Especialistas extraen sarcoma que pesó 2.5 libras del cuerpo de una mujer contra todo pronóstico
Nadie aseguraba la vida de esta mujer y todo el mundo apostaba al alto riesgo adverso que podría enfrentar el cirujano cardiotorácico, Dr. Orlando López de Victoria. El sarcoma creció silenciosamente por espacio aproximado de tres años hasta que empezó a comprometer malignamente los pulmones, el corazón y las costillas de una mujer puertorriqueña de 64 años.
Los sarcomas de partes blandas radioinducidos (SRI) constituyen una entidad clínica rara. Su incidencia va en aumento debido a la probabilidad de la supervivencia de los pacientes a la radioterapia, con un periodo medio de latencia de 10 años.
Estos no responden a los tratamientos de quimioterapia o radioterapia y se deben remover quirúrgicamente. Es conocido en la literatura que, la administración de radioterapia en pacientes de cáncer de seno -y otros tipos de cáncer-, ha demostrado desempeñar un papel desencadenante en la patogénesis de los sarcomas desde los primeros años 1900.
La mujer de 64 años es una sobreviviente de cáncer de seno de hace una década. La masa gigante se reflejó en estudios radiológicos. Ante este escenario, el subespecialista decidió guiar su talento quirúrgico por la Fe cristiana que le caracteriza al ver a una mujer suplicar por su vida. En ese momento recordó su propósito, se arriesgó y decidió hacer todo lo que estuviera en sus manos para salvar la vida de esta paciente como lo hace en cada caso que atiende. “A mi se me vino a la mente cuando Dios (en la biblia) le dijo a Josué al cruzar el Río Jordán que estaba la tierra prometida, pelea, esfuérzate y sé valiente, que yo estaré contigo” narró López de Victoria, quien tiene su práctica en el Hospital Auxilio Mutuo.
Precisamente, así lo hizo.
“Varios colegas dijeron que esto era imposible y descabellado. Y papá Dios tenía otros planes. Logré despegar el tumor completo por la vía rutinaria. Estaba adherido a la caja torácica del lado derecho del tórax detrás del seno derecho porque ahí fue que le dio cáncer de seno y ella recibió radiación hace 10 años. Este tumor fue causado por la misma radiación y eso está bien documentado en la literatura” explicó con emoción el cirujano cardiotorácico.
“(El tumor) malignizó la porción del cartílago de las costillas y el tumor fue creciendo hacia adentro y ella no se dio cuenta. La paciente no desarrolló los síntomas hasta que el tumor creció demasiado y empujó los pulmones, el corazón y ya (la paciente) se estaba asfixiando porque estaba penetrando en el lóbulo superior del pulmón derecho y el lóbulo inferior (del mismo órgano). Estaba empezando a estrangular la vena cava superior (una de las dos venas más importantes del cuerpo humano que recoge la sangre de la cabeza, el cuello, los miembros superiores y el tórax) y la vena innominada (localizada en la parte superior del tórax) y muy pegado al área del pericardio (membrana fibroserosa de dos capas que envuelve al corazón y a los grandes vasos separándolos)”, detalló.
El Dr. López de Victoria añadió que, la patología puso en peligro la función del nervio frénico, que recorre desde la espina dorsal hasta el diafragma y ayuda a controlar la respiración.
Luego de la extracción del tumor que pesó 2.5 libras y de la liberación de las estructuras vitales de las garras tumorales, el resto fue quemado químicamente.
“Poco a poco fui ganando terreno y pude liberar todas las estructuras vitales del tumor y pude sacar unos pedazos del pulmón pegados al tumor y remover toda la malignidad. En las partes que sospechamos que quedó tumor, utilizamos lo que es la ablación del tumor químicamente inyectando en esa área alcohol 100 por ciento para quemar el tumor químicamente que haya quedado adherido a alguna parte del área del tórax. La paciente salió extubada y está recuperándose muy bien gracias a Dios. Fue una hazaña bien peligrosa”, celebró.
El cuidado de la paciente a lo largo de los años es importante. Ya que, existe la posibilidad de que esta paciente sea candidata para el tratamiento de inmunoterapia, dependiendo del análisis de los marcadores inmunológicos de la patología del tumor, para “rematar” cualquier célula tumoral que haya viajado al torrente sanguíneo.
En la práctica del especialista, este ha sido alrededor del quinto caso en sus más de 25 años como cirujano cardiotorácico y el segundo cuando se tratan de sarcomas desarrollados por la administración de radiación, aunque destacó que este caso le requirió “una preparación más amplia”.
“Me guió Dios y yo le creo”, concluyó el Dr. López de Victoria, quien afianzó no solo su fe a través de este caso, sino el poder de creer en sus conocimientos y su talento como médico tratante de un caso que queda registrado para la historia.