Infección de la piel causada por las bacterias estafilococo y estreptococo, la cual afecta a niños entre los dos y los seis años de edad.
El impétigo es una infección de la piel causada por las bacterias estafilococo y estreptococo. Generalmente, afecta a niños entre los dos y los seis años de edad y comienzan a través del contacto de la bacteria con alguna grita en la piel como un corte, rasguño o picadura de insecto.
La infección también puede contagiarse cuando se entra en contacto con esas llagas o el líquido contenido en ellas.
Evolución del impétigo en la piel
El impétigo puede atacar la piel de cualquier parte del cuerpo, aunque los principales focos de infección son aquellas zonas más expuestas al ambiente como el rostro, los brazos y las piernas.
Las llagas comienzan a aparecer en un lapso de 10 días después del contacto con la bacteria. En un principio, las llagas son pequeñas y rojizas, aunque conforme pasa el tiempo se van abriendo, desprendiendo líquido o pus durante algunos días y finalmente se forma una costra mientras sana sin dejar cicatriz alguna.
Factores que aumentan el riesgo de infección
Tratamiento del impétigo
Generalmente, la infección se trata con antibióticos tópicos u orales, dependiendo de la extensión de las llagas. La curación inicia un par de días después al inicio del tratamiento.
Es importante seguir al pie de la letra las indicaciones brindadas por el profesional, ya que una interrupción o una mala práctica puede desarrollar una infección cutánea más grave, de ahí la importancia de acudir con un especialistas y evitar la automedicación o remedios caseros.
Evita que el niño se rasque las lesiones, ya que podría empeorarlas y retrasar su curación Sin embargo, procura mantenerle las uñas cortas y limpias para reducir los riesgos de propagación o empeoramiento de la infección.
Prevén el impétigo
Mantén la piel del niño limpia y procura la correcta práctica del lavado de manos y el baño del cuerpo. Presta una atención especial a las heridas como las mencionadas anteriormente, y evita el contacto de tu hijo con personas que tengan la infección.
Otra manera para evitar contraerlo, es evitar compartir elementos de higiene personal como jabones o toallas, o prendas como sábanas, cobijas o incluso la ropa.