La educación del paciente, la modificación de hábitos alimenticios y la atención a la obesidad como factor de riesgo son, para el Dr. Figueroa, pilares fundamentales en la prevención de la diabetes.
Durante la más reciente convención anual de la Academia de Médicos Generalistas y Médicos Primarios de Puerto Rico, su presidente, Dr. José Figueroa, en exclusiva para la Revista Medicina y Salud Pública, recordó el papel crucial de estos profesionales en la detección temprana y el manejo integral de la diabetes, una enfermedad que afecta a más de medio millón de personas en la isla y cuya incidencia continúa en aumento.
“El médico primario es el primer contacto que tiene el paciente. Somos la línea de defensa inicial. Desde la entrevista y la observación clínica podemos identificar síntomas clave como sed excesiva, aumento en la frecuencia urinaria, pérdida de peso inexplicable o cansancio persistente, y así encaminar el diagnóstico con pruebas específicas”, señaló.
El especialista insistió en que la confianza entre médico y paciente es determinante: “Muchas veces, el paciente no menciona síntomas porque piensa que no son importantes. Una relación de confianza nos permite hacer las preguntas correctas y obtener la información que necesitamos para actuar a tiempo”.
Para el especialista, el manejo efectivo de la diabetes requiere atender no solo la condición médica, sino también los factores emocionales, sociales y económicos que inciden en la salud del paciente.
“No se puede trabajar de forma aislada. Un paciente con diabetes puede enfrentar barreras como la falta de transporte para llegar al laboratorio, dificultades económicas o problemas emocionales. Integrar a nutricionistas, psicólogos, endocrinólogos y otros especialistas es clave para un tratamiento integral”, explicó.
En este sentido, la educación del paciente es una de las herramientas más poderosas para prevenir complicaciones. Dicho esto, el especialista señaló que es necesario fomentar hábitos alimenticios saludables, especialmente en una cultura gastronómica rica en carbohidratos y azúcares.
“No se trata de prohibir, sino de enseñar a encontrar un balance. Nuestro cuerpo tolera excesos de forma ocasional, pero no de manera continua”, advirtió.
Detectar la diabetes en etapas tempranas no solo mejora la calidad y expectativa de vida, sino que también reduce los costos asociados a su tratamiento.
“El paciente que detectamos temprano puede prevenir complicaciones como la retinopatía diabética, la insuficiencia renal o la neuropatía. Pero si dejamos que pasen 10 años sin control, las consecuencias son inevitables y el costo para el sistema de salud es mucho mayor”, indicó.
La Academia de Médicos Generalistas y Médicos Primarios de Puerto Rico, fundada en 2008, ha celebrado 15 convenciones anuales, consolidándose como un espacio de actualización científica y de fortalecimiento del trabajo colaborativo.
“Queremos que más médicos se unan. Aquí compartimos experiencias, aprendemos sobre nuevas terapias y encontramos soluciones conjuntas a retos que todos enfrentamos en la práctica diaria. La unión del gremio es esencial para enfrentar un escenario de salud cada vez más retante”.
“Visiten a su médico primario regularmente. La prevención comienza con una conversación y un examen a tiempo. Nuestro compromiso es estar al pie del cañón, pero la responsabilidad es compartida: juntos podemos frenar la diabetes y mejorar la salud de Puerto Rico”, concluyó.