¿Partir o triturar las pastillas? Razones por las que podrías alterar su eficacia

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) alerta sobre los peligros de modificar las pastillas sin orientación profesional.

Laura Guio

    ¿Partir o triturar las pastillas? Razones por las que podrías alterar su eficacia

    En muchos hogares es habitual que los pacientes, especialmente personas mayores o con dificultades para tragar, opten por partir o triturar sus medicamentos para facilitar su ingesta. Sin embargo, esta costumbre, que puede parecer inofensiva, no siempre es segura ni recomendable.

    De acuerdo con la Aemps, “la manipulación de formas farmacéuticas orales sólidas, como comprimidos o pastillas, puede influir negativamente en su eficacia terapéutica y ocasionar reacciones adversas, tanto a los pacientes como a quienes manipulan los fármacos”.

    Esto se debe a que los medicamentos están diseñados con una estructura y recubrimiento específicos que garantizan la liberación controlada del principio activo, su absorción adecuada y la protección de ciertos órganos frente a irritaciones.

    ¿Por qué no se deben modificar las pastillas?

    No todas las pastillas son iguales. Algunas son de liberación prolongada o gastrorresistentes, lo que significa que están preparadas para liberar su contenido poco a poco o resistir el ácido del estómago hasta llegar al intestino. 

    Otras, como los comprimidos sublinguales, deben disolverse bajo la lengua y no tragarse, porque su absorción se produce directamente en la mucosa oral.

    Cuando se parten, trituran o disuelven sin indicación médica, estas formulaciones pueden perder su efecto terapéutico, liberar dosis excesivas en poco tiempo o, por el contrario, disminuir su eficacia al degradarse antes de llegar al sitio correcto.

    Excepciones bajo supervisión médica

    Existen casos específicos en los que un médico o farmacéutico puede autorizar la manipulación de un fármaco, por ejemplo, en pacientes pediátricos, geriátricos o con enfermedades neurológicas que dificultan la deglución.

    En esos casos, los especialistas pueden indicar formas alternativas de administración, como soluciones líquidas, suspensiones o cápsulas que puedan abrirse sin alterar la composición del medicamento.

    Sin embargo, la Aemps advierte que estas adaptaciones deben realizarse con conocimiento técnico, evitando improvisaciones caseras como disolver las pastillas en agua, mezclarlas con alimentos o triturarlas para incorporarlas a bebidas.

    Las consecuencias de manipular los medicamentos

    Modificar la forma del medicamento puede tener consecuencias inesperadas para el organismo. Entre las más comunes se encuentran:

    • Pérdida de eficacia debido a la degradación del principio activo o a la liberación descontrolada.

    • Alteraciones organolépticas, como sabor amargo, cambio de olor o color que dificultan la adherencia al tratamiento.

    • Lesiones e irritación en la mucosa oral, el esófago o el estómago, especialmente si el fármaco contiene sustancias irritantes.

    • Mayor riesgo de efectos secundarios, sobre todo en medicamentos con márgenes terapéuticos estrechos (como  anticoagulantes, antiepilépticos o antihipertensivos).

    Adicionalmente, quienes manipulan estos fármacos sin la debida protección pueden exponerse a polvo o residuos del medicamento, lo que representa un riesgo adicional, especialmente en entornos domiciliarios.




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