Cada día los niños están más expuestos a información en las redes sociales.
A propósito del suicidio de una niña de nueve años, la catedrática asociada del colegio de educación de la Pontificia Universidad de Puerto Rico y presidenta electa de la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico, la doctora Patricia Landers Santiago, comenta que: “el suicidio en niños no es común, aunque se trata de algo que puede suceder”, sobre todo porque cada vez los niños están más expuestos a información a través de las redes sociales sin supervisión de los adultos. Los niños, al igual que los adultos, experimentan emociones, por lo que los adultos son los que deben observar cómo manejan los niños sus emociones.
El aspecto emocional no es tan obvio como lo podría ser el maltrato físico, pero esto no significa que no sea prioridad al investigar un caso. En cuanto al concepto de la muerte, los niños de esta edad tendrían la capacidad de entenderlo si alguien se los explica.
Es importante llegar al nivel de los niños y tratar de entender cómo ellos comprenden el concepto de la muerte. Muchos adolescentes expresan querer morir, pero al preguntarles de forma específica, ellos tienden a responder que no es lo que desean. Por eso, el adulto debe darle educación al adolescente para que comprenda cómo lo que verbaliza tiene una carga o responsabilidad, indica la doctora Landers.
Los niños también pueden sufrir depresión, lo cual dependería de muchos factores, incluso orgánicos, en los que se requiera de medicación, pero el suicidio no es común en los niños, aunque sí tienen otros tipos de conductas para llamar la atención.
Cuando los niños no obtienen una respuesta, ellos intentan buscársela, pero no se sabe si la respuesta es verdadera o una creencia errónea.
En muchos menores puede prevalecer un sufrimiento, pero los adultos no se percatan de ello, ni de las experiencias de los niños, por lo cual se trata de un mundo interior que no es visible, pero sobre el que se debe indagar.
En los niños de edad escolar es importante mantener una rutina. Si los niños están acostumbrados a asistir a la escuela, es muy extraño levantarse un día y no acudir, pues, esto ocasiona inestabilidad, la cual se traduce en una inestabilidad emocional. Lamentablemente, no todos los niños tienen apoyo de un adulto que indague en sus emociones.
“Hay que ver cómo están manejando los niños la inestabilidad”, afirma la doctora Landers, pues el futuro depende de los niños, quienes se pueden convertir en adultos que no van a saber manejar una situación de manera asertiva.
Algunos niños pueden expresar cómo se sienten, mientras que otros no y dependen de un adulto que los observe y tome acción, puntualizó la doctora Landers.
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