Cómo detectar un ataque de ansiedad y qué hacer frente a él

Aproximadamente el 30% de la población ha tenido una crisis de pánico alguna vez en su vida, pero gran parte de estas personas no han sabido reconocerla.

Valentina Diaz Ospina

    Cómo detectar un ataque de ansiedad y qué hacer frente a él

    La ansiedad es una respuesta fisiológica, cognitiva y conductual del organismo. Donde se experimentan una serie de síntomas físicos, como el aumento de la tasa cardiaca o la sudoración; cognitivos, como las preocupaciones, y conductuales, que se presentan principalmente en la evitación de determinadas situaciones que nos resultan amenazantes, y que pueden provocar la aparición de los síntomas que acabamos de comentar.

    Un “ataque” suele hacer referencia a lo que en psicología y psiquiatría se llama un ataque de pánico, que en clasificaciones más antiguas eran conocidos como crisis de angustia, y que actualmente también se conocen como ataques de ansiedad. Pese al nombre esta afección no llega a considerarse un trastorno de ansiedad, pero sí es cierto es que la sufren muchas personas. 

    ¿Qué es un ataque de pánico?

    Un ataque de pánico es la aparición súbita de una serie de síntomas. Los más comunes son: aumento de la frecuencia cardiaca, sudoración, mareo, sensación de ahogo y presión en el pecho. A su vez se produce un síntoma cognitivo que es la creencia de que a uno le está pasando algo muy malo, que le está dando un ataque al corazón o que se está en presencia inminente de la muerte. Esto ocurre de forma muy rápida y tiene una duración corta. Suele alcanzar su pico máximo entre los siete y 10 minutos, y después remite.

    Los síntomas fisiológicos que se producen en un ataque de pánico son realmente una respuesta de alarma del organismo que, normalmente, debería desencadenarse ante un peligro ineludible. Esos síntomas son los que preparan al cuerpo para reaccionar y evitar el peligro, luchando o huyendo. Es decir, es una respuesta orgánica y adaptativa que históricamente le ha servido al ser humano para protegerse.

    Los problemas que genera

    El problema en los ataques de pánico es que el organismo desencadena esa respuesta en un momento inapropiado, como si fuese una falsa alarma. Se activa el mecanismo sin que haya un peligro real a la vista. La exposición a estresores cotidianos crónicos como son el exceso de trabajo, el exceso de responsabilidades, las dificultades económicas, entre otros, pueden aumentar los niveles de ansiedad. Provocando que se presenten más estados de nervios, que las personas les den más vueltas a algunas ideas, que no se logre un buen descanso o que el sueño sea interrumpido varias veces durante la noche y no se pueda descansar bien. Estos niveles altos de ansiedad pueden hacer que el sistema de alarma se active en ausencia de un peligro real, y aparezca lo que se ha denominado como un ataque de pánico.

    El principal problema de los ataques de pánico es la interpretación que se hace sobre los síntomas físicos que la persona está experimentando, ya que cree que son muy peligrosos y que pueden ocasionar la muerte. Cuando la persona es capaz de cuestionar esas interpretaciones erróneas y es consciente de que realmente esos síntomas no son peligrosos, que no le van a provocar la muerte, y que la presión en el pecho no es porque esté sufriendo un infarto, sino simplemente por la presión muscular, la sintomatología física acaba.

    ¿Cómo distinguir un ataque de pánico con uno cardiaco?

    Si en el momento en que se está sufriendo esa intensa sintomatología la persona que lo padece cuestiona la peligrosidad de esos síntomas y sus consecuencias y la sintomatología empieza a disminuir en los próximos minutos, es que efectivamente se trata de un ataque de pánico.

    Es efectivo intentar desviar la atención de los síntomas. En estudios científicos que hemos realizado, algunas personas que han sufrido ataques de pánico nos explicaban que a ellas les resulta útil, por ejemplo, jugar a algún juego en el móvil que requiera concentración. Es decir, cualquier actividad que desvíe la atención de los síntomas y esa interpretación catastrofista de ellos. Una atención focalizada en la respiración, siendo esta suave y lenta, también puede ayudar.

    ¿Cómo prevenirlos?

    Cuando pase por primera vez, no se debe evitar las situaciones que lo han desencadenado por miedo a que vuelva a ocurrir. Esto puede acentuar el problema. También recomendamos llevar a cabo de forma cotidiana ejercicios o actividades que ayuden a relajarnos, a concentrarnos en el momento en el que estamos, en el presente y en todo lo que nos rodea, hacer actividades de ocio, gratificantes; es decir, todo aquello que ayude a rebajar los niveles de ansiedad que sufrimos en nuestra vida cotidiana.

    Factores de riesgo

    En algunos estudios científicos los factores de riesgo que se han asociado a los problemas de ansiedad, entre ellos los ataques de pánico, son: tener una edad joven, los problemas de salud física, ser mujer también aumenta el riesgo, la insatisfacción en el trabajo o las dificultades económicas, entre otros. 

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