El aumento del consumo de azúcar en niños es un problema global que requiere atención debido a los riesgos asociados, como el sobrepeso, la diabetes y otras patologías.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016, 41 millones de niños menores de cinco años eran obesos o tenían sobrepeso. Esta situación es motivo de preocupación tanto para padres como para profesionales de la salud.
La obesidad y el sobrepeso en niñas y niños se deben principalmente al consumo de alimentos procesados ricos en azúcar, grasas trans y sal, así como a bebidas azucaradas ampliamente disponibles y baratas. Además, la falta de actividad física en esta edad también es un factor clave que amplifica el problema.
La fácil accesibilidad y promoción constante de estos productos en medios masivos contribuyen a este escenario, lo que puede tener graves consecuencias para la salud de los niños.
Consecuencias para la salud de los niños
El exceso de azúcar puede tener graves consecuencias para la salud de los menores, como:
Obesidad y diabetes tipo 2: El consumo regular de alimentos ricos en azúcar aumenta el riesgo de desarrollar estas enfermedades a una edad temprana.
Problemas dentales: El azúcar en exceso puede dañar los dientes y causar caries.
Cambios en la energía y el estado de ánimo: La ingesta excesiva de azúcar puede provocar una subida de energía seguida de un bajón, resultando en irritabilidad y dificultades de concentración.
Problemas cardiacos: El consumo de alimentos con alto contenido de azúcar se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades del corazón y arterias. Esto se debe a que el azúcar aumenta los niveles de triglicéridos, grasa visceral, resistencia a la insulina y presión arterial, mientras disminuye el colesterol HDL (bueno).
Recomendaciones sobre el consumo de azúcar
La OMS establece pautas claras para el consumo de azúcar en niños:
Menores de 2 años: No se recomienda el consumo de azúcar.
Niños de 2 a 10 años: Se sugiere un límite de 37 g diarios (aproximadamente 7 cucharaditas).
Niños mayores de 10 años y adultos: Se recomienda un consumo de 50 g al día (10 cucharadas).
Se debe encaminar la alimentación de los niños desde una dieta balanceada, control de porciones, y buscar otras alternativas saludables, que sean de buen apetito en los niños, pero que no sea un riesgo para su organismo.
El papel de los padres en la alimentación balanceada
Los especialistas enfatizan que los padres deben ser conscientes de estas recomendaciones, ya que un solo jugo puede contener alrededor de 48 g de azúcar, superando el límite diario recomendado para niños menores de 10 años.
El sobrepeso y la obesidad pueden prevenirse en la mayoría de las niñas y niños mejorando sus hábitos de nutrición y salud, y promoviendo una mayor actividad física.
De igual forma, mantener una buena hidratación es esencial para optimizar la energía de los niños. Se recomienda:
Beber suficiente agua durante las comidas.
Consumir líquidos para recuperar energía después de la actividad física.
Los expertos también sugieren alimentos ricos en nutrientes, como frijoles, granos integrales, lácteos bajos en grasa, frutas y verduras, que pueden ayudar a mantener la energía de forma saludable.
Los padres y cuidadores son fundamentales en la educación sobre los riesgos del azúcar y en fomentar hábitos alimenticios saludables. Con medidas adecuadas, se puede asegurar que los niños disfruten de una dieta equilibrada y una vida saludable, evitando los peligros del consumo excesivo de azúcar, especialmente durante festividades como Halloween.