Especialistas en alerta ante el aumento casos de abuso a menores y violencia en Puerto Rico

Análisis de especialistas frente al aumento de reportes de abuso sexual y violencia generalizada, posible resultado de acumulación de casos no reportados durante los años de pandemia.

Pedro Felipe Cuellar

    Especialistas en alerta ante el aumento casos de abuso a menores y violencia en Puerto Rico

    “Desde el 2019, están levantando la voz de alerta de cuán significativas son las estadísticas de abuso, probablemente el periodo de pandemia, mermó los casos reportados, dando la sensación que está aliviando o mejorando, luego de 2 años de no tener casos alarmantes, viene una ola acumulada de víctimas reportando”, afirma la Dra. Patricia Landers, Presidenta Electa de la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico. 

    Actualmente, se cuenta con una mayor ventana de publicación y conocimiento de la información, es por esto que se ve con mayor incidencia todos estos casos a los ojos de la opinión pública, pero este es un mal que se viene perpetuando desde hace siglos.

    Se podría hacer un sondeo evaluativo sobre los factores que influyen en los casos de abuso, pero hay que tener presente que cada caso es particular, y son varios los factores que llevan, sin justificar, al perpetrador a realizar esto, desde las dinámicas del hogar hasta ser ellos mismos. 

    La Dra. Patricia Landers, Presidenta Electa de la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico, expone que “hay dos posibles salidas en niños y niñas que fueron maltratados, aquellos que van a repetir esa conducta porque nadie les dijo que era incorrecta porque lo aprendieron de los dos seres o de uno de los seres que los trajo al mundo; y otros que no la repiten porque aprendieron que tiene consecuencias negativas y que no se hace”

    “Las estadísticas históricas de abuso a infantes establecen el rango de edad de 9 a 11 años” afirma el Dr. José Pons, psicólogo y expresidente de la Universidad Carlos Albizu. 

    Cuando hablamos de abuso o de actos violentos contra niños, ya sean sexuales o de maltrato como tal, se pueden identificar mediante ciertos síntomas o conductas: 

    • Cambia forma de comportarse

    • se muestra irritable; 

    • se aísla; 

    • tiene un cambio en sus estados de ánimo. 

    Es importante, que haya una buena comunicación con los niños, que se les escuche y se entienda sus comportamientos, tal como lo expresa de la Dra. Landers, “en primera respuesta debe ser creerle, y validar lo que nos están contando o diciendo, luego se tendrá el tiempo de descifrar cuán real es y los detalles”, para estos niños tengan claro que “alguien te escucha, alguien te protege y alguien te cree”

    Siendo la educación un tema importante tanto en la casa como en la escuela, el acompañamiento que puede dar un profesor en una entidad educativa es necesario para poder establecer en la mente de los niños los límites y aquellos parámetros de su sexualidad, y de la exploración de la misma que le permitan respetar al prójimo sus cuerpos y a entender que un “No es No”, que puedan comprender que las mujeres no son una posesión, pero “en Puerto Rico, culturalmente hablar de sexualidad es un tabú, en pleno 2022”, sostiene la Dra. Landers. 

    En Puerto Rico, el abuso a menores es algo que presenta desde hace tiempo, teniendo en cuenta que anteriormente los estilos de vida no eran tan urbanos, sino rurales, lo que lamentablemente podía abrir caminos a relaciones que no son concebidas en la actualidad, ya que se cuenta con entes regentes y reguladores que buscan la salud y protección de los menores, que anteriormente eran casados o intercambiados, a tempranas edades. 

    Desde la psicología, el análisis de la violencia sexual y la violencia generalizada, en Puerto Rico, desde la opinión del Dr. Pons, establece que “se está dando es una externalización de la frustración, del coraje, del disloque social, del desempleo” la forma en que se lograban resolver los inconvenientes era un tema privado, del grupo familiar, donde las dinámicas establecían el flujo de la externalización de todos estos factores hacia el interior del hogar. 

    En este momento “Hay un cambio en la esencia de la personalidad moral de nuestro pueblo, y ahora yo externalizo la culpa, desde criticar, atacar, ataco al gobierno, la iglesia, el compañero de trabajo, al supervisor” afirma el Dr. Pons. 

    Cuando se potencia este malestar individualizado y al poder externalizarlo con la capacidad y las herramientas, como armas de fuego disponibles a la venta, o métodos que facilitan el agredir o canalizar la furia a través del desprecio por la vida propia y hacia otras personas, surgen los actos actuales de violencia que ya no tienen una barrera de valores morales, generando incidentes desaforados con la probabilidad de acabar con la vida de alguien. 

    Es entendible que mucha de la violencia que se da en la sociedad latinoamericana venga de una posición de inconformidad, de frustración y necesidades, pero en comparación con naciones como Estados Unidos, “Puerto Rico, no tiene una guerra de culturas, no hay una demonización de las personas que piensan diferente” afirma el Dr. Pons Madera, y complementa diciendo que este problema surge desde “un problema de salud mental que arropa la nación, y los segmentos amplios de Estados Unidos, no se dan cuenta lo que fomentan es la destrucción de la fibra que unió a esa nación y la convirtió en la nación que es”. 

    Mucha de la rabia que se vive en el continente americano, viene desde el miedo y las ideas políticas, donde el apoyo a partidos o movimientos que generan estas brechas entre la comunidad, algunos, “apoyan el que todos tengan armas, otros apoyan la idea de que la raza blanca está siendo exterminada o reemplazada”, según el Dr. Pons, si partimos desde el hecho en sí de que estas personas están con el imaginario personal de que van a lograr una aprobación y abonar a la visión distorsionada de algunos líderes. 

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