Expertos sugieren multiplicadores de riesgo cardiovascular para las enfermedades reumáticas

A través de un estudio evidenciaron que los pacientes con enfermedades autoinmunes tienen mayor riesgo de desarrollar condiciones cardiovasculares.

Luisa Ochoa

    Expertos sugieren multiplicadores de riesgo cardiovascular para las enfermedades reumáticas

    Los resultados de un estudio poblacional publicado recientemente sobre los riesgos de 12 enfermedades cardiovasculares en pacientes con enfermedades autoinmunes puede justificar una reevaluación de las guías para el manejo de riesgo, dirigidas a los reumatólogos.

    “La idea de que los pacientes con enfermedades reumáticas tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares existe desde hace muchos años”, afirmó la Dra. Nathalie Conrad, y coautores en un artículo de opinión publicado en Annals of the Rheumatic Diseases.

    La doctora fue la primera autora del estudio publicado en The Lancet, en el que se utilizaron registros de atención primaria y secundaria del Clinical Practice Research Datalink que incluían a personas diagnosticadas recientemente con alguna de las 19 enfermedades autoinmunes entre 2000 y 2017, pero sin enfermedad cardiovascular hasta 1 año después de la condición autoinmune inicial.

    "Cada uno de los trastornos autoinmunes que analizamos se asoció con un mayor riesgo cardiovascular", afirmó en una entrevista la Dra. Conrad, del Departamento de Salud Pública y Atención Primaria de la Universidad Católica de Lovaina.

    No solo aumentó el riesgo de enfermedad cardiovascular para las personas con enfermedades reumáticas en un promedio del 68 %, en comparación con las personas sin estas condiciones, sino que se observó todo el espectro de trastornos cardiovasculares.

    “Observamos aumentos en las enfermedades tromboembólicas, las cardiopatías degenerativas y la inflamación del corazón”, puntualizó la Dra. Conrad.

    Riesgo de enfermedad cardiovascular en pacientes con condiciones autoinmunes

    La idea del estudio epidemiológico surgió de la creciente evidencia de riesgo de enfermedad cardiovascular en personas con enfermedades autoinmunes, pero no lo suficiente como para apoyar el diseño de medidas de prevención específicas.

    En el estudio se examinaron las historias clínicas electrónicas de 446.449 personas con enfermedades autoinmunes y se las emparejó con 2.102.830 personas sin enfermedades autoinmunes. Entre ellas había 160.217 personas con siete enfermedades reumáticas: artritis reumatoide, polimialgia reumática, vasculitis, lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren, espondilitis anquilosante o esclerosis sistémica.

    Además de buscar cualquier indicio de enfermedad cardiovascular, la doctora y coautores analizaron 12 resultados específicos.

    Entre ellos se destacan: enfermedades ateroescleróticas, arteriopatía periférica, ictus o ataque isquémico transitorio, insuficiencia cardiaca, trastornos valvulares, enfermedad tromboembólica, fibrilación auricular o aleteo, enfermedad del sistema de electroconducción, arritmias supraventriculares, aneurisma aórtico, miocarditis y pericarditis y endocarditis infecciosa.

    Resultados del análisis en pacientes con enfermedades sistémicas

    Posteriormente, observaron mayores magnitudes de riesgo en los individuos con lupus eritematoso sistémico y esclerosis sistémica que en las personas de la población general, para quienes las probabilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular eran entre 2 y 4 veces superiores. 

    Sin embargo, todas las enfermedades reumáticas conllevan a un mayor riesgo de sufrir problemas cardiacos o vasculares.

    "El trasfondo aquí es que se podría predecir que cualquier contexto de inflamación sistémica conduciría a un mayor riesgo vascular", compartió en una entrevista el Dr. Iain McInnes, profesor de medicina y reumatología de la Universidad de Glasgow. 

    "La implicación es que bien puede haber un mayor riesgo vascular en toda la gama de enfermedades inflamatorias inmunomediadas", añadió. "Sin embargo, no debemos inferir que la magnitud del riesgo será la misma para cada enfermedad".

    Lo más curioso, observó el Dr. McInnes, es que "aún no sabemos si existe una vía final común que lleve a dañar el vaso sanguíneo o si las distintas enfermedades podrían contribuir con distintas vías".

    Determinación del riesgo cardiovascular

    La Dra. Conrad propuso en su artículo de opinión que una actualización de la guía para el manejo del riesgo cardiovascular de enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas por parte de la Alianza Europea de Asociaciones de Reumatología (EULAR) podría adaptar las puntuaciones de riesgo cardiovascular a ciertas enfermedades.

    Indicaron que la guía podría considerar un multiplicador de riesgo de 2,5 para la esclerosis sistémica, 2,0 para el lupus y 1,5 para cualquier otra enfermedad reumática.

    "Sostenemos que las recomendaciones deberían tener en cuenta esta nueva evidencia de una peor salud cardiovascular para numerosas enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas, y contemplar el cribado cardiovascular y las medidas de prevención asociadas", señaló la Dra. Conrad.

    Aunque reconocen que los multiplicadores de riesgo no son perfectos, "son la mejor opción disponible hasta que se desarrollen herramientas personalizadas de predicción del riesgo, específicas para pacientes con enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas".

    Abordaje del riesgo cardiovascular en estas condiciones

    Como antiguo presidente de la EULAR el Dr. McInnes indicó que "las recomendaciones de esta se basan en evidencia y están rigurosamente construidas sobre procedimientos operativos estándar que funcionan y han superado la prueba del tiempo. Estoy bastante seguro de que los grupos de trabajo pertinentes estudiarán estos datos y toda la bibliografía para ver si es necesario algún cambio".

    Un buen control de las enfermedades inflamatorias contribuirá sin duda a reducir el riesgo vascular, "pero no debemos suponer que será suficiente", advirtió. 

    "Todavía tenemos que ser muy cuidadosos al abordar los llamados factores de riesgo tradicionales, pero en particular pensando en la obesidad y el síndrome cardiometabólico para asegurarnos de que cuando estén presentes, los detectemos y los tratemos adecuadamente", concluyó el Dr. McInnes.

    En cuanto a quién está mejor situado para atender el perfil de riesgo cardiovascular de un paciente, el Dr. McInnes dijo: "Creo que el reumatólogo tiene la responsabilidad de asegurarse de que la mayor parte posible del espectro de la enfermedad del paciente se trata".

    Fuente consultada aquí.

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