Mal de altura: signos y complicaciones como edema cerebral o pulmonar debido a entornos de gran altitud

El mal de altura puede afectar principalmente al cerebro y a los pulmones, lo que puede llevar a complicaciones graves como el edema cerebral y pulmonar.

Jose Ibraim Alape

    Mal de altura: signos y complicaciones como edema cerebral o pulmonar debido a entornos de gran altitud

    El mal de altura o enfermedad de las alturas, también conocido como mal agudo de montaña, se desencadena por la falta de oxígeno en entornos de gran altitud. Esta enfermedad se desarrolla en algunas personas que viven en altitudes superiores a unos 3000m durante meses o años y las señales usualmente pueden variar desde dolores de cabeza leves hasta complicaciones potencialmente mortales como el edema cerebral y pulmonar que comienzan con signos leves como mareos o náuseas no atendidas.

    Síntomas y factores de riesgo del mal de altura

    Los síntomas comunes del mal de altura abarcan dolor de cabeza, cansancio, náuseas, irritabilidad y pérdida de apetito. En casos más severos, la dificultad respiratoria, la confusión e incluso el coma pueden manifestarse. Factores como la velocidad de ascenso, la altitud alcanzada y la altitud para dormir son determinantes en la probabilidad de desarrollar mal de altura.

    Órganos afectados y complicaciones del mal de altura

    Los órganos más afectados son el cerebro, que puede experimentar el mal agudo de montaña, y los pulmones, propensos al edema pulmonar de las alturas. El edema cerebral de las alturas (HACE) y el edema pulmonar de las alturas (HAPE) representan complicaciones graves que requieren atención inmediata.

    Diagnóstico y evaluación médica para diagnosticar la enfermedad de alturas

    El diagnóstico se basa en gran medida en los síntomas, y la evaluación médica puede incluir radiografías de tórax y mediciones de oxígeno en sangre. La identificación temprana de complicaciones, como el HACE y el HAPE, es crucial para un tratamiento eficaz.

    Mal de montaña crónico o Enfermedad de Monge

    Aunque el mal de altura generalmente se asocia con ascensos rápidos, algunas personas desarrollan enfermedades relacionadas con la altitud después de períodos prolongados en elevadas altitudes, razón por la cual algunos la llaman también "enfermedad de Monge" debido a los usuales sitios de confinamiento que tienen estas personas por su vocación. caracterizada por síntomas reconocidos como "comunes" pero que incluyen fatiga, dificultad para respirar y cianosis.

    Prevención y aclimatación a las alturas

    La prevención del mal de altura implica ascensos graduales y un control estricto de la velocidad de ascenso. La aclimatación, un proceso en el cual el cuerpo se adapta a altitudes mayores, es esencial. El ritmo de ascenso, la ingesta de ciertos fármacos y medidas generales, como evitar esfuerzos extenuantes y mantener una buena hidratación, contribuyen a prevenir este problema de salud.

    Tratamiento y medidas de emergencia frente al mal de alturas

    En casos leves, detener el ascenso y tratar los síntomas con medicación puede ser suficiente. Sin embargo, para mal de montaña agudo grave o de lenta resolución, el descenso a una altitud menor y el tratamiento con fármacos son esenciales. En situaciones más críticas, como el HACE y el HAPE, el descenso inmediato a baja altitud y la administración de oxígeno suplementario son cruciales.

    El mal de altura es una realidad en las grandes altitudes, pero con una comprensión profunda de sus desencadenantes y medidas preventivas adecuadas, se puede minimizar el riesgo. La exploración de terrenos elevados requiere una combinación de preparación física, conocimiento médico y respeto por los límites del cuerpo humano.

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