La gastroenteritis, una inflamación del estómago e intestinos que causa diarrea y vómitos, es una de las afecciones más frecuentes a nivel mundial.
Aunque generalmente no es grave en personas sanas, puede provocar complicaciones serias como la deshidratación. Conocer sus causas, síntomas y formas de prevención es clave para proteger la salud familiar.
La gastroenteritis es una inflamación del revestimiento del estómago y los intestinos que provoca principalmente diarrea y vómitos. Esta condición, que afecta a millones de personas cada año, puede tener diversas causas: virus, bacterias, parásitos, productos químicos o reacciones a ciertos medicamentos y alimentos.
El tipo más frecuente es la gastroenteritis viral, provocada por diferentes virus como el norovirus y el rotavirus. Estos microorganismos se transmiten fácilmente de persona a persona, especialmente cuando no se mantienen adecuadas medidas de higiene.
Los síntomas típicos de la gastroenteritis incluyen diarrea, dolor o calambres abdominales, náuseas, vómitos y ocasionalmente fiebre. En la mayoría de los casos, estos síntomas son manejables y se resuelven sin complicaciones.
Sin embargo, existen señales de alarma que requieren atención médica inmediata:
Cambios en el estado mental como irritabilidad o falta de energía
Diarrea que persiste por más de dos días
Fiebre alta
Vómitos frecuentes
Seis o más deposiciones sueltas en un día
Dolor intenso en abdomen o recto
Heces negras, alquitranadas o que contienen sangre o pus
Aunque cualquier persona puede desarrollar gastroenteritis, ciertos grupos presentan mayor riesgo de complicaciones: niños pequeños, adultos mayores y personas con sistemas inmunitarios debilitados. Estos grupos requieren vigilancia especial y atención médica más temprana ante la aparición de síntomas.
La deshidratación es la complicación más común y peligrosa, especialmente en niños pequeños y adultos mayores, quienes pueden perder líquidos corporales rápidamente.
La gastroenteritis se transmite principalmente cuando una persona toca superficies contaminadas con gérmenes y luego se lleva las manos a los ojos, boca o nariz. Los virus, bacterias y parásitos que la causan pueden sobrevivir en superficies durante horas o incluso días.
La transmisión también puede ocurrir a través del consumo de agua o alimentos contaminados, o por contacto directo con personas infectadas.
Aunque la gastroenteritis no siempre se puede prevenir completamente, existen medidas clave que reducen significativamente el riesgo de infección:
Higiene de manos rigurosa: Lavarse bien las manos con agua y jabón es la medida más efectiva. Este simple gesto salva millones de vidas cada año, según la Organización Mundial de la Salud.
Limpieza del entorno: Desinfectar regularmente superficies que pueden estar contaminadas, especialmente en baños y cocinas.
Seguridad alimentaria: Preparar, cocinar y almacenar alimentos de manera segura. Evitar alimentos crudos o mal cocidos, especialmente carnes y mariscos.
Vacunación: Existen vacunas para bebés que protegen específicamente contra infecciones por rotavirus, una causa común de gastroenteritis en niños pequeños.
Es fundamental consultar con un profesional de la salud tan pronto como sea posible si aparecen síntomas de gastroenteritis, especialmente en niños, adultos mayores o personas con condiciones de salud preexistentes.
El tratamiento temprano no solo ayuda a aliviar los síntomas, sino que previene complicaciones graves como la deshidratación severa y reduce el riesgo de transmisión a otras personas. En casos leves, el manejo casero con hidratación adecuada puede ser suficiente, pero siempre bajo supervisión médica.