Puedes enseñarle los colores a tu bebé con ejercicios que le permiten distinguirlos y enriquecer su cerebro con nuevos conceptos.
La mejor manera de motivar la inteligencia infantil es a través de objetos nuevos y de grandes contrastes. Lo ya experimentado no estimula, ya que es conocido y no supone ningún esfuerzo adicional.
Al contrario, contemplar un objeto nunca visto antes es estimulante para el niño porque obliga a su cerebro a encontrar relaciones nuevas, rebuscar en los recuerdos.
Aquí te ofrecemos cinco consejos para que los pongas en práctica con tu bebé.
Cuelga figuras de colores en la pared
Pídele a tu hijo/a que nos vaya señalando los colores que nosotros mismos le indiquemos. Gracias a este sencillo ejercicio el pequeño irá asimilando cada uno de los colores que le propongamos. Una vez que conozca los más básicos (rojo, amarillo, verde, azul...) intentemos enseñarle otros nuevos más difíciles (malva, gris, cobre...).
Identificar los colores de la ropa que llevamos cada uno en casa
Así, podemos preguntarle, por ejemplo, de qué color es nuestro pantalón o nuestra blusa, o cuál es el color de su pijama favorito. A continuación podemos pedirles que nos digan cuál le gusta más.
Juega con los disfraces
Con una sábana verde, por ejemplo, podemos convertirnos en una simpático árbol verde. Y si nos vestimos todo de rojo, seremos un tomate rojo.
Colores en la cocina
Coge unas cuantas piezas de fruta. Dile a tus hijos que te vayan diciendo qué es cada cosa y el color que le caracteriza: una manzana, roja; una pera, verde...
Pintura de dedos
Jugar a pintarse las manos de un color, permite que que tu hijo entre de un modo más directo con los colores e, incluso, podremos proponerle que con sus botes de pinturas trate de conseguir gamas nuevas y pintarse así cada mano de un color diferente.