Las patologías cancerosas tienen unos lugares comunes para debutar. Pero, siempre llega el caso que sorprende y le brinda a la clase médica el aviso de que no tienen límites y pueden aparecer en un nuevo lugar.
Belinda Zorielie Burgos González
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
El hombre se mantiene con vida luego de recibir tratamiento hepatotóxico aún con grave falla hepática
Las patologías cancerosas tienen unos lugares comunes para debutar. Pero, siempre llega el caso que sorprende y le brinda a la clase médica el aviso de que no tienen límites y pueden aparecer en un nuevo lugar.
Así lo demostró esta vez un linfoma difuso de células B (LBDCG) que debutó atípicamente en el hígado de un hombre saludable. Este nuevo cuadro clínico llevó a los especialistas a plantearse un tratamiento que aunque pudiera figurar como uno contraindicado en medio de un fallo hepático que comprometió la vida del paciente.
Los LBDCG son uno de los tipos de linfomas más frecuentes y agresivos en adultos, y figuran entre un 30-40% de los casos de Linfoma no-Hodgkin (LNH). Su origen en las células de la línea B (pues las células tumorales son linfocitos de tamaño grande).
Tiene un crecimiento rápido y se comporta agresivo por su elevada proliferación celular y los tumores aumentan de volumen a lo largo de días o semanas. Aparecen con más frecuencia en varones con más de 70 años y su incidencia incrementa con la edad o a raíz de trastornos inmunológicos.
La presentación más característica de esta condición en la región ganglionar como lo son las cervicales y las abdominales, entre un 40 a 50%. Sin embargo, entre un 20 a 35% de la presentación tumoral de esta condición pueden aparecer siendo las zonas como el estómago, la región ileocecal, piel, mama, pulmón, hueso, hígado, riñón, testículos, ovarios y útero, precisamente como ocurrió en este caso.
La Dra. Karla Feliciano Salvá, médico internista y quien es parte hoy día de la Unidad de Investigación en Gastroenterología del Recinto de Ciencias Médicas (RCM), sostuvo que este paciente arribó al Hospital de La Concepción cuando ella rotaba en Medicina Interna, con pulmonía que había tratado por un periodo de tres a cuatro meses con médicos de la comunidad.
“Sus síntomas respiratorios empeoraron y se le administró antibiótico por vena. Se le realizaron más estudios, y en el CT Scan de pecho se vio los múltiples consolidados (áreas que se han llenado de líquido en vez de aire) que tenía en el pulmón y hallamos una lesión hipodensa (que presenta una densidad menor que la considerada como normal)
en el hígado que no se había visto meses antes. Luego comenzó a desarrollar sudoraciones nocturnas. Un gastroenterólogo entonces nos recomendó que se le realizará una biopsia”, explicó en primera instancia.
“En lo que le hacemos la biopsia, el paciente se fue en fallo hepático, fallo respiratorio, se tuvo que intubar, pasarse al área de intensivo, se fue en fallo renal y todos los órganos comenzaron a fallar. Se había descartado que la pulmonía era por algún origen de una infección, incluyendo por una broncoscopia que se le había realizado y sabíamos que estábamos bregando con algo más”, aseguró.
Asimismo, el paciente presentaba los niveles de enzimas hepáticas muy elevadas, y precisamente por el compromiso hepático que presentaba este paciente, el brindarle quimioterapia a este paciente, siendo este un tratamiento que figura como uno hepatotóxico y contraindicado para pacientes con fallo hepático, la decisión clínica debió tomarse en conjunto con la familia.
“La biopsia reflejó un linfoma difuso de células B. Toda la quimioterapia de la que disponemos para este tipo de linfoma es hepatotóxica y ya este paciente se encontraba en fallo hepático fulminante. En ese momento sospechamos que entonces el fallo hepático era la malignidad. Le expresamos a la familia que el darle la quimioterapia era un riesgo que nos podíamos tomar sabiendo que el efecto secundario bien marcado de este tratamiento era que se fuera en fallo hepático”, abundó.
“En cuestión de días de haber recibido la quimioterapia las enzimas hepáticas se normalizaron por completo. Entonces nos sorprendió que este linfoma de células B debutará primeramente en el hígado pues es una presentación atípica, el fallo renal se fue, la pulmonía también y el paciente sobrevivió. Esto era un paciente completamente funcional al borde de la muerte y con la discusión multidisciplinaria tuvo una segunda oportunidad y se fue a remisión”, celebró.
Añadió que entre las cosas que los médicos deben sospechar en cuadros clínicos donde hallan pulmonías “que no se curan” ni responde a tratamientos a base de antibióticos es que pueda tratarse de una presentación atípica de un LNH.
“En la literatura no encontramos el que se le haya aplicado quimioterapia a un paciente con fallo hepático. Es una contraindicación relativa que se puede considerar sabiendo que el fallo hepático puede empeorar”, concluyó.
Entre otros autores del caso se encuentran el hematólogo oncólogo, Dr. Luis Negrón, Dra. Aida Rodríguez, entre otros.