La "panza de cerveza" es más peligrosa para el corazón que el sobrepeso general, según estudio

Un estudio con más de 2.000 personas reveló que la grasa acumulada en el abdomen genera cambios cardíacos más graves que el exceso de peso distribuido en todo el cuerpo.

Laura Guio

    La panza de cerveza es más peligrosa para el corazón que el sobrepeso general, según estudio

    La clásica "panza de cerveza" es mucho más que un problema estético. Una investigación realizada en Alemania con 2.244 participantes confirmó que acumular grasa en la zona abdominal afecta al corazón de manera más severa que tener sobrepeso distribuido en todo el cuerpo. 

    El estudio, liderado por la médica Jennifer Erley en el Centro Médico Universitario Hamburgo-Eppendorf, fue presentado en el encuentro anual de la Sociedad Radiológica de Norteamérica y advierte sobre un peligro cardiovascular que el índice de masa corporal tradicional no logra detectar.

    Dónde se acumula la grasa importa más que cuánto se pesa

    Los investigadores trabajaron con adultos de entre 46 y 78 años, casi la mitad mujeres, todos participantes del Estudio de Salud de la Ciudad de Hamburgo. 

    Midieron tanto el índice de masa corporal como la relación cintura-cadera de cada persona. Mientras que con el IMC el 69% de los hombres y el 56% de las mujeres presentaban sobrepeso u obesidad, al evaluar la relación cintura-cadera esos números se dispararon: el 91% de los hombres y el 64% de las mujeres tenían obesidad abdominal.

    La diferencia no es menor. El IMC, que se calcula dividiendo el peso por la altura al cuadrado, no distingue entre grasa subcutánea y visceral, ni indica dónde se concentra. En cambio, la relación cintura-cadera sí identifica la acumulación de grasa visceral, aquella que rodea los órganos internos y resulta particularmente nociva para la salud.

    Corazones más gruesos y menos eficientes

    Mediante resonancias magnéticas cardíacas avanzadas, los científicos observaron el impacto directo de la obesidad abdominal en la estructura del corazón. 

    Descubrieron que el sobrepeso general se asociaba principalmente con corazones agrandados, pero la panza de cerveza generaba un patrón mucho más preocupante: corazones con paredes musculares engrosadas y cavidades internas reducidas.

    Este fenómeno, conocido como hipertrofia concéntrica, provoca que el músculo cardíaco se vuelva más grueso pero el tamaño global del corazón no aumente, reduciendo el espacio disponible para bombear sangre. Como explicó Erley, este patrón dificulta que el corazón se relaje adecuadamente y, con el tiempo, puede derivar en insuficiencia cardíaca.

    Los efectos aparecieron con mayor intensidad en hombres, especialmente en el ventrículo derecho, la parte del corazón que bombea sangre hacia los pulmones. Además, la obesidad abdominal se asoció con cambios sutiles en el tejido cardíaco masculino, solo detectables mediante resonancia magnética de alta precisión.

    El peligro persiste incluso sin otros factores de riesgo

    Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio es que estos daños cardíacos vinculados a la grasa abdominal no desaparecían aunque las personas tuvieran presión arterial normal, no fumaran ni presentaran diabetes o colesterol elevado. Es decir, la panza de cerveza representa un factor de riesgo independiente para la salud cardiovascular.

    La Organización Mundial de la Salud establece que una relación cintura-cadera superior a 0,90 en hombres y mayor a 0,85 en mujeres indica obesidad abdominal y riesgo cardiovascular elevado. Estas cifras son fáciles de calcular en casa con una simple cinta métrica: se mide el contorno de la cintura en su punto más estrecho, luego el de la cadera en su parte más ancha, y se divide el primer número por el segundo.

    ¿Por qué los hombres son más vulnerables?

    El estudio reveló diferencias significativas entre sexos. Los hombres tienden a acumular grasa principalmente a nivel abdominal, mientras que las mujeres antes de la menopausia concentran las reservas de grasa en caderas y muslos. Después de la menopausia, esta distribución cambia y ambos sexos acumulan grasa central.

    El doctor Marcos Mayer, médico especialista en nutrición e investigador del Conicet, explicó que existe la creencia popular de que la obesidad abdominal resulta exclusivamente del consumo de alcohol, pero en realidad puede originarse por múltiples factores: sedentarismo, dieta rica en azúcares y harinas refinadas, estrés crónico y predisposición genética.

    ¿Qué hacer ante la panza de cerveza?

    Detectar la obesidad abdominal es el primer paso, pero la solución requiere cambios concretos en el estilo de vida. Los expertos recomiendan:

    Mantener actividad física regular, que incluya tanto ejercicio aeróbico como fortalecimiento muscular. El movimiento ayuda a reducir específicamente la grasa visceral, incluso sin grandes pérdidas de peso en la balanza.

    Adoptar una alimentación equilibrada, reduciendo el consumo de azúcares añadidos, harinas refinadas y grasas saturadas. Priorizar vegetales, frutas, proteínas magras y grasas saludables como las del pescado, los frutos secos y el aceite de oliva.

    Consultar con un profesional de la salud ni bien se comience a notar aumento del perímetro abdominal, sin esperar a que aparezcan otros síntomas o factores de riesgo.




    Más noticias de Cardiovascular