¿Qué es un infarto agudo de miocardio? no siempre empieza con dolor en el pecho: Síntomas y manejo

El infarto no siempre se manifiesta como dolor intenso en el pecho. En mujeres, adultos mayores y pacientes con diabetes, puede presentarse con síntomas atípicos o silenciosos como cansancio extremo, sudor frío, mareos, náuseas o dificultad para respirar.

Katherine Ardila

    ¿Qué es un infarto agudo de miocardio? no siempre empieza con dolor en el pecho: Síntomas y manejo

    Expertos del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires explicaron a Infobae todo lo que ocurre detrás de un infarto agudo de miocardio: “Esto ocurre cuando el flujo sanguíneo que nutre el músculo cardíaco se detiene de manera abrupta o se reduce hasta niveles incapaces de sostener la vitalidad de los tejidos”, detallaron.

    La causa más frecuente es la ateroesclerosis, un proceso de acumulación progresiva de grasa y colesterol en las paredes de las arterias coronarias. 

    Estas placas pueden estrechar el conducto y, si se rompen de forma repentina, desencadenan la formación de un coágulo que bloquea completamente el flujo de sangre. Cuando eso sucede, la porción del corazón que depende de esa arteria comienza a dañarse y puede morir en cuestión de minutos.

    Síntomas de un infarto agudo de miocardio: no siempre es un dolor de pecho 

    Los signos de alarma muestran una amplia variabilidad y con frecuencia se confunden con malestares cotidianos. 

    El síntoma más característico es una presión intensa en el pecho, descrita como un peso fuerte, quemazón u opresión que no cede con el reposo y puede irradiarse a brazos, espalda, cuello, mandíbula o la parte superior del abdomen.

    Sin embargo, el cuadro puede acompañarse de sudor frío, mareos, náuseas, dificultad para respirar, palpitaciones o un cansancio abrupto. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) remarcan que estas señales se manifiestan de forma particular en cada paciente.

    “Según la institución médica, una proporción considerable de infartos se presenta en silencio, sobre todo en adultos mayores, mujeres o personas con diabetes. En estos grupos, el dolor clásico en el pecho puede no aparecer y las alertas se limitan a síntomas difusos, como agotamiento extremo o sensación de presión leve”. 

    Esta presentación atípica explica por qué muchos infartos se diagnostican tardíamente, cuando el daño cardíaco ya es significativo.

    Factores de riesgo y un fenómeno alarmante: infartos en jóvenes

    La mortalidad cardiovascular es la principal causa de muerte en EE. UU. y Puerto Rico, con más de 940,000 muertes anuales en EE. UU. (una cada 34 segundos) y cifras altas en PR.

    Dentro de este panorama, los cardiólogos observan una tendencia preocupante: el aumento de casos en personas jóvenes, asociado al incremento de la obesidad y la diabetes.

    “El doctor Juan Pablo Costabel, del ICBA Instituto Cardiovascular, explicó semanas atrás en una nota de Infobae, que la incidencia se eleva después de los 45 años en varones y de los 55 en mujeres, aunque el deterioro de los hábitos y la presencia de enfermedades crónicas aceleran la aparición de cuadros en edades tempranas”.

    Los factores de riesgo tradicionales incluyen hipertensión, colesterol alto, tabaquismo, sedentarismo y antecedentes familiares. A estos se suman elementos como el estrés sostenido, los trastornos del sueño y el descanso deficiente, que influyen en la función vascular y promueven procesos inflamatorios que dañan las arterias.

    Claves para la prevención: controles y hábitos

    La prevención comienza con una evaluación médica anual que, según los especialistas, debe incluir medición de presión arterial, análisis de lípidos y glucosa, y estudios cardíacos. Quienes tienen antecedentes familiares deben iniciar estos controles antes.

    Los cardiólogos destacan que la adopción de hábitos saludables podría evitar 8 de cada 10 eventos cardiovasculares. 

    Las medidas más efectivas son dejar de fumar, limitar el alcohol, realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada y mantener una dieta rica en frutas, verduras y granos integrales, reduciendo el consumo de carnes rojas y ultraprocesados. Un descanso adecuado y el manejo del estrés completan el cuidado integral.

    La importancia de la reacción inmediata y el tratamiento

    Ante la sospecha de un infarto, la rapidez es crucial. Los expertos enfatizan que el dolor característico es persistente y no mejora con el reposo, a diferencia de una molestia digestiva. Algunos pacientes experimentan señales de advertencia horas o días antes, que no deben ignorarse.

    En el hospital, el diagnóstico se confirma mediante un electrocardiograma, análisis de sangre que detectan daño cardíaco y, en muchos casos, una angiografía coronaria. El tratamiento de urgencia puede incluir anticoagulantes, trombolíticos para disolver coágulos y la angioplastia coronaria, un procedimiento que restablece el flujo sanguíneo colocando un stent en la arteria obstruida. Para casos complejos, está indicada la cirugía de bypass.

    Un caso reciente: la descompensación de Joaquín Levinton

    En las últimas horas, este escenario de emergencia se hizo tangible con el cantante Joaquín Levinton. El artista sufrió un infarto agudo de miocardio que lo descompensó en un bar de Palermo. 

    Un equipo médico del Sistema de Atención Médica de Emergencias (SAME) acudió a tiempo, logró estabilizarlo y lo trasladó al Hospital Fernández, donde permanece internado.

    Su caso subraya, una vez más, que el infarto puede manifestarse de forma súbita y en cualquier contexto. También nos deja ver la importancia de una respuesta de emergencia inmediata y la accesibilidad a un sistema de salud capaz de intervenir en la ventana de tiempo crítica que define el pronóstico y la supervivencia.



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