Especialista explica cómo la técnica TAVR ha transformado el tratamiento de la estenosis aórtica severa, ofreciendo esperanza a pacientes que antes no tenían opciones terapéuticas.

Hace apenas unas décadas, los pacientes de edad avanzada con estenosis aórtica severa, una condición que afecta una de las cuatro válvulas del corazón, simplemente no tenían opciones de tratamiento. Sin embargo, en la actualidad se ha desarrollado una técnica que cuenta con numerosos beneficios para el paciente.
Sobre esto mismo, en el Congreso Científico Anual 2025 de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología Intervencional, el Dr. Valentín del Río, director del Comité Científico de la organización y director médico del Bayamón Heart Salon, reveló los impresionantes avances en el reemplazo de válvula aórtica transcatéter (TAVR), un procedimiento que ha transformado el tratamiento y calidad de vida de pacientes con estenosis aórtica severa.
"Pacientes que eran mayores de edad, usualmente de 80, 90 años, pues simplemente no había tratamiento para ellos", explicó el Dr. del Río, en una entrevista exclusiva con la revista Medicina y Salud Pública señalando que la cirugía de corazón abierto, la única alternativa disponible en ese momento, representaba un riesgo demasiado alto para esta población.
El desarrollo de la tecnología TAVR (como se conoce comúnmente en el ámbito médico) cambió radicalmente este panorama, ofreciendo una alternativa segura y efectiva para quienes no eran candidatos a cirugía convencional.
Es una enfermedad cardíaca en la que la válvula aórtica (una de las cuatro válvulas del corazón) se estrecha y dificulta el paso de la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la aorta y el resto del cuerpo.
Esta obstrucción provoca que el corazón trabaje con mayor esfuerzo, lo que puede causar síntomas como fatiga, dificultad para respirar, mareos o dolor en el pecho, y, si no se trata, puede derivar en insuficiencia cardíaca o muerte súbita.
A diferencia de la cirugía de corazón abierto, el TAVR es un procedimiento mínimamente invasivo que se realiza accediendo a través de la arteria femoral.
"Se accesa la válvula aórtica entrando por la arteria femoral y de esa manera, una vez se llega a la válvula aórtica, se pone una válvula nueva y eso libera esa estenosis o esa obstrucción que tiene el paciente", detalló el especialista.
El avance tecnológico ha sido extraordinario. Al inicio de esta técnica, se utilizaban introductores de calibre muy ancho por donde pasaban los equipos, lo que aumentaba significativamente el riesgo de sangrado.
Hoy en día, estos dispositivos han reducido considerablemente su tamaño, lo que se traduce en menos complicaciones y estadías hospitalarias más cortas.
El perfil de los pacientes elegibles para TAVR se ha expandido notablemente. Originalmente diseñado para pacientes de alto riesgo quirúrgico, el procedimiento ahora beneficia también a personas con otras condiciones médicas complejas.
"Hay muchos pacientes que no necesariamente por la edad, sino por otras condiciones no son elegibles para cirugía de corazón abierto", explicó el Dr. del Río.
Un ejemplo claro son los pacientes con enfermedad pulmonar severa, como enfisema. Aunque puedan tener 60 o 65 años, la cirugía de corazón abierto podría causarles complicaciones pulmonares graves, como intubación prolongada.
La identificación de candidatos para TAVR comienza típicamente en la oficina del médico primario o internista, quien detecta un soplo cardíaco durante el examen físico.
El cardiólogo entonces realiza un ecocardiograma transtorácico, un estudio similar a un sonograma, que permite visualizar la válvula, medir la velocidad del flujo sanguíneo, el área valvular y los gradientes de presión.
"Si ese soplo de estenosis aórtica es severo, pues cumple criterio para cambiar esa válvula si el paciente está teniendo síntomas", indicó el especialista, enfatizando que se consideran varios criterios: la severidad de la estenosis, la edad del paciente y la presencia de síntomas limitantes.
La tecnología TAVR ha evolucionado de ser una opción exclusiva para pacientes de alto riesgo a incluir también casos de riesgo moderado e incluso bajo riesgo.
"Ha ido ganando tanto espacio y la tecnología ha ido avanzando que pasamos de pacientes de alto riesgo, pasamos a también añadir pacientes de riesgo moderado y también aplica a pacientes de bajo riesgo que no quieren ser operados de corazón abierto", comentó el Dr. del Río.
Sin embargo, el especialista fue claro en señalar que la cirugía de corazón abierto sigue siendo efectiva y continúa siendo la opción recomendada para pacientes jóvenes con esta condición. La clave está en la personalización del tratamiento según las características individuales de cada paciente.
Una de las ventajas más significativas del TAVR es la recuperación acelerada de los pacientes. Al ser un procedimiento mínimamente invasivo, muchos pacientes no requieren intubación, experimentan menos complicaciones y pueden regresar más rápidamente a sus actividades cotidianas.
Este avance representa no solo una mejora técnica, sino un cambio fundamental en la calidad de vida de miles de pacientes que, de otro modo, hubieran enfrentado un deterioro progresivo sin opciones terapéuticas viables.
El Congreso Científico Anual 2025 de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología Intervencional, cuyo tema central es "el dominio de las complicaciones y la innovación en cardiología intervencional", refleja el compromiso continuo de los especialistas por perfeccionar estas técnicas y expandir sus aplicaciones.
A medida que la tecnología continúa evolucionando, se espera que el perfil de pacientes elegibles siga expandiéndose, las técnicas sean cada vez más precisas y los resultados continúen mejorando, consolidando al TAVR como una de las innovaciones más importantes en la cardiología moderna.