Un estudio revela que esta creencia errónea retrasa la reanimación cardiopulmonar y causa muertes evitables en deportistas y víctimas de paro cardíaco.
Los números son contundentes y aterradores: el 67% de las personas que recibieron maniobras para "evitar que se traguen la lengua" murieron o sufrieron daño cerebral grave. En contraste, cuando se aplicó reanimación cardiopulmonar (RCP) de inmediato, la tasa de mortalidad fue del 0%.
Un estudio publicado en el Canadian Journal of Cardiology analizó 45 casos de deportistas que colapsaron entre 1990 y 2024, y encontró que en el 84% de los casos se realizaron maniobras incorrectas antes de iniciar la RCP adecuada.
"La lengua está unida por diferentes músculos y ligamentos, por lo que 'tragarse la lengua' es un mito", explica Dana Viskin, del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv y autora principal de la investigación.
La doctora es categórica: no existe ningún caso documentado en la medicina moderna donde una persona haya "tragado" realmente su lengua. Lo que sí puede ocurrir es que la lengua se relaje y caiga hacia atrás, obstruyendo parcialmente las vías respiratorias, pero la solución no es meter los dedos en la boca.
El análisis de 84 artículos periodísticos reveló un panorama preocupante: casi la mitad (48%) usaron explícitamente el término "tragarse la lengua" y la mayoría elogió esta respuesta incorrecta.
Los expertos son claros sobre el protocolo correcto:
NO hacer: Introducir dedos u objetos en la boca, voltear a la persona de lado para "evitar que se trague la lengua", perder tiempo inspeccionando las vías respiratorias.
SÍ hacer: Iniciar inmediatamente compresiones torácicas a 100 por minuto, realizar la maniobra frente-mentón para abrir vías respiratorias, buscar un desfibrilador externo automático, llamar a emergencias.
"Cada segundo sin actuar reduce drásticamente la probabilidad de supervivencia", advierte Nicholas Grubic, de la Universidad de Toronto. Los investigadores identificaron que el primer instinto de hacer "cualquier cosa menos iniciar la RCP" refleja una urgente necesidad de educación pública.
Los investigadores sugieren que este mito persistente puede originarse en el antiguo protocolo ABC (Airway-Breathing-Circulation) que ya no respalda la Asociación Americana del Corazón. También existe una "barrera psicológica" para aceptar que un atleta aparentemente sano pueda sufrir un paro cardíaco.
Signos como la coloración azulada de la piel o la respiración agónica se confunden con asfixia, llevando a los testigos a priorizar incorrectamente la inspección de vías respiratorias sobre la RCP.
"Se necesitan campañas globales de salud pública para corregir los mitos sobre la RCP", concluye Viskin. Los expertos piden contenido educativo "visualmente atractivo y ampliamente compartido" que muestre claramente la RCP correcta.
Ana Salvati, presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina, subraya: "Aún no muchas personas saben que hay que comenzar de forma inmediata con las maniobras de RCP".
La vida de alguien puede depender de que abandones este mito mortal. La próxima vez que veas a alguien colapsar, no pienses en su lengua: piensa en su corazón.