Primeros ensayos clínicos buscan entrenar al sistema inmunológico para neutralizar el opioide en sangre antes de que llegue al cerebro. La terapia podría proteger hasta un año contra los efectos de esta droga.

El fentanilo se ha convertido en una de las mayores crisis de salud pública de nuestro tiempo. Este opioide sintético, con una potencia 50 veces superior a la heroína y 100 veces mayor que la morfina, está provocando miles de muertes por sobredosis, especialmente en Estados Unidos. Su peligrosidad radica en que una cantidad mínima puede resultar letal.
La crisis no se limita a Norteamérica, por ejemplo, en España ya se registran casos de sobredosis, muchas veces sin que los consumidores sepan que han ingerido fentanilo, ya que se utiliza para adulterar otras drogas recreativas y reducir costos de producción. Así mismo, existe un problema adicional relacionado con la prescripción médica inadecuada del fármaco.
La farmacéutica ARMR Sciences ha desarrollado una vacuna experimental que representa un giro radical en el tratamiento de las adicciones. A diferencia de enfoques tradicionales, esta inmunización busca entrenar al sistema inmunológico para producir anticuerpos específicos contra el fentanilo.
El mecanismo es ingenioso: cuando el fentanilo ingresa al torrente sanguíneo, los anticuerpos generados por la vacuna se adhieren a sus moléculas, aumentando su tamaño. Esto impide que la droga atraviese la barrera hematoencefálica y llegue al cerebro, bloqueando tanto sus efectos eufóricos como el riesgo de insuficiencia respiratoria mortal. El opioide neutralizado se elimina posteriormente por la orina.
Los ensayos en ratones han demostrado una efectividad de 20 semanas. Ahora, con el inicio de los ensayos clínicos en humanos, los investigadores estiman que la protección podría extenderse hasta un año, según declaraciones de Collin Gage, cofundador y director ejecutivo de la compañía.
El desafío técnico no era menor: el fentanilo es una molécula extremadamente pequeña, mucho más que cualquier patógeno contra el que se diseñan vacunas tradicionales, por lo que no genera respuesta inmune natural. Los científicos lo resolvieron combinando una molécula similar a la droga con una proteína transportadora.
Beatriz Salazar, coordinadora del grupo de farmacia neuropsiquiátrica de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, considera que este desarrollo "puede cambiar el paradigma en el tratamiento de la adicción al fentanilo".
Sería la primera vez que se involucra al sistema inmunológico en el abordaje de una adicción, lo que representa un paso "totalmente revolucionario".
Sin embargo, la experta mantiene una postura cautelosa. La vacuna no sería la solución definitiva al problema de las adicciones a opioides, sino una herramienta más en el arsenal terapéutico. Su mayor utilidad estaría en prevenir muertes por sobredosis.
Esta no es la primera vez que la ciencia intenta desarrollar vacunas contra drogas. En los años 70 se realizaron intentos similares contra la heroína, que fracasaron y dejaron el área prácticamente abandonada durante décadas.
Pero el contexto actual es radicalmente diferente. Han transcurrido casi 50 años desde aquellos experimentos, y la ciencia ha experimentado avances extraordinarios, particularmente en las últimas dos décadas. Aunque el progreso en el campo de las adicciones ha sido más lento, este nuevo enfoque inmunológico podría representar el impulso necesario.