Aumento del flujo sanguíneo y otros signos claves del impacto del calor en la salud cardiovascular

Las personas mayores de 50 años, con sobrepeso o condiciones cardíacas, pulmonares o renales tienen un mayor riesgo de ser afectadas por la humedad o altas temperaturas.

Jose Ibraim Alape

    Aumento del flujo sanguíneo y otros signos claves del impacto del calor en la salud cardiovascular

    El clima puede desempeñar un papel crítico en la salud, y las altas temperaturas y la humedad no son solo desafíos para la comodidad, sino también desencadenantes de problemas de salud, especialmente para personas con hipertensión arterial y enfermedades cardíacas.

    El verano caliente y húmedo: Un desafío para la salud cardiovascular

    Durante el verano, las altas temperaturas y la humedad pueden desencadenar graves consecuencias para la salud cardiovascular. Cuando el cuerpo intenta irradiar calor, el flujo sanguíneo a la piel aumenta, haciendo que el corazón trabaje más rápido y circule más sangre por minuto de lo habitual. Los riesgos se intensifican cuando la temperatura supera los 70 grados y la humedad supera el 70%.

    Además, las personas mayores de 50 años, con sobrepeso o condiciones cardíacas, pulmonares o renales, tienen un mayor riesgo de ser afectadas por la humedad. Además, el calor y la sudoración pueden llevar a la pérdida de líquidos, reduciendo el volumen sanguíneo y generando deshidratación, lo que afecta la capacidad del cuerpo para regular la temperatura y puede poner tensión en el corazón.

    Es importante evitar el calor del mediodía, llevar una dieta saludable y usar protector solar, es esencial que las personas con hipertensión arterial tomen medidas adicionales durante las olas de calor. El monitoreo regular de la presión arterial, la hidratación adecuada y permanecer en ambientes frescos son recomendaciones clave.

    Advertencia de calor

    Las señales de advertencia de que el cuerpo no puede soportar el calor incluyen piel fría y húmeda, confusión, mareo, pulso rápido, sudoración excesiva o incapacidad para sudar, fatiga, dolor de cabeza, calambres musculares y náuseas. Si se experimentan estos síntomas, se recomienda buscar atención médica de inmediato.

    Calor y medicación: Cuidado crucial para la estabilidad de los medicamentos

    El calor extremo también puede afectar la eficacia de los medicamentos, especialmente la insulina utilizada para controlar la diabetes. Es crucial almacenar los medicamentos adecuadamente para evitar su exposición al calor extremo. Guardar los medicamentos en un lugar fresco y seco, en sus envases originales, ayuda a sellar el exceso de calor y humedad.

    Por tanto, es importante tener en cuenta que ciertos medicamentos, como los betabloqueantes y los diuréticos utilizados para controlar la presión arterial, los antihistamínicos y los descongestionantes para tratar las alergias, así como los antipsicóticos para aliviar síntomas psiquiátricos, pueden interferir en la capacidad del organismo para mantenerse hidratado y responder adecuadamente a altas temperaturas

    Asimismo, es esencial comprender la interacción entre la medicación y el calor, y realizar ajustes necesarios en consecuencia.

    Relación entre el calor y la hipertensión

    El calor y la humedad pueden influir en la presión arterial de una persona, temporalmente disminuyéndola debido a la dilatación de los vasos sanguíneos. Este descenso es particularmente relevante para aquellos con hipertensión preexistente. Sin embargo, este efecto temporal no debe subestimarse, ya que las altas temperaturas también pueden causar estrés, ansiedad y aumentar la frecuencia cardíaca, contribuyendo a la hipertensión.

    También la deshidratación asociada al calor afecta la presión arterial. La contaminación atmosférica durante los meses cálidos podría agregar otra capa de riesgo cardiovascular. Con la comprensión de estos factores, las personas con hipertensión pueden tomar medidas preventivas, incluido el monitoreo regular de la presión arterial, la hidratación adecuada y la adaptación de la medicación según sea necesario.

    En resumen, enfrentar las altas temperaturas no solo es una cuestión de comodidad, sino también de salud cardiovascular. La conciencia de los riesgos, junto con medidas preventivas, es esencial para garantizar la seguridad y el bienestar durante las épocas de calor intenso.

    Fuentes consultadas aquí y aquí


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