En Puerto Rico, para abril del 2022 se registraron un total de 1.831 casos, la OPS sostiene que la violencia contra la mujer constituye un grave problema de salud pública.
¿Es acaso la violencia intrafamiliar un problema de salud pública?
Actualmente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reconoce la violencia como un problema de salud pública susceptible de estudio e intervención, asimismo, define la violencia contra la mujer como, “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.
Según esta misma entidad, y en una cifra aterradora, un 38 % de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo, son cometidos por su pareja masculina; asimismo de acuerdo con estudios del Banco Mundial, “las violaciones y la violencia doméstica llevan a la pérdida de nueve millones de años de vida saludable (AVISA) por año en el mundo”.
La violencia intrafamiliar ha demostrado que afecta negativamente la salud física de la víctima, la estabilidad mental, apreciación propia y validez; aparte de que aumenta los casos de violencia sexual, vulnerando a mujeres en edades reproductivas obligándolas a vivir experiencias ligadas a una maternidad no deseada o violenta, y en algunos entornos se ha evidenciado, también, que puede aumentar el riesgo de contraer VIH y otras Enfermedades e Infecciones de Transmisión Sexual (ETS) e (ITS).
Violencia Domestica en Puerto Rico
Según el último reporte de la Policía de Puerto Rico, para diciembre del 2021 el año cerro con un total de 7.906 casos de violencia doméstica en la Isla, de los cuales 6.656 son casos de maltrato y violencia hacia mujeres, lo que significa un 84.1 % de los casos totales.
Así mismo, se destacan con mayor números de casos las áreas de Bayamon con 1.173 casos, San Juan con 965 casos totales, y Caguas con 858.
Para el año 2022, en resultados preliminares de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, al mes de abril se habían cometido un total de 1.831 actos violentos en entornos familiares o domésticos.
¿Es tan grave como se percibe?
Una agresión física pueden ocasionar un amplio espectro de modificaciones o perturbaciones tanto corporales como funcionales del cuerpo, según sea la gravedad y extensión, en función de las características y la intensidad de esta agresión, además de los órganos o tejidos afectados, pero también puede agravar o complicar algunas condiciones preexistentes en la víctima.
Las agresiones, de índole físicas o psicológicas, pueden originar alteraciones psicológicas persistentes y graves, tanto en la víctima directa como en aquellos que presencian el acto de violencia, ya sean allegados a la familia o niños que hacen parte del núcleo familiar afectado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que “1 de cada 3 mujeres sufre violencia física o sexual violencia física o sexual infligida por la pareja en algún momento de su vida”, factor que alerta a las comunidades sobre el correcto accionar de la comunidad y de la policía frente a este problema social y de salud, sobre todo teniendo en cuenta que:
Entre el 30 y el 60 % de las víctimas pueden desarrollar alteraciones psicológicas, en las que se incluyen el síndrome de estrés postraumático, distimia y depresión, ansiedad, somatizaciones y cuadros mixtos.
Se entiende por estrés postraumático, una respuesta de alarma exagerada, hipervigilancia e hiperactividad fisiológica, junto a conductas de evitación y reducción de la sensibilidad ante el mundo exterior y que limitan el desarrollo normal de la vida de quien lo padece.
Todos estos efectos son, a su vez, condicionados por la reacción del entorno social, la relación entre víctima y victimario, la resistencia psicológica del sujeto y la respuesta o apoyo que tenga la afectada o afectado en su proceso.
¿Impacto de la violencia intrafamiliar en los niños?
Este puede incidir en fases críticas de su desarrollo emocional y psicológico; se han descrito en la literatura médica y mediciones periódicas de cifras de maltrato, el aumento tasas de morbilidad psicológica en niños expuestos a traumas.
Particularmente muestran la gran vulnerabilidad ante las agresiones ejercidas desde un círculo familiar estrecho. El riesgo de que estos niños expuestos a la violencia, infieran y aprendan que esta es la principal forma de relación humana es evidente.
Lo que da como resultado adultos traumatizados, socializados en su infancia en la violencia, que, finalmente, en algún punto transmitan estas actitudes a sus descendientes o con quienes se correlacionan.
Este año, el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, reveló los tres tipos de maltrato a menores que imperaron en la Isla, entre los años 2018 a 2021 y son:
Negligencia
Negligencia emocional
Negligencia educativa
Asimismo, la Administración de Familias y Niños (ADFAN) y el Departamento de la Familia, para el año 2021 se registraron 5,315 casos de menores maltratados, quienes además reportaron, que, pese a que ambos géneros son vulnerables, la mayoría de las víctimas son mujeres: un 51 % de los casos se atribuyen al género femenino y 49 % al masculino.
Tipos de violencia intrafamiliar/ violencia doméstica
Según la Ley Núm. 54 de 15 de agosto de 1989, que es conocida como Ley para la prevención e intervención con la violencia doméstica, existen 5 formas de violencia en el ambiente familiar u hogar.
Física,
Psicológica,
Intimidación o amenazas,
Agresión sexual
Privación de la libertad.
Alto riesgo de estrangulamiento no fatal.
Actualmente, se están presentando casos de mujeres agredidas por sus parejas que no llegan a un acto fatídico, pero sí están dejando un precedente de violencia que debe ser atendido por las autoridades para evitar un desenlace fatal, puesto que:
“El estrangulamiento es una de las modalidades más letales de violencia de género. Según estudios recientes, es altamente probable que, quien comete estrangulamiento no fatal, termine provocando la muerte de la víctima; es un potencial asesino. Toda víctima a quien agarran o aprietan por el cuello está en riesgo mayor. No debe subestimar al agresor; debe denunciarlo y buscar ayuda, como se hizo en este caso”, sostuvo la fiscal Laura Hernández Gutierrez, directora de la División de Coordinación de las Unidades Especializadas del Departamento de Justicia.
“Este proyecto también nos ayudará a recopilar la evidencia que requiere este tipo de casos y brindarle los servicios particulares que necesita cada víctima. También podremos educar sobre la situación peligrosa que enfrentan las víctimas de estrangulamiento no fatal”, resaltó Domingo Emanuelli Hernández, secretario de Justicia, en referencia a la incorporación de una nueva herramienta en los protocolos de las investigaciones que realizan las unidades especializadas de Violencia Doméstica, Delitos Sexuales y Maltrato de Menores para identificar los perfiles de asesinos en potencia y reforzar el procesamiento criminal.
¿Quién puede atender su denuncia?
Si eres o conoces de una persona que atraviesa un patrón de violencia en su hogar, puedes comunicarte con la Policía al (787) 792-6734 o (787) 343-2020, así como con la Oficina de la Procuradora de la Mujer al (787) 722-2977.
La Policía y la Oficina de la Procuradora de la Mujer actualmente cuentan con mecanismos de atención sobre cualquier señalamiento o querella sobre un patrón de abuso, maltrato o situación por violencia de género, que siempre será tomado y atendido de forma confidencial.
¿Qué debe hacer el área de la salud frente a este problema social?
Según la OMS, en su informe Violencia contra la mujer Respuesta del sector de la salud, confirma que desde la salud, se debe dar una respuesta contundente y además de eso:
Ofrecer, servicios de salud integrales a quienes sobreviven a la violencia
Reunir datos, sobre la prevalencia, los factores de riesgo y las repercusiones sanitarias
Fundamentar las políticas, orientadas a hacer frente a la violencia contra la mujer
Prevenirla, fomentando y dando a conocer sobre los programas de prevención
Promover, el reconocimiento de la violencia contra la mujer como problema de salud pública