Las infecciones transmitidas por mordeduras representan un grupo complejo de enfermedades causadas por la introducción de diversos patógenos a través de mordeduras de animales

Las infecciones transmitidas por mordeduras representan un grupo complejo de enfermedades causadas por la introducción de diversos patógenos a través de mordeduras de animales, humanos, reptiles o insectos. Estas infecciones han emergido como preocupaciones importantes de salud pública en los últimos años. Los patógenos implicados incluyen bacterias, virus, hongos y organismos atípicos, lo que conduce a un espectro de manifestaciones clínicas que van desde infecciones localizadas hasta enfermedades sistémicas graves, como la sepsis y los análisis epidemiológicos de centros de traumatología muestran que un alto porcentaje de las heridas por mordedura (superior a 85 %) se contamina con bacterias poco después de la lesión.[1]
La secuenciación de alto rendimiento ha demostrado que una sola mordedura puede introducir una amplia variedad de bacterias tanto aeróbicas como anaeróbicas, incluidos géneros como Pasteurella multocida y Capnocytophaga. Este diverso entorno microbiano desafía los diagnósticos tradicionales basados en cultivo, lo que hace necesaria la administración empírica de antibióticos de amplio espectro al paciente. Cabe destacar que las interacciones entre estas comunidades bacterianas pueden favorecer la formación de biopelículas reduciendo la eficacia de los antibióticos.[2]
Además, el diagnóstico de las infecciones transmitidas por mordeduras sigue siendo un reto. Las técnicas diagnósticas avanzadas, incluidas la prueba de reacción en cadena de la polimerasa y la secuenciación de nueva generación, han mejorado la detección de patógenos ayudando a identificar la etiología microbiana para un tratamiento dirigido. La integración de estos métodos moleculares con técnicas basadas en cultivo mejora la precisión diagnóstica, aunque aún pueden producirse demoras debido a la complejidad de las infecciones.[3]
Asimismo, las complicaciones de las infecciones transmitidas por mordeduras son variables e incluyen necrosis tisular local, abscesos y enfermedades sistémicas potencialmente mortales. La intervención tardía a menudo resulta en infecciones de tejido profundo que requieren manejo quirúrgico significativo exacerbadas por toxinas bacterianas que agravan la inflamación. Además, la formación de biopelículas puede dificultar la efectividad de los antibióticos y retrasar la cicatrización. El manejo quirúrgico y antimicrobiano temprano y agresivo es esencial para mitigar las complicaciones y asegurar resultados clínicos favorables. ¿Desde P. multocida a Capnocytophaga y el riesgo de rabia qué tan seguro está en su plan de manejo de mordeduras? Evalúe sus conocimientos con nuestro mini-examen clínico.[4]