Incorporar ejercicio tiende a mejorar la calidad de vida de quienes padecen dolencias reumáticas. Un especialista en geriatría difunde prácticas accesibles y beneficiosas.
Ejercicio físico y enfermedades reumáticas son dos conceptos que, según expertos, deben ir de la mano para mejorar la calidad de vida de los pacientes con este tipo de padecimientos.
Durante la ReumaExpo 2024, el médico especialista en geriatría, Pedro Rodríguez Ortiz, que además cursa una especialización en medicina del deporte, destacó la importancia del ejercicio como una herramienta fundamental para el tratamiento de estas enfermedades, indicando que el sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Y si yo les dijera a ustedes que hay una pastillita que uno se puede tomar a diario y tiene efectos para toda la vida. Esta pastillita tiene dos componentes, pero vamos a reemplazar muchos potes de medicamentos con una sola pastillita, esa pastillita es el ejercicio y la buena alimentación”, aseguró el especialista.
El médico, quien ha trabajado tanto en atención primaria como en geriatría, explicó que el ejercicio físico no solo ayuda a reducir la cantidad de medicamentos necesarios, sino que mejora la función articular, la flexibilidad y el equilibrio, aspectos cruciales para los pacientes con enfermedades reumáticas. Además, el ejercicio contribuye a prevenir caídas y a fortalecer los músculos, lo que es esencial para mantener la movilidad y la independencia en la vida diaria.
El especialista enfatizó que la actividad física puede ser tan simple como subir escaleras en lugar de usar el ascensor, y que el ejercicio debe ser estructurado y tener metas específicas. Actividades como el yoga y los ejercicios en silla son ejemplos de programas que pueden ser adaptados para personas mayores o con limitaciones físicas, permitiendo así que todos puedan beneficiarse de sus efectos positivos.
“Un ejemplo de cómo uno mejorar la actividad física es subir las escaleras en vez de subir al ascensor. Sin embargo, la actividad física es diferente al ejercicio, este último es un poco más estructurado y tiene metas; por ejemplo la yoga como lo que hicimos ahorita, eso son ejercicios programados que tienen una meta”, aseguró Ortiz.
Añadió que el “deporte en los pacientes reumáticos y los pacientes mayores no está contraindicado a hacerlo. De hecho, queremos que las personas vayan y hagan deporte para que disfruten, porque el deporte tiene el componente de alegría de poder compartir social y es muy bueno, tan famoso es un buen deporte que se puede hacer de bajo impacto”.
En cuanto a los tipos de ejercicio recomendados, el médico sugiere aquellos de bajo impacto, como la natación o el uso de máquinas elípticas, que reducen el estrés en las articulaciones. La meta, según las recomendaciones de salud, es alcanzar al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana, lo cual puede comenzar con sesiones de solo cinco minutos para quienes recién se inician.
El médico también abordó la importancia de personalizar los programas de ejercicio, ya que cada paciente tiene necesidades y condiciones diferentes. Recomienda que los pacientes consulten con sus reumatólogos o médicos de atención primaria para desarrollar un plan de ejercicio individualizado. Además, destacó la necesidad de involucrar a terapeutas o entrenadores para monitorear el progreso y ajustar el programa según sea necesario.
“Para comenzar, con cinco minutos es suficiente, se ha visto que tiene beneficios y con un especialista se puede hacer un programa para adultos buenísimo, te hace un calendario a la semana, con esto es clave para el ejercicio que haya balance y fuerza y lo mejor es que con una botella o una lata se puede comenzar, lo ideal es hacer 15 a 20 repeticiones”, dijo Ortiz.
El especialista aseguró que el ejercicio no debe ser visto como un obstáculo, sino como una parte integral del tratamiento de las enfermedades reumáticas. Aconsejó a los pacientes a comenzar de forma gradual y a progresar lentamente para evitar lesiones, siempre teniendo en cuenta sus propias limitaciones y condiciones de salud, en especial porque la inactividad física puede empeorar las condiciones.
Según el médico, citando a la OMS, la inactividad física se ha convertido en un problema de salud pública de gran magnitud. Este fenómeno no solo afecta la fuerza muscular y el funcionamiento del corazón, sino que también contribuye al aumento de peso y al desgaste de las articulaciones, especialmente en pacientes con enfermedades reumáticas.
La OMS, identificó la inactividad como el cuarto factor de riesgo más importante para el desarrollo de enfermedades, solo superado por la hipertensión, el tabaquismo y la hiperglucemia. Además, el sedentarismo tiene un impacto en el sistema inmunológico, debilitándose con el tiempo y ralentiza el metabolismo
En el caso de los pacientes reumáticos, la falta de actividad física puede acelerar el desgaste articular, agravando su condición. La pérdida de masa ósea es otro de los problemas asociados con la inactividad, especialmente en personas que utilizan esteroides, los cuales pueden aumentar el riesgo de osteoporosis. El médico enfatiza que, para los pacientes reumáticos, es crucial realizar ejercicios que no solo mejoren la función articular, sino que contribuyan a mantener la densidad ósea.
Ortiz asegura que el ejercicio, incluso en fases agudas de enfermedades reumáticas, puede ser beneficioso si se adapta a las capacidades del paciente. La ciencia ha demostrado que la actividad física regular, mejora la movilidad articular y reduce el dolor, lo que es esencial para mantener una buena calidad de vida en personas con estas condiciones.