La investigación surgió debido a la necesidad frente a la aparición de nuevas variantes y a la necesidad de comprender el sistema inmunitario.
La comprensión de los determinantes de las respuestas inmunitarias a largo plazo al SARS-CoV-2 y el impacto simultáneo de la vacunación y las variantes emergentes de preocupación guiarán las estrategias óptimas para lograr la protección global contra la pandemia de COVID-19.
La investigación surgió debido a la necesidad frente a la aparición de nuevas variantes y a la necesidad de comprender el sistema inmunitario, y fue gracias a los resultados que la mayoría de las personas que han pasado la COVID-19, independientemente de la gravedad de sus síntomas, presentan anticuerpos neutralizantes -con efecto protector- más allá de un año después de la infección.
El equipo fue integrado por investigadores de IrsiCaixa, en colaboración con el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA) del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y el Barcelona Supercomputing Center (BSC).
El equipo observó que, aunque en el caso de los pacientes hospitalizados la producción de anticuerpos es superior, su capacidad para bloquear nuevas variantes del SARS-CoV-2 se ve más afectada en comparación a la de los pacientes asintomáticos o con sintomatología leve, que generan menos anticuerpos, pero más protectores.
Sin embargo, la vacunación ha implicado en todos los individuos del estudio un aumento en sus niveles de anticuerpos, llegando a cantidades muy similares entre todos ellos.
"Se trata de uno de los seguimientos más largos hechos hasta el momento en personas que han pasado la COVID-19 -explica Julià Blanco-. Durante poco más de un año hemos analizado la capacidad protectora de los anticuerpos de un grupo de personas con sintomatología muy heterogénea y hemos visto que la severidad de la enfermedad es la que determina la magnitud y efectividad de la respuesta inmunitaria frente al SARS-CoV-2".
El estudio, prepublicado en medRxiv, realizó un seguimiento por 15 meses a los participantes, donde se pudo comprobar que en la mayoría de los casos los niveles de anticuerpos se mantienen durante más de un año y confieren protección frente al SARS-CoV-2.
"Lo que hemos visto a lo largo de este año es que, en los pacientes hospitalizados, la cantidad de anticuerpos protectores alcanzan su nivel máximo pocos días después de presentar los primeros síntomas y, seguidamente, decaen de manera pronunciada, hasta que se estabilizan, manteniéndose elevados en el tiempo", comenta Edwards Pradenas, coautor del estudio junto con Benjamin Trinité.
"En el caso de las personas que han pasado una COVID-19 de forma asintomática o leve, los niveles de anticuerpos protectores, aunque también se sostienen en el tiempo, se mantienen más bajos", añade.
Este comportamiento se ha observado en personas infectadas a lo largo de diferentes olas de la pandemia en el mundo. Adicionalmente, el personal científico ha determinado que, en el caso de los pacientes hospitalizados, la calidad de los anticuerpos es menor.
Al igual que los resultados demuestran que la capacidad protectora de los anticuerpos ante la variante Beta, descrita por primera vez en Sudáfrica, se pierde de manera más acentuada en los pacientes hospitalizados que en las personas que han pasado la COVID-19 de forma asintomática o leve.
Es decir, una infección severa parece generar más anticuerpos, pero de peor calidad. "Tener una buena respuesta inmunitaria es clave, sobre todo ahora con la aparición de nuevas variantes que pueden comprometer la efectividad de nuestras defensas", comentan los autores.
Datos recientes apuntan a que, en ausencia de la vacuna, un 50 por ciento de los participantes del estudio podrían sufrir una reinfección por la variante Beta del virus, la más resistente a anticuerpos descrita hasta el momento, y este porcentaje bajaría hasta el 30 por ciento en el caso del virus original", comenta Blanco.
Gracias a la administración de la vacuna, los niveles de anticuerpos de las personas participantes del estudio, de diferente magnitud según la sintomatología, han llegado a valores comparables.
"Aunque no todas las personas a las que les hemos hecho el seguimiento han recibido la pauta completa de la vacuna, podemos decir que, en todas ellas, su respuesta inmunitaria contra el virus se ha visto potenciada, demostrando, de nuevo, los claros beneficios de la vacunación", celebra Bonaventura Clotet, director de IrsiCaixa.
"Sin embargo, hay que seguir haciendo un seguimiento de la inmunidad de la población a largo plazo para poder saber cuánto dura y si sigue siendo efectiva ante las nuevas variantes. Sólo así podremos diseñar estrategias de prevención óptimas para combatir la actual pandemia", concluye.