Experta destaca que los paramédicos necesitan mayor capacitación para identificar síntomas y trasladar pacientes a centros especializados dentro de la ventana crítica de tiempo

Durante el Stroke Summit 2025, la revista Medicina y Salud Pública conversó con la Dra. Joakyna de Santiago, médico de medicina de emergencia y secretaria tesorera del Colegio de Emergenciólogos de Puerto Rico, quien expuso los desafíos que enfrenta el sistema de salud de la isla en la atención de accidentes cerebrovasculares.
La especialista explicó que existen múltiples herramientas de evaluación desarrolladas en Canadá y Estados Unidos diseñadas específicamente para que los servicios de emergencia puedan identificar los primeros síntomas de un accidente cerebrovascular en el campo.
"Ellos, al estar en la calle, tienen que tener la sensibilidad y la agudeza en la evaluación del paciente para determinar si este paciente potencialmente podría estar atravesando un stroke", señaló la Dra. de Santiago.
Esta identificación temprana no solo ayuda a determinar el destino adecuado del paciente, sino que activa toda una cadena de preparación en la institución receptora.
La doctora enfatizó el lema de la American Heart Stroke Association: "Time is brain" (el tiempo es cerebro), subrayando que el accidente cerebrovascular es una condición extremadamente sensible al tiempo.
"Si de inicio el paciente no auto reconoce que tiene potencialmente un stroke, llega al servicio de emergencia porque no se siente bien el paciente y ellos tampoco pueden identificar que esta persona potencialmente está teniendo un accidente cerebrovascular, lo que sucede es que va a llegar al lugar incorrecto", advirtió la especialista.
Llegar al hospital equivocado puede significar perder la ventana de tiempo para intervenciones efectivas, lo que podría tener consecuencias irreversibles para el paciente.
Uno de los principales retos identificados por la Dra. de Santiago es la fragmentación del sistema de salud puertorriqueño, que incluye hospitales estatales, municipales y servicios privados, cada uno operando con sus propios protocolos.
"Cuando tú llamas al 911, pues tú no sabes quién te va a atender, verdad, es el que esté disponible", explicó la médico.
Esta descoordinación se traduce en que diferentes compañías utilizan escalas distintas de evaluación y, en muchos casos, los paramédicos simplemente trasladan al paciente "al próximo hospital" sin considerar si cuenta con la capacitación y recursos necesarios para atender casos de stroke.
La experta fue enfática al señalar que Puerto Rico aún está "en pañales" en cuanto a la coordinación del manejo de accidentes cerebrovasculares, a pesar de que ya existen centros certificados para su tratamiento.
"Ahora mismo los paramédicos todavía necesitan un poquito más de orientación respecto a que el hospital más cercano necesariamente es el más correcto para el paciente", indicó.
La Dra. de Santiago subrayó que el propósito del Stroke Summit es precisamente lograr esa coordinación como isla para proveer un servicio esencial que depende críticamente del tiempo.
"Tenemos que hacer un esfuerzo conjunto para que no importa cuál de esos estos sistemas, en el caso, puedan tener el mismo efecto, que sea un evento coordinado con las mismas guías y que puedan identificar al paciente y llevarlo al lugar correcto", concluyó la especialista.
El llamado es claro: mejorar la educación continua de los paramédicos, estandarizar protocolos y crear conciencia sobre la importancia de trasladar a los pacientes con sospecha de stroke a centros especializados dentro de la ventana crítica de tratamiento.