El virus sincitial respiratorio sigue siendo causa importante de enfermedad aguda del tracto respiratorio inferior en todos los grupos etarios, con los lactantes soportando una parte sustancial de la carga clínica y los adultos mayores

El virus sincitial respiratorio sigue siendo causa importante de enfermedad aguda del tracto respiratorio inferior en todos los grupos etarios, con los lactantes soportando una parte sustancial de la carga clínica y los adultos mayores experimentando también morbilidad significativa. Los estudios contemporáneos en entornos diversos muestran de forma consistente que es un motor principal de la bronquiolitis y de las hospitalizaciones en niños pequeños, al tiempo que contribuye a morbilidad considerable en adultos con comorbilidades o edad avanzada.[1]
Entre las respuestas de salud pública más destacadas frente al virus sincitial respiratorio se encuentran las estrategias profilácticas basadas en vacunas y en anticuerpos monoclonales que se dirigen a distintos grupos de riesgo. En personas embarazadas una vacuna bivalente basada en la proteína F en conformación prefusión ha demostrado eficacia en la reducción de la enfermedad por virus sincitial respiratorio en lactantes, ofreciendo una estrategia preventiva que protege al recién nacido mediante anticuerpos transferidos por la madre durante los vulnerables primeros meses de vida. En paralelo con las estrategias de vacunación materna, órganos asesores en Estados Unidos han emitido recomendaciones formales para el uso de vacunas contra el virus sincitial respiratorio durante el embarazo con el fin de proteger al lactante, lo que subraya un cambio de paradigma hacia la vacunación materna como piedra angular de la prevención del virus sincitial respiratorio en lactantes. Además, análisis recientes aclaran las estrategias de vacunación estacional frente al virus sincitial respiratorio frente a la vacunación durante todo el año en Latinoamérica.[2]
En los adultos mayores las vacunas dirigidas al virus sincitial respiratorio han avanzado hasta fases tardías de desarrollo y revisión regulatoria, con ensayos clave que demuestran eficacia vacunal frente a la enfermedad del tracto respiratorio inferior asociada al virus sincitial respiratorio en personas mayores con enfermedad médica subyacente. Las guías de salud pública han incluido posteriormente recomendaciones para el uso de vacunas contra el virus sincitial respiratorio en este grupo poblacional, reflejando una estrategia más amplia para reducir la enfermedad grave por virus sincitial respiratorio a lo largo de las franjas etarias y para complementar los enfoques de prevención centrados en el lactante.[3]
Caracterizaciones en profundidad de la bronquiolitis por virus sincitial respiratorio en lactantes subrayan que el fenotipo clínico sigue centrado en síntomas del tracto respiratorio superior con progresión a afectación de las vías aéreas inferiores en una minoría sustancial de casos y que la hospitalización se debe en la mayoría de las presentaciones a signos objetivos de dificultad respiratoria más que a la fiebre por sí sola. Más allá de los lactantes, el espectro clínico de este virus se extiende a niños mayores y adultos, donde las manifestaciones van desde síntomas leves del tracto respiratorio superior hasta enfermedad del tracto respiratorio inferior confirmada radiográficamente, incluyendo neumonía y bronquitis y en adultos hospitalizados, hasta bronquiolitis grave e insuficiencia respiratoria, particularmente en el contexto de comorbilidades.[4]
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