Los datos de este estudio son a base de 50 participantes de la muestra específicamente en primera instancia.
Datos de un estudio presentado presentaron datos significativos en torno a los síntomas asociados de depresión y ansiedad en pacientes con hígado graso no alcohólico del país.
Y es que investigadores de la Ponce Health Science University (PHSU) evaluaron una muestra de 150 pacientes diagnosticados con hígado graso no alcohólico de tres clínicas del área sur de la isla, con el propósito de evaluar sus estilos de vida y/o factores asociados a esta enfermedad desde el ojo de la psicología clínica.
Entre los autores del estudio se encontraron los estudiantes doctorales Alexander Irizarry, Fabiola Martínez, Bolmarie Lafontaine junto a la mentoría de los doctores Julio Jímenez, psiquiatra y María Padilla, médico internista.
El hígado graso ocurre cuando se acumula grasa en el hígado. Existen dos tipos principales: la enfermedad del hígado graso no alcohólico y el hígado graso por alcohol, también llamada esteatosis hepática alcohólica.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es un tipo de hígado graso que no está relacionada con el consumo de alcohol. Si no se detecta a tiempo esta enfermedad, puede desembocar en cirrosis o cáncer de hígado.
Los datos de este estudio son a base de 50 participantes de la muestra específicamente en primera instancia.
“Encontramos un caso en la literatura donde se correlacionan a la cirrosis una condición que está asociada a los hábitos de los pacientes y al cómo vive. Por ende para nosotros fue importante no solo explorar qué hacían o qué actividades realizaban estos pacientes, sino qué tipo de accesibilidad médica tenían y si un mal servicio contribuía al desarrollo de esta condición”, explicó Irizarry en entrevista con Medicina y Salud Pública (MSP).
Parte de la metodología del estudio fue utilizar escalas de medición para evaluar el tipo de actividades y el estilo de alimentación de la muestra, su calidad del sueño, sedentarismo, consumo de alcohol, síntomas asociados a ansiedad y depresión, entre otras variables.
Entre los resultados, el 62% de la población era mujer y el otro 38% era hombre. La media de edad fue 59, en un rango de 36 hasta 79 años.
El 68% reportó estar casado, y en cuanto a su educación, un 32% completó solamente su grado de cuarto año de escuela superior.
Entre los datos más significativos fue que el 68% de la muestra respondió que sus servicios médicos eran cubiertos por plan de salud que provee el Gobierno de Puerto Rico.
Asimismo, el 28% dijo que presentaba dificultades para completar actividades de su diario vivir incluyendo actividades en su hogar debido a síntomas asociados a ansiedad y depresión, mientras un 52% de la muestra reportó síntomas asociados a depresión, otro 22% como caso probable relacionado a síntomas de depresión y la mayoría de muestra estaba con sobrepeso.
El 24% reportó tener síntomas asociados a ansiedad.
Ante la pregunta de si las variables de ansiedad y depresión funcionaban como catalíticos de la enfermedad de hígado graso o viceversa, el coinvestigador sostuvo que aún la respuesta es parte de un debate científico.
“La respuesta más sincera que le puedo dar es que eso aún es parte de un debate científico. La literatura todavía busca si el yo estar deprimido, hace que mis estilos de vida cambien y pueda desarrollar hígado graso o si al tener hígado graso puedo a la vez desarrollar depresión y ansiedad y cambiar mi estilo de vida. Algo que tiene bien peculiar el hígado graso no alcohólico es que es en su mayoría asintomática y están en riesgo de cáncer de hígado o cirrosis y por el contrario, los síntomas presentados pueden confundirse con otras condiciones”, detalló.
“No es un secreto que el paciente con hígado graso no alcohólico sea más propenso a tener síntomas asociados a la depresión y nuestra muestra reportó tenerlos significativamente. Sin embargo, tenemos que evaluar además nuestra muestra que también son personas evaluadas antes del huracán María, nos detuvimos, y luego retomamos el trabajo de investigación, y en este periodo hubo muchas repercusiones a nivel emocional y la alimentación de los ciudadanos cambió”, aclaró.
Por lo tanto, este tipo de investigación podría abrir la puerta para el desarrollo de terapias conductuales, más allá del apoyo clínico del paciente.
Este estudio prontamente estará evaluando más a profundidad que busca medir la percepción de esta población en torno a la calidad de vida.
El hígado graso es catalogado como una epidemia y prontamente puede ser la causa número uno de trasplante hepático.