Indonesia decidió vacunar en la primera fase de vacunación a los trabajadores entre 18 y 59 años de edad en vez de poner como prioridad a las personas de la tercera edad.
En indonesia la mayoría de las personas viven en hogares intergeneracionales y se torna imposible aislarlas del resto de la familia.
Katherine Trujillo Useche
Agencia Latina de Noticias Medicina y Salud Pública
Este país decidió vacunar en la primera fase de vacunación a los trabajadores entre 18 y 59 años de edad en vez de poner como prioridad a las personas de la tercera edad. El presidente Joko Widodo de 59 años, se ofreció como voluntario para ser el primero en vacunarse, en cambio el vicepresidente Ma´ruf Amin de 77 años, aún no la recibirá ya que es demasiado mayor.
El encargado de asesorar al gobierno de Indonesia, el profesor Amin Soebandrio, asegura “la juventud primero”. Afirmó que es importante priorizar a los trabajadores, aquellos que salen de casa a todas partes y luego regresan a sus hogares con las familias.
“Estamos apuntando a aquellos que probablemente propaguen el virus”, indicó a BBC Indonesia.
El profesor explicó que esta medida podría darle al país la oportunidad de lograr la inmunidad colectiva, que ocurre cuando una gran parte de una comunidad se vuelve inmune a través de las vacunas.
Se sabe que entre el 60 y 70% de la población debe ser inmune para detener la propagación del COVID-19 con facilidad. Sin embargo, esas cifras aumentarán de manera considerable si las nuevas variantes más transmisibles se difunden ampliamente.
“Ese es el objetivo a largo plazo, o al menos reducimos significativamente la propagación del virus para que la pandemia esté bajo control y podamos hacer que la economía vuelva a funcionar”, agregó el profesor.
Indonesia tiene el mayor número acumulado de casos de COVID-19 en el Sudeste asiático. Según el gobierno, el 80% de los casos activos se encuentran entre la población activa.
Las escuelas y las oficinas gubernamentales han estado cerradas durante casi un año. El gobierno se ha resistido a implementar cierres estrictos por temor al impacto en la economía del país. Más de la mitad de la población trabaja en el sector informal, por lo que para muchas de estas personas trabajar desde casa no es una opción.
El ministro de salud de este país, Budin Gunadi Sadikin, defiende la estrategia que implementa el profesor ya que insiste en que no se trata solo de la economía, sino de “proteger a las personas y apuntar primero a aquellos que probablemente contraigan y propaguen”, el virus.
“Nos estamos enfocando en personas que tienen que encontrarse con mucha gente como parte de su trabajo: mototaxistas, policías, militares, etc. Entonces, no quiero que la gente piense que esto se trata solo de la economía. Se trata de proteger a la gente”, afirmó.
El gobierno también aclaró que ofrecerá protección a las personas de tercera edad. “Inmunizar a los miembros que trabajan en un hogar significa que no llevarán el virus ahí, donde están sus parientes mayores”, dijo la doctora Siti Nadia Tarmizi, portavoz del Ministerio de Salud para el programa de vacunación del COVID-19.
En indonesia la mayoría de las personas viven en hogares intergeneracionales y se torna imposible aislarlas del resto de la familia.
“Entonces, es un beneficio adicional de este enfoque, que al vacunar a las personas de 18 a 59 años, también estamos ofreciendo algo de protección a las personas mayores con las que viven”, afirmó.
Esto depende de que la vacuna evite que las personas porten el virus y lo transmitan, y aún no se sabe sobre esa información.
“La razón por la que el Reino Unido no ha optado por la población más jóvenes, por supuesto, es que, primero, no contraen una enfermedad tan grave y segundo, no hemos podido demostrar aún que las vacunas tengan ningún impacto en absoluto en la transmisión”, aseguro.
El enfoque de Indonesia, consideró, necesaria una observación de vacunas muy alta, al menos un 50% con toda probabilidad, para detener la muerte y la hospitalización en su población mayor.
“Es posible que si obtienen tasas de cobertura muy altas, habrá algún impacto en la transmisión, aunque obviamente todavía no lo hemos visto”, agregó.
Indonesia ha adoptado este enfoque único en parte porque la vacuna que se está utilizando no se ha probado en personas mayores.
Para este país su principal vacuna es el CononaVac, fabricado por Sinovac en China, para inmunizar a su población, con tres de las 125 millones de dosis prometidas ya entregadas y distribuidas a los centros de salud de todo el país.
Indonesia asegura que la vacuna de China, tiene una efectividad del 65,3%, pero el gobierno solo ha realizado pruebas en el grupo de edad de 19 a 59 años como parte del ensayo Sinovac en varios países.
“Cada país podría tener un grupo de edad diferente y resultó que se le pidió a Indonesia que hiciera el ensayo sobre la población trabajadora”, dijo la doctora Nadia. Comenzar a inmunizar a las personas de tercera edad afirma, en la segunda ronda de vacunaciones una vez obtengan datos de otros países involucrados en el ensayo.
La doctora Nadia explica que incluso se les hubiera pedido que la probarán en personas mayores de 60 años, lo más probable es que aún se concentrarían en inmunizar a la población trabajadora primero, ya que creen que protegerá a la mayoría de las personas.