas maneras: no es únicamente una cuestión de "moratones". Se distingue entre:

    • Violencia física: como golpes, empujones, sacudidas y restricciones mecánicas.

    • Violencia psicológica: insultos, amenazas, humillaciones, aislamiento social.

    • Violencia sexual: desprecio de los límites individuales de la vergüenza, agresión sexual.

    • Violencia económica: apropiación no autorizada de bienes, coacción para hacer regalos, robo, chantaje.

    • Ausencia de cuidados.

    Los factores de riesgo distintos de la alteración cognitiva son:

    • Discapacidad física.

    • Creciente necesidad de atención.

    • Género femenino.

    • Aislamiento social.

    • Factores biográficos.

    • Las relaciones personales con el "agresor".

    • Comportamiento desafiante de la persona atendida. 

    Las razones de la violencia son tan conocidas como su existencia: falta de personal, cualificación insuficiente, exigencias excesivas, sobre todo en la atención domiciliaria, no pocas veces combinadas con problemas de alcohol y drogas

    La violencia psicológica es la más frecuente

    La frecuencia de la aparición de violencia muestra diferencias culturales; las prevalencias poblacionales de las formas individuales de violencia también difieren significativamente. Según Moser y sus colegas, el maltrato psicológico es la manera de violencia más frecuente, con un 11,6 %. La explotación financiera es la segunda forma más común, con un 6,8 %, seguida de la negligencia (4,2 %) y la violencia física (2,6 %). Los abusos sexuales a personas mayores fueron más raros, con un 0,9 %. 

    Médicos de atención primaria: clave en el reconocimiento de la violencia y en la prevención

    Para el reconocimiento y la prevención de la violencia contra las personas que necesitan atención, los autores explican que la variedad, la frecuencia y la calidad del contacto médico-paciente también indican que los médicos de atención primaria desempeñan un papel importante. La relación médico-paciente también se caracteriza por una relación de confianza, que permite hablar de temas delicados e íntimos.

    El potencial de los médicos de atención primaria para reconocer y prevenir la violencia contra las personas mayores está respaldado por la investigación internacional. 

    Sin embargo, el tema apenas se tiene en cuenta de forma sistemática en la historia clínica, solo 1 de cada 7 médicos habla habitualmente con pacientes mayores sobre la violencia que han sufrido; más de tres quintas partes no lo hacen nunca o casi nunca. 

    Además, únicamente se comunica una pequeña proporción de los casos sospechosos. Una de las razones que se aducen es que los médicos quieren estar completamente seguros antes de comunicar una sospecha. 

    Según los autores, la escasez de tiempo también puede influir. Además, los estudios internacionales estiman que los conocimientos de los médicos sobre el maltrato a las personas mayores son escasos, por lo que se señala la necesidad de una mayor formación.

    Una encuesta a médicos de atención primaria proporciona datos de Alemania

    Según los autores de Berlín, no existen datos científicos en Alemania sobre los conocimientos de los médicos de atención primaria ni sobre su papel en el reconocimiento y la prevención de la violencia contra las personas que necesitan atención. No hay ningún estudio -incluso a nivel internacional- que "examine explícitamente la cuestión de la responsabilidad percibida por los médicos de atención primaria en caso de abuso sexual de pacientes que necesitan atención". Debido a la insuficiencia de datos, Moser y sus colegas realizaron un estudio transversal de 1.700 médicos de atención primaria en Alemania. Se pudieron evaluar los cuestionarios de 302 médicos.

    Resultados fundamentales

    Casi todos los encuestados (91,8 %) estaban "totalmente de acuerdo" en que los médicos de atención primaria deben hacer todo lo posible para evitar que se repitan los abusos sexuales. Alrededor de dos tercios de los encuestados consideraron que el médico de atención primaria está “totalmente” obligado a actuar contra los abusos sexuales de los pacientes que necesitan atención; un número significativamente menor (26,9 %) consideraba que tiene una responsabilidad ilimitada para actuar. 

    De los profesionales médicos encuestados, casi el 27 % no expresó ninguna duda sobre cómo proceder en casos de sospecha, y otro 22,7 % indicó poca duda. 

    El resto de los encuestados habría estado de acuerdo en mayor o menor medida con la afirmación de que no estaban seguros de cómo proceder en caso de sospecha de abuso sexual. 

    Casi la mitad de los participantes en el estudio (48,2 %) indicaron su interés por seguir formándose en el tema de los "abusos sexuales a personas necesitadas de atención".

    Según Moser y sus coautores, el principal interés de la formación complementaria se centraba en el diagnóstico diferencial de los abusos sexuales y en el procedimiento correcto en caso de sospecha. 

    Fuente consultada aquí.

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