Nuevos tratamientos biológicos para la psoriasis logran 90% de efectividad y previenen daños articulares

Los nuevos tratamientos biológicos logran tasas de aclaramiento superiores al 90% y reducen el riesgo de complicaciones graves.

Laura Guio

    Nuevos tratamientos biológicos para la psoriasis logran 90% de efectividad y previenen daños articulares

    En el Día Mundial de la Psoriasis, que se conmemora cada 29 de octubre, la comunidad médica vuelve a poner el foco en una enfermedad que afecta a más de 60 millones de personas en el mundo y a más de un millón de argentinos.

     Lejos de ser un simple problema estético, la psoriasis es una patología inflamatoria crónica con consecuencias físicas, emocionales y sociales que requiere atención inmediata.

    "Muchas veces se la minimiza como una molestia estética o un problema menor de la piel, pero la realidad es muy distinta", advierte el Dr. Gabriel Magariños, médico dermatólogo y consultor en Dermatología del Hospital Houssay de Vicente López.

    ¿Qué es la psoriasis?

     La psoriasis es una patología inflamatoria, crónica, sistémica, no contagiosa y de base inmunológica que puede desencadenar un efecto dominó sobre la salud general.

    Las lesiones características —placas rojas cubiertas de escamas blancas y secas— suelen aparecer en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo. 

    Pero el problema no se detiene ahí: la enfermedad puede asociarse a artritis psoriásica, enfermedad cardiovascular, obesidad, depresión y diabetes.

    El riesgo de las comorbilidades

    La Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA) eligió este año el lema "Enfermedad psoriásica y comorbilidades" para llamar la atención sobre los riesgos asociados, como las patologías cardíacas, la diabetes y los trastornos de salud mental.

    La enfermedad puede presentarse a cualquier edad y afecta por igual a hombres y mujeres. Suele manifestarse en ciclos, con brotes que duran semanas o meses, y los factores desencadenantes más frecuentes en personas con predisposición genética incluyen infecciones o lesiones cutáneas.

    La revolución de los tratamientos biológicos

    Durante años, los tratamientos se centraron únicamente en reducir los síntomas visibles, pero la medicina ha evolucionado hacia un nuevo paradigma: modificar el curso de la enfermedad. Uno de los avances más relevantes ha sido el desarrollo de terapias biológicas dirigidas a bloquear la interleuquina 23 (IL-23), una molécula clave en la vía inflamatoria.

    Estos medicamentos permiten una reducción significativa de las lesiones cutáneas, con tasas de aclaramiento superiores al 90%. 

    Sumado a eso, el bloqueo de IL-23 contribuye a disminuir la inflamación sistémica, mejora el pronóstico articular y puede favorecer la restauración parcial de la función inmunológica alterada.

    ¿Por qué el tiempo es crucial?

    "La intervención temprana es más que comenzar cuanto antes un tratamiento de alto nivel de eficacia y seguridad; hablamos de una actitud proactiva, integral, que requiere conocer bien al paciente, entender sus síntomas, sus riesgos y, también, sus expectativas", explica el Dr. Magariños. "Cuando actuamos rápido, podemos evitar que la inflamación deje una huella irreversible, tanto en la piel como en las articulaciones y en otros órganos."

    Los estudios demuestran que los pacientes que comienzan el tratamiento en fases tempranas tienen mejores tasas de respuesta sostenida, menos recaídas y menor deterioro articular. "Es como apagar el fuego antes de que se extienda", sostiene el especialista.

    El problema del acceso tardío

    Sin embargo, muchos pacientes no acceden a terapias adecuadas hasta que la enfermedad ya está avanzada, en parte por la subestimación del impacto de la psoriasis tanto por el sistema de salud como por los propios pacientes.

    "Son personas que convivieron años con lesiones sin diagnóstico, o que usaron solo cremas sin supervisión médica. En esos casos, el daño ya está hecho. Podemos mejorar mucho, pero no siempre lograremos revertir completamente la situación", advierte el Dr. Magariños.

    Incluso la ausencia de lesiones visibles no garantiza la resolución del proceso inflamatorio. Esta "cicatriz inmunológica" puede perpetuar la enfermedad y favorecer las recaídas, incluso en pacientes que en apariencia responden bien.


    Más noticias de Dermatología