Experta alerta sobre su creciente incidencia, especialmente entre mujeres y niños, y destaca la importancia de los hábitos de vida saludables para prevenirla o controlarla.
La diabetes es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en el mundo, y su impacto en la salud pública continúa en aumento.
En especial, las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad debido a factores hormonales, metabólicos y de estilo de vida. Así lo explica la Dra. Diana Moreno, endocrinóloga, en una entrevista exclusiva para la revista Medicina y Salud Pública.
"La diabetes es una enfermedad crónica donde nuestro páncreas no es capaz de funcionar adecuadamente para controlar los niveles de glucosa. Entonces, esto genera un aumento de glucosa en sangre y todas las consecuencias que esto acarrea, con complicaciones cardiovasculares asociadas", explicó la especialista.
Contrario a la creencia popular, la diabetes no obedece a una única causa. "Hay algunas de etiología autoinmune, o sea que tienen bastante componente genético, y otro tipo donde no solamente influyen los genes, sino también los hábitos del día a día", detalló la Dra. Moreno.
Entre los factores adquiridos, destacó el sobrepeso, la obesidad, la resistencia a la insulina, el sedentarismo, la alimentación poco saludable y, en algunos casos, el uso de ciertos medicamentos o la presencia de otras enfermedades metabólicas.
"Incluso los patrones de sueño inadecuado pueden influir negativamente en el metabolismo de la glucosa", agregó.
La endocrinóloga hizo hincapié en que las mujeres presentan factores de riesgo particulares, especialmente cuando existe obesidad abdominal.
"Cuando tenemos más obesidad de predominio abdominal, podemos tener más riesgo de resistencia a la insulina y mayor riesgo de generar diabetes mellitus", puntualizó.
Sumado a eso, destacó que los cambios hormonales propios de la vida femenina —como el embarazo o la menopausia— pueden agravar la predisposición, especialmente si se combinan con malos hábitos alimenticios, estrés crónico y falta de actividad física.
Uno de los mayores desafíos en el diagnóstico temprano de la diabetes es que puede no presentar síntomas evidentes durante mucho tiempo.
"A veces puede pasar desapercibida. Entonces, no porque no sintamos nada quiere decir que no tengamos la enfermedad", alertó la especialista.
Sin embargo, hay señales que deben encender las alarmas, como el aumento inusual de la sed, la necesidad de orinar con frecuencia, la pérdida de peso sin causa aparente y la fatiga constante. "Ya cuando aparecen estos síntomas característicos, probablemente la diabetes esté mucho más avanzada", dijo.
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Frente a esta realidad, la Dra. Moreno insiste en la importancia de la prevención como la mejor herramienta.
"La idea es tener hábitos de vida saludables. Alimentación adecuada, ejercicio regular —tanto aeróbico como de pesas—, dormir bien y comer en horarios regulares son pilares fundamentales", explicó.
Incluso sugirió que lo ideal sería "comer solo durante las horas de luz, como una forma de sincronizar el metabolismo con los ritmos circadianos".
También hizo un llamado a la consulta médica periódica, aún sin síntomas visibles: "Consultar al médico permite hacer un diagnóstico oportuno y evitar complicaciones futuras".
El diagnóstico de diabetes se realiza mediante pruebas clínicas que permiten evaluar los niveles de glucosa en sangre. "Podemos usar una glicemia en ayunas, hemoglobina glicada o una prueba de tolerancia a la glucosa", indicó la endocrinóloga.
Estos exámenes permiten no solo identificar la enfermedad, sino también clasificarla y orientar el tratamiento adecuado.
Existen dos tipos principales de diabetes, y conocer sus diferencias es clave. "La diabetes tipo 1 en general es más de pacientes jóvenes, delgados. En cambio, la tipo 2 es más de pacientes un poco más mayores, con sobrepeso", explicó.
No obstante, la doctora advierte que esta clasificación tradicional está cambiando. "Cada vez vemos más niños o población joven teniendo diabetes tipo 2, algo que antes era excepcional y hoy es más común debido al estilo de vida moderno".
Cuando existe incertidumbre sobre el tipo de diabetes, los médicos pueden solicitar pruebas específicas, como anticuerpos, para identificar con precisión la condición del paciente.
El abordaje terapéutico varía según el tipo de diabetes, pero en todos los casos implica cambios en el estilo de vida. "La base del tratamiento de la diabetes van a ser los cambios en el estilo de vida, sobre todo en la tipo 2", remarcó la Dra. Moreno.
Además, existen múltiples opciones farmacológicas que ayudan no solo a regular la glucosa, sino también a prevenir complicaciones cardiovasculares, renales y oculares. "En la diabetes tipo 1 sí debe usarse manejo con insulinoterapia", precisó
Uno de los datos más preocupantes es el aumento de la diabetes tipo 2 en niños y adolescentes. "No es igual que en adultos, pero sí es cada vez más frecuente que nuestra población joven tenga diabetes tipo 2", dijo la Dra. Moreno.
Esta tendencia está estrechamente relacionada con el incremento del sobrepeso infantil, la mala alimentación y la falta de ejercicio físico. Por eso, la doctora subrayó que "es fundamental inculcar desde el hogar hábitos saludables, no solo para prevenir la diabetes, sino muchas otras enfermedades".