Más allá de los mitos: Lo que debe saber sobre el consumo de lácteos en pacientes con reumatológicos

El aporte nutricional de los lácteos puede favorecer algunos síntomas característicos de la artritis.

María Camila Sanchez Correa

    Más allá de los mitos: Lo que debe saber sobre el consumo de lácteos en pacientes con reumatológicos

    Se ha popularizado la creencia de que los lácteos son un grupo de alimentos que deben ser reducidos, e incluso evitados por los pacientes de las enfermedades reumatológicas debido a que, presuntamente, estarían relacionados con una exacerbación de procesos inflamatorios. Sin embargo, este tipo de afirmaciones no cuentan con una sustentación científica y tampoco aplican a todos los pacientes.

    De hecho, para poder desmentir este tipo de mitos que frecuentemente encontramos en la internet, la licenciada Wanda González, nutricionista, dietista y fisióloga del ejercicio, aclaró para Artritis y Reumatología, página aliada de la Revista de Medicina y Salud Pública que, contrario a lo que se cree, una alimentación saludable incluye todos los grupos de alimentos, también los lácteos y sus derivados.

    “Dentro de los lácteos tenemos la leche, el yogur y los quesos. Se nos dice que ayudan a prevenir la osteoporosis y las fracturas, pero este grupo no solamente nos ayuda en el fortalecimiento de los huesos, sino que también ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, regula los niveles de presión arterial, ayuda con el síndrome de resistencia a la insulina, entre otros, porque dentro de su valor nutricional hay una variedad de micronutrientes necesarios en estos procesos”.

    El principal aporte de los lácteos al organismo, justamente es la lactosa, su azúcar natural, por lo que no hace falta que pensemos en la necesidad de añadir más alternativas de azúcares para hacerlos más atractivos al gusto.

    “Por ejemplo, si tomamos café todas las mañanas o si tomamos un cereal cocido con leche, naturalmente tiene azúcar, por lo que no es necesario añadirle más”, mencionó. “Recordemos que el consumo de azúcares añadidos hace que, quizá, la inflamación y los dolores articulares empeoren”.

    Y adicional a la lactosa, los lácteos son reconocidos por su importante aporte de vitaminas, minerales y proteínas que también son necesarias en los procesos de sintetización de tejidos, sensación de saciedad, la función metabólica y la producción de energía.

    Calcio: Es un componente relevante en las condiciones reumáticas gracias a que su función principal es la de favorecer la salud ósea.

    “Algunos pacientes diagnosticados con enfermedades reumatológicas tienen una predisposición mayor al desarrollo de condiciones cardiovasculares o a tener complicaciones del sistema nervioso. En estos casos, el calcio juega un rol muy fundamental, por lo que no solo favorece la prevención de fracturas y previene la osteoporosis”, añadió la experta.

    Magnesio: Se trata de un mineral importante para los huesos, que también tiene un rol fundamental para el correcto funcionamiento de las células del sistema nervioso y en la contracción muscular.

    Potasio: Favorece la regulación de la presión sanguínea.

    “En el caso de que un paciente fuese diagnosticado con fallo renal, el potasio es uno de los minerales que tratamos de restringir, sin embargo, ese tipo de decisiones se hacen más individualizadas con el especialista. Él indicará la cantidad adecuada durante el día”.

    Zinc: Es de gran ayuda para el proceso de reparación y preservación de los tejidos.

    Vitamina A: Tiene un rol importante como antioxidante, pero, de igual manera, ayuda a la salud celular y a los tejidos del cuerpo. También forma parte de las reacciones químicas y fisiológicas que nos ayudan en la producción de energía.

    Vitamina D: Es necesaria en el proceso de absorción de calcio. 

    “Podemos consumir calcio, pero si tenemos deficiencia de vitamina D, esta absorción se ve afectada porque es la vitamina D la que nos ayuda a que el cuerpo pueda usar el calcio y el fósforo de manera adecuada y mantener la integridad de la salud ósea”.

    Ácido fólico: Hace parte de los nutrientes que aportan los lácteos y es importante para las mujeres embarazadas debido a que favorece la prevención de nacimientos de niños con defectos del tubo neural.

    Asimismo, dentro de los beneficios para la población general, ayuda a la producción de células, por lo que es importante que sea parte de nuestra ingesta.

    “Es decir que al consumir un producto lácteo, no solo es calcio lo que estamos consumiendo, sino también gran cantidad de vitaminas y minerales que son necesarios para la reparación de tejidos, la preservación de la salud ósea y la generación de energía. Es decir, que todas estas vitaminas cumplen un rol importante en todo nuestro organismo”.

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