La vida del Dr. Ramón Toro Torres, presidente de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico se la contamos en este artículo de MSP.
César Fuquen Leal
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
La vida del Dr. Ramón Toro Torres, presidente de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico se basa en liderar esta importante organización que propende por el cuidado de la población con enfermedades reumáticas. El Dr. Toro busca brindar una mejor calidad de vida a sus pacientes y es el precursor de una familia conformada por tres hijos y su esposa. La Revista Medicina y Salud Pública (MSP) entrevistó en exclusiva al Dr. Toro y trae la historia de vida de este prominente galeno puertorriqueño.
El inicio en la medicina de muchos doctores se debe a que en sus familias hubo mentores que se desarrollaban en este campo. Sin embargo, en el caso del Dr. Toro, en su familia no habían médicos y él rompió con esa tradición al inclinarse por esta arista del conocimiento.
La mayoría de integrantes del ilustre reumatólogo ejercen la pedagogía como profesión. Incluso, el galeno pensó en estudiar biología marina, pero, por cosas del destino, hoy es uno de los profesionales de la salud más comprometidos por la salud puertorriqueña.
“Inicialmente, mi interés había sido desarrollarme dentro de biología marina. Yo no tengo ningún familiar que haya sido médico, son educadores. En un momento dado dije: ‘¿por qué no? vamos a solicitar a la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico’. Es una oportunidad no solamente de crecimiento como persona, como humano, porque abre la oportunidad al servicio de personas que quizás son menos privilegiadas. Este es un reto continuo día a día y tuve la bendición de que fui aceptado para aquella época, que cuando yo fui lo más que habían eran 200 posiciones”, dijo el especialista.
Después de 30 años al servicio de la población boricua, el Dr. Toro desarrolla su práctica clínica en el municipio de Hormigueros en la isla. Además, hace parte del Ponce Science Health University en el área de la reumatología.
“Mi trayectoria es sobre 30 años en la especialidad de reumatología. Yo hice mi doctorado en la Universidad de Puerto Rico en 1974 al 78, hice mi internado y luego mi residencia en el Hospital de Veteranos en San Juan, Puerto Rico, entre 1978 y 1981. Después me localicé en la Universidad de Emory en Atlanta, Georgia, para hacer reumatología e inmunología; eso fue entre 1981 al 83. De allí y una vez terminé, tenía la oportunidad de quedarme en Estados Unidos, pero realmente yo decidí volver a mi isla y desarrollar mi familia en mi isla. Comencé a trabajar inicialmente en el programa de la Clínica de Veteranos de Mayagüez; eso fue en 1983 al 85 y luego pasé a la práctica privada hasta el día de hoy”, dijo el reumatólogo.
El Dr. Ramón considera que estudiar medicina es uno de sus mayores logros porque no solamente le permitió desarrollarse como profesional, sino que le permitió crecer personalmente y convertirse en el ser humano que es hoy.
“-Estudiar medicina- demostró que fue la decisión correcta porque me ha hecho un profesional completo. He pasado por toda la fase, desde estudiante a profesional en el campo de la salud y a educador. Me ha dado la oportunidad de tener experiencia investigativa clínica, así que hoy me siento muy satisfecho. Gracias a Dios que tuve ese privilegio”, expresó emotivo el galeno.
La mentoría del Dr. Edwin Mejías fue clave en la inclinación hacia la reumatología como especialización médica. Gracias a esta iniciativa, el doctor pudo viajar al exterior para formarse en esta importante rama de la medicina.
“En el hospital de Veteranos, uno de los mentores míos fue un reumatólogo de nombre Edwin Mejía y el doctor fue educador, mentor y una persona que se convirtió en referente dentro de ese campo y me llevó a mí a tomar esa decisión de formarme dentro de lo que sería un reumatólogo. Con el apoyo del director del Departamento de Reumatología, que es el doctor Martínez Maldonado, pude entrar a la Universidad de Emory en Atlanta y cumplir con el programa de reumatología e inmunología y luego volver a mi isla”, contó el Dr. Toro.
Durante su práctica clínica, el Dr. Toro busca desarrollar efectivos tratamientos para las enfermedades reumáticas más comunes en la isla como la artritis y psoriasis, condiciones que afectan a un significativo porcentaje de pacientes. Su principal pasión: ayudar a los pacientes con estos trastornos.
“Nosotros tenemos un reto grande aquí en Puerto Rico porque actualmente no tenemos un registro de enfermedades, por lo tanto la demografía de la población que padece de estas condiciones es importada de la información que tenemos de la nación americana. Toda enfermedad para una persona que está comprometida con su pueblo en el campo de la medicina es importante porque va a impactar no solamente a la persona, sino a su familia, a la economía. Por lo tanto, el médico, el galeno, tiene que tener un compromiso sincero con el servicio al paciente, tiene que establecer una comunicación clara, entendible, pero también responsable y comprometido uno con buscar toda alternativa posible de mejorarle la calidad de vida y asegurarle que la sobrevida sea lo mejor posible.
El doctor Ramón vive con su familia que, según él, ha sido un apoyo constante para desarrollarse como el eminente profesional que hoy es.
“Yo estoy casado, mi señora se llama Iris, ha sido compañera y esposa excelente durante toda mi vida. Tenemos tres hijos, dos varones y una niña. De los dos varones, uno es un militar y actualmente está con su esposa y niña en El Paso, Texas. La niña -hija del doctor- es sorda profunda, tiene actualmente 30 años y de verdad que fue un regalo a nuestra vida porque te ayuda también a tener caridad con las otras personas. Cuando tu sufres en carne propia un hijo con una discapacidad permanente y quizá un sistema no solamente educativo sino social que no está preparado necesariamente para bregar con estas persona”, mencionó emotivamente.
Además de su familia, el doctor Ramón es un apasionado por la lectura, la música y el ejercicio cardiovascular. Estas prácticas le permiten tener una vida saludable y así permanecer en la línea de batalla contra las enfermedades reumatológicas.
Para el Dr. Toro la edad no es un impedimento para seguir trabajando en pro de los pacientes de su isla y por eso cree que aún tiene bastante tiempo para servir a la comunidad y seguir beneficiándolos con sus recomendaciones, tratamientos y cuidado clínicos.
“Yo creo que ahí el que manda es Dios. Yo gracias a Dios tengo 68 años, pero yo creo que intelectualmente estoy bien y físicamente tengo mis condiciones. Yo seguiría trabajando mientras tenga el intelecto para servir, para tomar decisiones que serán correctas. Claro está, no puedo trabajar con la intensidad que lo hacía inicialmente. Hay que ir haciendo restricciones en tiempo y sacando un poquito más de espacio para ti y para los tuyos. Pero no creo que la edad sea lo determinante en un retiro”, expresó el reumatólogo.
El doctor insta a todos los reumatólogos de Puerto Rico que sigan trabajando por su comunidad para traer nuevas opciones terapéuticas para ellos y así garantizar una mejor calidad de vida para todos.
“Aunque somos una asociación de personas ya maduras, tenemos también una camada hoy de reumatólogos que son los valientes posiblemente de la historia de quedarse aquí en Puerto Rico bajo las circunstancia que estamos viviendo y se quedan para servir a su pueblo. Tienen el apoyo de nosotros, las personas no tan jóvenes, que tenemos más y más experiencia y compartimos con ellos la sabiduría que adquieres en el camino”, puntualizó el Dr. Ramón Toro en diálogo con MSP.